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'La Anunciación del retablo de Sant Martí Sarroca', por Pedro Cuesta Escudero autor de El retaule gòtic de Sant Martí Sarroca
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"La Anunciación del retablo de Sant Martí Sarroca", por Pedro Cuesta Escudero autor de El retaule gòtic de Sant Martí Sarroca

sábado 15 de julio de 2023, 08:03h

En el retablo de Sant Martí Sarroca hay, además de la predela, doce casas o cuadros donde están representados los Siete gozos de la Madre de Dios (La Anunciación, La Natividad, la Epifanía, La escena de la Resurrección, La Ascensión, Pentecostés y la Coronación de la Madre de Dios) y cinco escenas de la vida de Jesús, concretamente de su pasión y muerte (La Última Cena, el Prendimiento, la Flagelación, el Calvario y el Cristo de la Piedad), en un intento de igualar el protagonismo de los dos personajes y, en el cual, podemos contemplar el contraste entre los momentos más gozosos de la Virgen María y las escenas más dolorosas de Jesús. Siempre desde el punto de vista humano, que es el que más impresionaba a la gente sencilla que acudía a los actos litúrgicos.

'La Anunciación del retablo de Sant Martí Sarroca', por Pedro Cuesta Escudero autor de El retaule gòtic de Sant Martí Sarroca

Los Gozos de la Madre de Dios

La palabra “gozo” viene del latín “gaudium”, que significa alegría, satisfacción, goce. Y la Virgen María, como cualquier ser humano, tuvo, al lado de situaciones dolorosas, momentos vitales gozosos y en la Edad Media es cuando se generalizaron y desarrollaron con gran fuerza los gozos. Recordemos al Arcipreste de Hita, al Marqués de Santillana, Las cantigas de Santa María de Alfonso X el Sabio o Plant Nostra Dona Santa María de Ramón Llull. Desde el punto de vista literario Los Gozos son una composición poética de versos heptasílabos en catalán y octosílabos en castellano. Tanto en Aragón como en Cataluña había una gran variedad de gozos marianos, particularmente dentro del folklore popular. Era una forma de liturgia popular de autoría anónima que se practicaba en actos de devoción colectiva, en fiestas patronales, en procesiones, en novenarios… En Llibre vermell del monasterio de Montserrat se recoge que ya en el siglo XIV los romeros iban a los santuarios marianos y cantaban Los Gozos, al tiempo que danzaban en círculo.

La Anunciación

En el ámbito cristiano se conoce como Anunciación o Salutación angelical al episodio de la vida de María en que el arcángel San Gabriel anuncia que será madre de Dios. No hay gozo mayor en una criatura humana que la noticia de ser madre de Dios. La más antigua referencia conocida de este episodio se encuentra en el evangelio de Lucas; los otros tres evangelios canónigos no lo mencionan. El evangelio de Lucas (1, 28-35, 38) refiere que el arcángel Gabriel se apareció a María y le comunica la buena nueva de esta manera:

-Dios te guarde llena de la gracia del Señor. Él está contigo.

Ella se turba al oír estas palabras y piensa por qué la saluda así. El ángel le dice:

-No tengas miedo, María, Dios te ha concedido su gracia. Tendrás un hijo y le pondrás el nombre de Jesús. Será grande y lo llamarán Hijo del Altísimo. El Señor Dios le dará el trono de David, su padre. Reinará para siempre sobre el pueblo de Jacob y su reino no tendrá fin.

María pregunta al Ángel:

-¿Cómo podrá ser si yo soy virgen?

El ángel le responde:

-El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el fruto que nacerá será santo y le llamarán Hijo de Dios.

María contesta:

-Soy la esclava del Señor: que se cumplan en mí tus palabras.

Esta escena se reproduce en innumerables retablos. También en la pintura renacentistas, donde destaca la deliciosa Anunciación de Fray Angélico.

La Anunciación del retablo de Sant Martí Sarroca sigue fielmente la fórmula italo-gótica. En medio y en primer plano hay un jarrón con lirios, que divide la escena en partes iguales, a la izquierda el arcángel y a la derecha la Virgen María. Los lirios evocan la pureza virginal de María. A pesar de ser una mera referencia espacial vemos una fantástica arquitectura de estructuras esquemáticas y de perspectivas convencionales que contribuye a la armonía del conjunto.

María es una joven que está sentada en un arca situada encima de una tarima y recibe el anuncio con los brazos plegados en actitud devota y con la cabeza ligeramente inclinada. Estaba leyendo un libro que está encima de un adornado atril de madera clara. Algunos exégetas explican que el libro alude al conocimiento y meditación de las Sagradas Escrituras y que en aquel momento podría estar meditando sobre las palabras del profeta Isaías:

-La joven que ha de parir tendrá un hijo (Isaías 7, 14)

La actitud del arcángel es de reverencia, flexiona la rodilla derecha y sostiene una banda donde hay escritas palabras de saludo: “Ave María gra(tia) plena”. No hay diálogo. Cada personaje está concentrado en su vida interior. Tanto María como Gabriel tienen la cabeza nimbada.

La escena es delicada y llena de espiritualidad y de misticismo. Se trata de una composición de gran armonía de colores. María aparece vestida con una túnica (omoplorium) abierta por delante de color rojo, y con un moteado manto de color azul oscuro. El azul es el color de la inmaterialidad y de la pureza, una cosa que viene de un mundo superior, de un mundo espiritual. El azul también simboliza la desafección a los valores de este mundo.

La figura del Padre Eterno aparece a escala reducida en el ángulo superior izquierdo sobre el marco de la composición, casi fuera de la escena. Del Padre Eterno parten rayos de luz que toca la paloma del Espíritu Santo e ilumina la cara de María, su escogida. La presencia de la divinidad elimina cualquier duda respecto a la virginidad de María y la materialización de la trayectoria del Espíritu Santo hace pensar en el cordón umbilical de naturaleza divina mediante el cual se considera a María como una vía o conducto por donde se trasvasa el cuerpo de Jesús.

En este caso el arcángel arrodillado delante de María, más que anunciar la voluntad de Dios, se convierte en testigo de la Encarnación, o sea, deja de ser un elemento activo en la escena. Visto desde este ángulo, en lugar de la Anunciación, lo que se representa con la intervención divina es la Encarnación.

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