Secar la pechuga de pollo con papel de cocinar y retirar los posibles restos de grasa, piel o hueso. Calentar un poco el caldo o agua en un recipiente adecuado con tapa y disolver el miso con una pizca ligera de sal.
Colocar la pechuga dentro, llevar a ebullición y bajar el fuego. Retirar las impurezas que puedan surgir en la superficie. Tapar y mantener la cocción sin dejar que hierva durante unos 20 minutos.
Es preferible comprobar el punto de cocción interno con un termómetro; debe alcanzar los 65ºC en la parte más gruesa. El tiempo puede variar entre 15-30 minutos, dependiendo de la temperatura del líquido y el tamaño de las piezas. Lo ideal es mantener la potencia justo por debajo del punto de ebullición.
Batir en un cuenco los ingredientes del aliño, usando el propio líquido de la cocción pasado por un colador, o agua. Probar el punto y añadir más o menos mostaza, un poco de miel o salsa de soja al gusto.
Cortar el pollo en medallones no muy gruesos, añadir pimienta negra y servir con la salsa y, si se desea, semillas de sésamo. El caldo sobrante se puede filtrar y guardar en la nevera unos días o congelar; es estupendo para sopas asiáticas.sta pechuga de pollo jugosa al miso es muy versátil, ya que se puede tomar recién hecha en caliente, templada o fría, en una ensalada. Acompaña bien verduras, pasta, arroz, cuscús, mijo... también queda muy rica en una sopa o como relleno de bocadillos, tortillas de trigo o maíz o sándwiches con buen pan integral