Se trata del proyecto de colaboración “más ambicioso” dentro del ámbito naval de defensa europeo, un proyecto que “supone consolidar” a la compañía en la vanguardia tecnológica y que abre oportunidades de exportación y de impulso del tejido industrial.
La corbeta europea será “una plataforma inteligente, innovadora, sostenible, interoperable y flexible”, preparada para los retos presentes y futuros que requiera el siglo XXI. Será un buque totalmente preparado para llevar a cabo diversas misiones, principalmente destinadas a mejorar la vigilancia marítima, la superioridad en la mar y la proyección de la fuerza, “particularmente” en el contexto de operaciones en tiempos de paz como la lucha contra la piratería y el contrabando, así como aquellas dedicadas a la asistencia humanitaria, al control migratorio y a la garantía de la libertad de navegación. Con unas dimensiones aproximadas de 100 metros de eslora y 3.000 toneladas de desplazamiento, podría sustituir, a partir de 2027, varios tipos de buques, desde patrulleros hasta fragatas ligeras.
Los requisitos de diseño de estos buques, que “combinarán soluciones comunes y modulares para permitir su adaptación a los requisitos nacionales”, serán definidos por las marinas participantes en el proyecto durante este año 2021.
El proyecto tendrá un alto componente de I+D, con vistas a soluciones innovadoras para facilitar “el codesarrollo, la interoperabilidad, la eficiencia de los buques en las operaciones y la gestión digital de los datos”. En el ámbito industrial, NAVIRIS y NAVANTIA actuarán totalmente coordinados con Fincantieri y Naval Group.
El proyecto, que podría recibir financiación europea, cuenta hasta el momento con la participación de 4 países: Italia, como coordinador, Francia, España y Grecia, aunque el objetivo es incluir a otros socios europeos, de tal forma que se consiga una mayor cooperación industrial de las empresas europeas de defensa.