García Lorca les llamó “poemas al alimón”, expresión que sólo he oído asociada a una suerte tauromáquica en la que dos diestros dan un pase a la fiera en conjunción, “al alimón”. Huidobro, no sé por qué, los llamó “quebrantahuesos”. Los jugadores-creadores (¡ay!, ¿no es el arte el más sublime de los juegos?) escribían por turno una frase correcta: sujeto, verbo y predicado o atributo; luego doblaban el papel de manera que sólo se viera el final de lo escrito, que servía de pie al jugador siguiente para su improvisación, como en el jazz.
La secuencia que surgió primera fue: “Le cadavre exquis boira le vin nouveau”, o sea: “el cadáver exquisito beberá el vino nuevo”, de donde tomó nombre propio el método, que los surrealistas pensaban revelaría la realidad inconsciente del grupo, el “inconsciente colectivo” del que escribirá con propiedad y rigor Jung, sabio y mago Jung; y más precisamente, aquellos niños grandes creían que el cadáver exquisito mostraría los aspectos no verbalizados de la angustia y del deseo de sus miembros: el anhelo esencial de nuestro corazón, velado por las convenciones y prejuicios, y que nos identifica mejor que cualquier otro atributo. El procedimiento se extendió también al dibujo y al collage, y se combinaba con estados de semi-inconsciencia y con experiencias psicodélicas e hipnóticas.
En 1920 Jacques Prévert fundó con su hermano una productora teatral y cinematográfica. Escribió varios guiones para el director Marcel Carné. Su libro de 1946 Paroles le elevó al estrellato poético. Ingresó entonces en el Colegio de Patafísica donde alcanzó el grado de sátrapa en 1953. La patafísica es una ciencia paródica dedicada “al estudio de las soluciones imaginarias y las leyes que regulan las excepciones”, nacida de la obra de Alfred Jarry. La patafísica (ἐπὶ τὰ μετὰ τὰ φυσικά, epí ta metá ta physiká), refiere a «aquello que se encuentra “alrededor” de lo que está “más allá” de la física».
Juliette Greco y Edith Piaf cantaron poemas de Prévert. Yves Montad popularizó “Las hojas muertas”. Maestro de la repetición, el doble sentido y el retrúecano burlesco, no falta en la poesía de Prévert la sal alegre del humor, la pimienta del humor negro y la salsa jovial del erotismo, asociado a un candor muy personal. He aquí una muestra que me he permitido traducir:
Demonios y maravillas
Vientos y marejadillas
A lo lejos el mar ya se ha retirado
Y tú
Como un alga dulcemente acariciada por el viento
Te revuelves soñando en las arenas del lecho
Demonios y maravillas
Vientos y marejadillas
A lo lejos el mar ya se ha retirado
Pero en tus ojos entreabiertos
Dos pequeñas olas han quedado
Demonios y maravillas
Vientos y marejadillas
Dos olitas en que contento me ahogo.
Todos somos enanos trepando a espaldas de gigantes. La música de la canción “Les feuilles mortes” de Yves Montand fue creación inspiradísima de un tal Joseph Kosma y, como “cadáver exquisito”, sirvió de pie para la creación pianística del recién fallecido Chick Corea, con el increíble Bobby McFerrin, ambos “toreando” ¡al alimón! A Chick Corea, que acumuló veinte premios Grammy, tuve la oportunidad de oírle en directo en muy malas condiciones: un pabellón deportivo con eco. Guardo como oro en paño sus discos Return forever (1972) y Friends (1978) que me parece que mejoran las ganas de vivir de cualquier escuchante amigo del jazz. Clásicos del XX. Cadáveres con sentidos dones futurizos.
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