Editorial: Pablo Iglesias, un Kamikace dispuesto a dinamitar la izquierda en España

Si una palabra es capaz de retratar a Pablo Iglesias esta es, irresponsable.

A esta altura de la película la poca credibilidad que le queda al lider de Podemos, dificilmente sea suficiente para detener la escisión que se masca con la entrada en escena de MÁS PAÍS, el partido de Íñigo Errejon en caso de unas hipotéticas elecciones en Noviembre y la sensación que muchos votantes de Podemos tienen de haber perdido una oportunidad única, perdiendo además, el alcanzar un poder que ni en sueños era posible.

Como dijo durante su intervención Aitor Esteban, Iglesias quiso asaltar el cielo de golpe, cuando debió hacerlo nube a nube.

El problema es que una vez controlado el partido, tras largar de una manera u otra a los que con él lo fundaron, después incluso de colocar a su mujer como número dos del partido y de obtener también para ella una vicepresidencia de España, convirtiéndose él en vicepresidente consorte (tanto monta , monta tanto) y de obstentar Podemos tres Ministerios y otros tantos cargos más, quería dirigir el país , olvidando que los españoles no le habían elegido ni a él , ni a Podemos, que se habían decantado por Pedro Sánchez y el PSOE.

IGLESIAS NO SE ENTENDIÓ CON EL PSOE, PERO LO SÍ LO HIZO CON PP, CIUDADANOS Y VOX.

Lo unico conseguido por Podemos es llevar la frustración a las gentes de izquierda que comprueban como las derechas mucho más inteligentes son capaces de entenderse y anteponer los intereses generales que les unen, a las diferencias personales e incluso al sillón para impedir que la izquierda gobierne. Un ejemplo lo fue Andalucía, lo ha sido Castilla -León Murcia y lo será la Comunidad de Madrid. No así la Rioja , donde una única diputada impide al PSOE gobernar.

La Rioja fue la premonición de lo que ayer pasó.

Hoy el estado de ánimo en la izquierda española invita a mandarlo todo al carajo y a ustedes, Señorías, a "tomar por culo" por pensar más en ustedes que en el interés general.

Si bien es cierto que al inicio de la negociación, Pedro Sánchez, iba empujado hacía un acuerdo que no quería, después cedió y cedió, más incluso de lo que debería haberlo hecho, e Iglesias, pidió y pidió, más incluso de lo que debía pedir. Lo curioso es que dándole de más, no se conformó y así se confirmó el dicho de que " el que todo lo quiere, todo lo pierde".

Pablo no obstante va a tener suerte pues no parece que vayamos a elecciones tras la fallida investidura, después de que el rey haya aplazado la nueva ronda de contactos con los partidos. A Pablo le queda tiempo, todo apunta a que esta será su última oportunidad, en el éxito está su continuidad y en que su partido no se convierta en una organización residual.

Ya tenemos entretenta con este reality veraniego que los españoles bien podríamos llamar " SÁLVAME" después de que al líder de la formación morada, le haya faltado experiencia, le haya sobrado orgullo y haya perdido credibilidad, incluida aquella que había ganado con partidos como ERC, muestra de ello fueron las palabras que le dedicó Rufian.

Pero si incomprensible resulta lo que pasó ayer, más preocupante resulta la obcecación de un lider que dice ser de izquierdas pero al que no le duelen prendas joder a esa izquierda y beneficiar a la derecha.

El problema está sin duda en que Pablo Iglesias, ni ha aceptado ni pretende aceptar el triunfo del PSOE de las pasadas elecciones generales y no lo hace porque ve en el PSOE, el enemigo a batir.

Iglesias no ha sabido calibrar el arma que tenía en su mano y ha fallado estrepitosamente en su estrategia a pesar de haber logrado tocar pelo y salir a hombros por la puerta grande del Congreso de los Diputados, en lugar de hacerlo, como lo ha hecho por la puerta de la enfermería y corneado.

Para Podemos, el cuarto partido en número de escaños y una novena parte de la cámara era poco un gobierno de coalición con una vicepresidencia social y tres ministerios. Podemos quería tener lo mismo o más que el PSOE, propietario por derecho de un tercio de los escaños de la cámara. Tan perdido estaba Pablo Iglesias, tras los reproches de Pedro Sanchez que en su desesperación, rebajó sus expectativas y pidió una vicepresidencia y dos ministerios, renunciando in extremis al Ministerio de Trabajo, SOLICITANDO A CAMBIO una competencia en manos de las Comunidades Autónomas, demostrando así, su incapacidad para gobernar.