Caminando por la orilla del Tíber, llego a la sinagoga. Una mezcla de tristeza, desarraigo y rabia histórica empieza a punzar mi alma, pero la voz de quien dirige nuestra larga caminata, interrumpe mi dolorosa meditación: En estas olambrillas de bronce pueden ver el nombre de la familia que fue deportada durante el holocausto…Las palabras del guía se desvanecen y ya, cuando nuestros pasos se encaminan por la Vía Capo di ferro hacia la Iglesia de los Españoles, la de Monserrat y Santiago, imagino Tercios españoles, artistas españoles, funcionarios españoles que pulularon por esas calles. Regreso a la olambrilla de metal y en mi mente se dibuja un azulejo blanco y azul que, entre las baldosas de la ciudad de Toledo, capital de tres culturas, representa una palabra: VIDA.