El caso que nos ocupa, el del aislamiento en concreto, o sea, el aconsejado distanciamiento social dictado por las autoridades sanitarias competentes en la materia, ha demostrado en Lorca como se puede vivir para evitar posibles contagios que puedan devolvernos al odiado confinamiento casero.
Para ello, en plena Calle Corredera situada en el centro de la Ciudad del Sol, la propietaria del conocido y popular Bar Jarique –Ana Salas- ha puesto en valor su creatividad situando cuatro maniquíes en la barra del establecimiento que sirven como perfectos separadores de la clientela que habitualmente acude a este emblemático lugar hostelero. Sin duda, una vez más, la innovación viene a paliar el sufrimiento. ¡Enhorabuena Ana!