La estupidez es sin duda la nota dominante en la vida del arzobispo de Valencia, Antonio Cañizares.
No ha sido la primera vez , ni será la última que de su boca sale una chorrada.
En la última, en la que de nuevo ha ido contra el aborto, ha utilizado la fabricación de esa vacuna tan esperada contra el coronavirus.
Así, el pasado domingo en su homilía en la misa del domingo donde se celebraba la festividad del Corpus Christi, al obispo se le ocurrió decir: "Nos encontramos con la dolorosísima noticia de que una de las vacunas se fabrica a base de células de fetos abortados. Así de claro. Y eso es inhumano, eso es cruel, y ante eso no podemos alabarlo ni bendecirlo, todo lo contrario".
Sin duda la idiotez prima en el seno de esta iglesia trasnochada que utiliza los púlpitos para sumarse a la difusión de bulos.
Pero Cañizares, polémico donde los haya fue más al afirmar que, "el demonio existe en plena pandemia, intentando llevar a cabo investigaciones para vacunas y para curaciones" argumentándolo con estas palabras: "Podemos luchar con otras maneras de actuar, a favor del hombre, no contra el hombre, y eso es ir en contra del hombre, eso es despreciar al hombre mismo, primero se le mata con el aborto y después se le manipula para ¡qué bueno, mira qué bien! ya tenemos una vacuna. No señor, tenemos una desgracia más, obra del diablo. Eso es lo que quiere el diablo".
Flaco favor el que le hace a esta sociedad este personaje que parece salido con sus monólogos del Club de la Comedia.