Fulgencio Gil ha explicado que el actual alcalde también ha acusado a través de sus redes sociales a compañeros del Pleno de haber estado “riéndose, incitando y alentado actos violentos” y que “no le habían llamado”. “Le exijo”, apunta Gil, que identifique con nombres y apellidos a qué concejales se refiere. “Eso es falso, totalmente mentira. Mateos ni pisó ayer el salón de Plenos. Nosotros estuvimos con los ganaderos en su marcha de protesta y a las 9:55 estábamos en nuestros escaños del Pleno”.
Mientras tanto, Mateos estaba encerrado desde primera hora de la mañana en una habitación rodeado de protección policial, ni pisó el salón de plenos en toda la mañana. “No tiene la menor idea de lo que sucedió allí. Ningún concejal del PP hizo esas cosas que dice Mateos. Lo que ha dicho es absolutamente falso y demuestra una notable cobardía. No es propio de quien ocupa la Alcaldía de Lorca. Este es el recurso de los cobardes y los inoperantes, y lamento tener que emplear estas palabras a los que me veo obligado por sus ataques. No vamos a consentir que se ataque y vilipendie gratuitamente al Partido Popular, hasta ahí podíamos llegar”.
Gil Jódar ha subrayado que el problema de base es que el conflicto sigue sin resolverse. ¿Se van a poner a trabajar y van a volver a la mesa de negociaciones? El sector ha condenado también los altercados desde el primer momento. Este problema afecta a miles de familias. “No hablamos de un sector intransigente, hablamos de trabajadores del campo que lo primero que hicieron fue aceptar la ampliación de distancias entre granjas. Mateos está adoleciendo de falta de empatía y diálogo. Rechazo lo ocurrido y me preocupa que el problema siga sin resolverse”.
“Nosotros –añade Gil- hemos apoyado las legítimas reivindicaciones del sector ganadero, como otros partidos han defendido a otros colectivos. No se puede trasladar la responsabilidad de una modificación urbanística iniciada por el actual alcalde a otras administraciones, me parece una tomadura de pelo”.
La realidad es que el actual Gobierno local “no respetó” el acuerdo alcanzado con los ganaderos, que se sienten engañados. Se pactó un periodo transitorio que no se ha respetado. La modificación tenía que haberse ceñido a la ampliación de las distancias, pero han creado una maraña jurídico-administrativa que lo bloquea todo, concluye Gil.