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El río hirviente del Amazonas

El río hirviente del Amazonas

lunes 23 de abril de 2018, 18:40h
Desde hace mucho tiempo, circulaba una leyenda inca que decía que en el actual Amazonas existía una ciudad de oro, animales grotescos, plantas carnívoras y un río que hervía.
Pues bien , el rio hirviente existe.

O mucha, como sucede con el caso del río hirviente o Shanay-timpishka, el nombre en quechua que los indígenas le dieron (y que en español significa ‘hervido con el calor del sol’).

Este extraordinario río fue descubierto por el geólogo peruano Andrés Ruzo en 2011.La temperatura promedio del agua en el río eS DE 86ºC y aunque no son los 100ºC del punto de ebullición, está muy, muy cerca.

Aunque Ruzo prefiere que se lo considere el primer científico que lo estudió en lugar de ser mencionado como su descubridor, puesto que los indígenas de la zona ya conocían, reverenciaban y hasta cocinaban en dicho río.

Ruzo conocía muy bien la leyenda, que le fue contada por su abuelo, y pensaba que podía basarse en la realidad, así que puso todo su empeño en la búsqueda del mítico curso de agua.

Así fue como después de una ardua travesía, encontró por fin un caudal de agua del que emanaba vapor.

Los incas decían a los españoles: "Vayan a la Amazonía. Allá encontrarán todo el oro que quieran. De hecho, hay una ciudad llamada Paititi -El Dorado, en español- toda hecha de oro".

Los españoles se fueron a la selva pero los pocos que regresaron contaban historias de poderosos chamanes, de guerreros con flechas envenenadas, de árboles tan altos que tapaban el sol, de arañas que comían pájaros, culebras que se comían hombres enteros y de un río que hervía.

Dentro de la cosmología autóctona, el Shanay-timpishka es sagrado.

Por eso, antes de comenzar a examinarlo, el geofísico tuvo que recibir la bendición de un chamán.

El chamán le permitió trabajar en la zona, pero con la condición de devolver al río las muestras que extrajera, una vez terminada la investigación.

De inmediato, el emocionado geólogo introdujo un termómetro en el agua:

¡Marcó 94 grados centígrados!

Pero , teniendo en cuenta que no se halla en las cercanías de ningún volcán, ¿cómo es posible que este río amazónico de 6,4 kilómetros tenga tan altas temperaturas?

Esta es otra incognita aún por descubrir.

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