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EL PENSAMIENTO MÁGICO, LAS FIESTAS Y EL CAOS, por Martín Momblant Momblant

EL PENSAMIENTO MÁGICO, LAS FIESTAS Y EL CAOS, por Martín Momblant Momblant

viernes 25 de abril de 2025, 08:40h

El pensamiento mágico es un fenómeno cultural muy complejo que refleja cómo las personas interpretan el mundo que les rodea, como se relacionan con lo desconocido y encuentran significado en sus experiencias individuales y grupales, jugando, este hecho, un papel importante en la vida social y emocional de las personas y de las colectividades. Desde épocas históricas las festividades, tanto laicas como religiosas, juegan un papel importante, para el poder, como visualización de cierto termómetro social en los comportamientos, en las relaciones emocionales y, yo me atreverían a decir, que también en el pensamiento mágico de nuestra sociedad. Todos los eventos festivos incorporan, intencionalmente, una parte de caos y desorden como elementos esenciales que permiten temporalmente la suspensión de las normas, la liberación de tensiones sociales y, a su vez, buscan reafirmar el orden social establecido, hasta llegar al reposo socioemocional que buscamos.

Nada de lo que yo exponga en este texto, sobre implicaciones religiosas o metafísicas sobre las festividades tiene mucha importancia, puesto que mi planteamiento es observar y opinar, como se desarrollan estos eventos multitudinarios. Considero que, para entender toda esta dinámica, debemos mirar a nuestro alrededor y ver las múltiples relaciones que se producen en diferentes ámbitos de nuestra vida.

Pasemos en primer lugar al desorden que generan estas fiestas. El físico Erwin Schrödinger (el mismo que propuso el experimento mental del gato y la caja), en 1944, publicó un libro titulado: ¿Qué es la vida? Basándose en el segundo principio de la termodinámica planteaba que un sistema cerrado (cerrado socialmente, digo yo) tendía a la entropía, a la mínima organización y, posiblemente, a desaparecer. Era necesario un cambio en el sistema social y no hay nada más efectivo que un intercambio con lo visible del sistema y pasar la desorganización al exterior. Ahora pensemos, los puentes festivos, la Semana Santa, las vacaciones, la Feria de Abril, Sant Jordi o San Jorge, etc. ¿no generan, en un inicio, un absoluto caos y desorden? En las carreteras, en aeropuertos, en nuestra propia casa… hasta que no se regula todo y vuelve, lo que llamamos, “un cierto orden”. Son válvulas que regulan nuestro comportamiento social. Podríamos decir que con el pensamiento mágico sucede lo que con cualquier otro fenómeno cultural; tiene la capacidad de reaparecer en diversos contextos y espacios sociales, de nuestra sociedad modernizada, que aparentemente ha abandonado todo vestigio sobre lo mágico.

Algún lector avispado me podría preguntar ¿si dentro de esta categoría clasificaríamos al emperador naranja, que está provocando este caos económico global? La respuesta probablemente habría que buscarla en lo que tiene de mágico, invariable y hasta festivo del personaje. Seguiremos al catedrático sevillano Isidoro Moreno que proponía el término “glocal” para indicarnos que en la economía actual hay componentes tanto globales como locales, que a su vez se insertan en las dinámicas sociales contemporáneas. En este sentido entendemos que es un personaje sistémico, propio del sistema social de inicios del siglo XXI, que cambiará el marco estructural de las relaciones económicas, muy acomodadas desde la Segunda Guerra Mundial, y que, con posterioridad a su alejamiento de la vida política y a su propuesta de caos y desorden, se organizará un nuevo proceso de mejoras democráticas y de DDHH. Será una celebración glocal.

Sobre los canjes de mercancías y dinero que realizamos en fiestas. Podríamos decir que son solo productos que nos intercambiamos; por ejemplo, libros y rosas en Sant Jordi o “pescaito” y rebujitos, por dinero, en la Feria de Abril. Para un economista de pensamiento liberal, la mercancía tiene un valor que se determina a través de la oferta y la demanda en el mercado. El precio es el reflejo de este valor en un mercado competitivo. Sin embargo, en días festivos tienen algo de fetichismo, pues como decía Karl Marx, en ellas se expresan ciertas relaciones sociales. Nosotros le damos un sentido más amplio, las consideramos como elementos que forman parte de un fenómeno social amplio y que reflejan estructuras más complejas. Estas mercancías no son solo un objeto económico, sino que también llevan incrustados significados emocionales, culturales y sociales. Además, su valor puede estar influenciado por normas, símbolos y relaciones dentro de nuestra sociedad.

Siguiendo con el mismo ejemplo, también podríamos hablar de libros, rosas y emociones desde otra perspectiva; a partir de lo simbólico. El desarrollo de sociedades tecnológicamente avanzadas y digitalizadas, en la que prima la razón de la ciencia, no llena en absoluto lo que nos satisface el pensamiento mágico. La razón científica también nos ofrece otras maneras de ver el mundo y cómo, en muchos casos, también vemos como este se rige por una lógica simbólica. El filósofo y antropólogo Claude Lévi-Strauss nos mostró cómo la magia tiene que ver principalmente con una cosmovisión personal, una lógica y una estructura de pensamiento.

Estamos envueltos, en nuestra cotidianidad, en el pensamiento mágico: cine, ropa, canciones, flores, etc. Las rosas simbolizan diferentes emociones que queremos trasmitir, los libros rebosan palabras con diferentes significados, la ropa diferentes identidades y el cine nos trasporta a otros lugares y mundos. No puedo sino dejar volar el pensamiento hacia una canción del cantautor cubano Carlos Varela que en su canción Una Palabra creo que expone perfectamente el pensamiento mágico, en su más alta expresión: “Una palabra no dice nada y al mismo tiempo lo dice todo… una mirada no dice nada y al mismo tiempo lo dice todo… una verdad no dice nada y al mismo tiempo lo esconde todo…”

El filósofo Umberto Eco analizaba este fenómeno cultural para indicarnos que “podría parecer extraño que esta mentalidad mágica sobreviva en nuestra era, pero si miramos a nuestro alrededor, ésta reaparece triunfante en todas partes. En la magia el fetichismo juega un papel fundamental y resulta curioso descubrirlo en el seno de la sociedad moderna, aun sin creencia o sistema religioso y en ausencia de las entidades sobrenaturales.” Pues eso, muy feliz en el próximo San Jorge o Sant Jordi y demás festividades.

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