La caída del intocable comenzó con las filtraciones a los medios de comunicación que se fueron sucediendo a partir del accidente de Botsuana, aparece Juan Carlos de lante de un matar elefante abatido. Luego seguiría con aquel: "Lo siento, me he equivocado, no volverá a suceder", preambulo de las informaciones que se irían sucediendo y a través de las que salieron a la luz las comisiones millonarias que había venido recibiendo.
Entre estas conocimos que Juan Carlos I, llenaba sus bolsillos de petrodólares cada vez que los españales llenábamos el tanque de gasolina, y su supueta mediación en la venta de las acciones del Banco Zaragozano, al Barclays Bank, de la mano de " Los Albertos".
Ekaizer desgrana además la actuación de la Justicia, que trajo consigo la absolución de los implicados en la venta o aquella otra en la que la infanta Elena parecía no tener nada que ver en el caso Noos.
El autor habla también de los supuestos regalos de millonarios a las cuentas opacas en del monarca en Suiza que conocimos tras la ruptura del Rey emérito con Corinna. Supimos así de los 60 millones de euros que regalara su amante y que tras romper con ella quiso recuperar. Descubrimos que entregó otros 12 millones de euros más a Corinna que también le entregó para comprar y reformar un apartamento en Londres y los apartamentos que había adquirido en Suiza.
Luego numerosos medios documentaron para verguenza de todos, las millonarias operaciones que llevó a cabo, los continuos movimientos de dinero más propios de un traficante que de un Jefe de Estado que se llevaron a cabo en distintos bancos de distintos paises banco en banco y de país en país, para evitar pagar impuestos en el país a cuyos ciudadanos aleccionaba cada navidad y sufrían la crisis.
Hace hincapié en como es la justicia suiza la que a diferencia de la española mete mano en un asunto que debiera haberle sentado en el banquillo de los acusados y como es el fiscal suizo Bertossa el que explota penalmente el asunto, preguntándose "a cuento de qué se pagaba todo este dinero que recibía el rey emérito, cuáles eran los servicios prestados, apuntando todas las investigaciones al asunto de la construcción del AVE entre las ciudades saudíes de Medina y La Meca, que el gobierno del país arábigo adjudicó a favor de empresas españolas, con el inevitable Villar Mir de protagonista", como bien dice en un artículo Alberto García.
En la obra se abordan temas como la corrupción, los presuntos delitos para taparla como el blanqueo de capitales y el fraude a la Hacienda Pública, las complicidades a nivel bancario, funcionarial, judicial, policial, la ayuda de políticos, su inacción mirando para otro lado, las actuaciones del Centro Nacional de Inteligencia (CNI) y su anterior Director, General Félix Sanz Roldán, entregado como nadie a la causa.
Otro tema interesante que se puede ver es la percepción de impoterncia de la ciudadanía ante la absoluta inmunidad al Rey utilizando el artículo 56.3 de la Constitución, que impide no solo que se investiguen los desafueros cometidos cuando Juan Carlos I era Jefe del Estado, sino incluso que se tramitasen las demandas civiles de paternidad, que intentaron sustanciar algunas de las personas que se decían hijos.
No podía faltar en el libro, Villarejo, los comisarios jefes de la policía implicados en los casos de corrupción, papeles, relacciones y conversaciones que mantuvieron con la amante del emérito. Aborda también las Fundaciones en Suiza, las actuaciones de la Fiscalía en aquel país imputando a Corinna, habla de Fasana, el testaferro del rey, de Dante Canónica, abogado del monarca.
Analiza los vínculos de Juan Carlos I con Mario Conde y De la Rosa, con el caso Kuwait. Habla de Prado y Colón de Carvajal y de las andanzas de esta a su lado.
Por último, también aparece Felipe VI y como intentó eludir su responsabilidad tras descubrirse el pastel, renegando a destiempo de una herencia que por ley recibirá.
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