‘Me quema en la boca’ es una obra enfocada a explicar de forma transparente y neutral la etapa más oscura de nuestra historia reciente. Ubicada en las calles de Barcelona, muestra el asedio a la, entonces, capital del anarcosindicalismo. Entre las páginas de esta novela con tintes bélicos se narra la historia de dos familias enfrentadas por su ideología. Desde la perspectiva de estas dos familias, Roser Guerrero, retrata la realidad de este momento histórico, desde distintos enfoques. A la par que refleja la dureza del frente de guerra, especialmente sangriento en Cataluña; trata de profundizar en los daños colaterales de esta guerra: los bombardeos sobre la población civil, el hambre, las traiciones, los abusos y las ejecuciones.
Publicada en el Círculo Rojo Grupo Editorial, el lector va a encontrar un recorrido por las agrietadas calles de una Barcelona asediada por las bombas. Desde un punto de vista objetivo, la autora retrata la historia de un amor incondicional, salpicado por una guerra que a día de hoy muchos no entienden. Inspirada por la curiosidad de la propia escritora en ahondar en un conflicto bélico que, por edad, no vivió; con la intención de explicar de una forma transparente y renovada una guerra cuyas heridas aún siguen abiertas. Sin posicionamientos políticos y con pequeños toques de humor que ayudan al lector, a evadirse de la dureza de los hechos que relata, aquellos que se atrevan a redescubrir este trazo de historia, no quedaran indiferentes.
Roser Guerrero Jiménez empezó a escribir con 16 en el periódico local de Igualada, ahora a sus 52 años, ha dedicado cinco años de investigación, robándole minutos al tiempo, para explicar este momento gris de nuestra historia a las nuevas generaciones.
SINOPSIS
Cuando la guerra española estalló, nadie imaginó que todo podía cambiar en magnitud tan dantesca. Cataluña cerraría sus filas con casi un cinco por ciento de desaparecidos, según el censo de 1936. Barcelona, en calidad de fortaleza del anarcosindicalismo, fue castigada sin piedad. Uno de los primeros y más sangrientos escenarios de los bombardeos sobre la población civil llevados a cabo.
El avispero que surcaba el cielo catalán, dentro de un monólogo constante en el aire, entre bocado y bocado que las tropas del bando nacional iban dándole a la Segunda República; la explosión de ideales entre las propias familias despierta antipatías llevadas a extremo que salpicarán de sangre el alma de muchos españoles.
Me quema en la boca arde con leños de amor, humillación, política y traición. Prendidos, a veces, desde un giro coloquial, jocoso y peculiar.
AUTOR
Roser Guerrero Jiménez. Nació en una España de NO-DO, un año declarado Internacional de los Derechos Humanos por la Organización de las Naciones Unidas; de cambios, bisiesto y tormentoso. El mismo año del asesinato de Martin Lutter King y de Robert F. Kennedy. En una Barcelona no menos revuelta; con el avistamiento de un ovni y la repercusión directa del movimiento estudiantil francés contra la dictadura. Como consecuencia de la agitación astral de aquellos días, vino al mundo cargada de hiperactividad, curiosidad e intuición, el quinto mes del año. Eso también marcaría su ADN y su futuro profesional —por aquello de ser el mes de las flores—, trabaja en un gran invernadero. No conjuga el mundo sin libros, y le fascina el arte en cualquiera de sus extensiones. Estudió Técnico Especialista en Delineación Industrial. Sin embargo, chapoteó un tiempo en esa fantástica carrera que es la Filología Hispánica —su verdadero amor platónico—. Donde tuvo la oportunidad de formar parte del equipo de creación, dirección y colaboración de la revista universitaria Logos. Colaboró con la
revista El Brot de Barcelona y, en pequeñas aportaciones, en el periódico local de Igualada, donde reside actualmente. Culpable de la aparición del libro Versos para un adiós, que corretea por las estanterías de algunas casas desde hace casi treinta años, se sumerge ahora, envenenada por su vena más fisgona, en la historia más cruenta de nuestra España. Ama la libertad, el respeto a todo ser vivo y está, por consiguiente, contra toda discriminación social, sea de la índole que sea. Me quema en la boca es ese vértice crítico que pone el acento en su trayectoria.