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'Educación primaria', por Pedro Cuesta Escudero autor de Por una escuela pública de calidad. Bases para una educación íntegra
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"Educación primaria", por Pedro Cuesta Escudero autor de Por una escuela pública de calidad. Bases para una educación íntegra

martes 21 de noviembre de 2023, 08:48h
'Educación primaria', por Pedro Cuesta Escudero autor de Por una escuela pública de calidad. Bases para una educación íntegra

Si somos partidarios de que la educación debe comenzar desde el primer momento con la educación infantil, no es muy lógico llamar primaria a la siguiente etapa que va desde los 6 años a los 12, pero, para no confundir, continuamos con la denominación que tradicionalmente ha tenido de primaria.

Es una etapa primordial y básica, donde se deben trabajar todas las facetas de la personalidad de los niños/as, aprendizaje incluido, expresión, relación, experimentación…Y necesita una organización muy diferente a la etapa educativa anterior. También en horario y calendario escolar. Los centros escolares de la primaria han de tener una estructura muy diferente a las escuelas infantiles, en aulas, mobiliario, zonas de recreo, deportes, etc. Los alumnos/as de primaria son ruidosos, movidos, violentos en sus juegos, no muy recomendables de estar cerca de los alumnos/as de las escuelas infantiles, por lo que sus centros deben estar físicamente separados. Además, los alumnos/as cuando promocionan ansían cambiar, no solo de centro, sino también de ubicación, psicológicamente lo necesitan porque se sienten ya mayores.

Características de la niñez

Esta etapa que denominamos primaria abarca el periodo de la vida humana que llamamos niñez. La naturaleza ha dispuesto una larga niñez para los seres humanos. Por ello no se debe reducir. Los niños/as necesitan una infancia larga. Lo importante es la capacidad de desarrollo. No se les debe imponer un trabajo excesivo en nombre de la educación, ni tampoco deberes para que los haga fuera de la escuela. No deben trabajar por ascensos, notas o miedo a fracasar. Se tiene que respetar su desarrollo orgánico y psíquico. Claro que, aun partiendo de esas bases, no debemos retener a los niños/as en su infantilismo. Otro rasgo o característica de la niñez es que se crean su porvenir y lo anticipan en su fantasía. Su juego más hermoso es ser un mayor. Por eso busca la compañía de los adultos, tiene la ambición de ser considerado por ellos y quiere interesarles, no como un niño/a, sino como una persona que posee su juicio propio, que puede trabajar, que sabe participar en lo que es el dominio del adulto. Lo que le importa al niño/a es tener la sensación clara de que el adulto no obre arbitrariamente. Frente al adulto que tiene coherencia, el niño/a se siente verdaderamente niño/a, es decir adquiere la conciencia de ser diferente al adulto. Descubre el valor del adulto y empieza a mirar más alto, se esfuerza en comprender al adulto, en imitarlo, en rivalizar con él, sigue su trabajo a fin de comprender su secreto, pide su ayuda, que juzgue sus trabajos e invoca con sus “porqué” al manantial del saber de los adultos, “que lo saben todo”. Por eso reducir enteramente la clase a las lecciones es un error, casi un crimen de los educadores. Claro que suprimir enteramente las lecciones es caer en el error a la inversa.

La educación y enseñanza en la primaria

En la primaria la enseñanza ha de ser sencilla de forma y de fondo, ha de partir de la experiencia personal y de los conocimientos elementales del niño/a, ha de dirigirse principalmente a los sentidos, ha de ser concreta, ha de empezar por ideas particulares, por la observación de hechos o fenómenos, para pasar de lo fácil a lo difícil, de lo conocido a lo desconocido, de los sentidos a la razón y al juicio, de lo concreto a lo abstracto, de las ideas particulares a las generales, de los hechos a los fenómenos, a los principios o leyes generales, de las cosas a los nombres y del conocimiento a las definiciones. Esta etapa tiene la finalidad de proporcionar al alumnado una educación común que haga posible la adquisición de los elementos básicos culturales, así como los aprendizajes relativos a la expresión oral, la lectura, la escritura y el cálculo matemático, los hábitos de trabajo y las estrategias imprescindibles para continuar con provecho su escolaridad, así como también propiciar una progresiva autonomía de acción de los alumnos y alumnas.

Toda la educación y enseñanza del niño/a de primaria recae en un solo maestro/a, quien, además de ser educador, ha de ser docente, tutor y profesor/a de refuerzo y/o créditos de ampliación. Ahora bien, hay facetas que requieren de especialistas como la educación física, la educación musical, el idioma extranjero y, en caso de integración, profesorado de apoyo. Y también se necesita un especialista de educción especial, pues son corrientes en los niño/as los problemas de lateralidad, de dislexia y otros que deben corregirse a tiempo. En el último curso -en 6º de primaria- se deben responsabilizar de los alumnos/as dos maestros/as, uno para la educación del sentimiento y de la estética, de lo ético y lo social y del lenguaje y el otro/a de la educación en función del conocimiento matemático-físico, medioambiental, manual y tecnológico. Y ello por dos razones, porque esos maestros/as han de rotar con sus alumnos y alumnas a primero de secundaria y porque hay que profundizar y precisar las materias, por ser final de etapa y para que el alumnado tenga menos problemas de adaptación al acceder a la siguiente etapa, ya que la cultura de la secundaria es diferente, hay mayor número de profesores/as, lo que incrementa la diversidad de estilos y hay un ambiente menos protector y más exigente. Para que pueda cuadrar la distribución de dos educadores/as por clase el número de líneas ha de ser par. Los centros escolares ideales, tanto de primaria como de secundaria, son los que cuentan con cuatro líneas por nivel.

Organización de la educación primaria

Como no todos los alumnos/as de primaria llevan el mismo ritmo, incluso un mismo alumno/a puede observar un ritmo irregular, es conveniente que en ciclos de dos años se vayan marcando objetivos y metas para concretar y delimitar el proceso educativo y docente de cada alumno/a. Por ejemplo, al finalizar el primer ciclo (2º curso) los alumnos/as deben haber alcanzado una gran fluidez en la lectura y la escritura. En las Comunidades con lengua propia debe ser esta la primera en el dominio de la lectura y escritura, ya que ésta debe ser la lengua vehicular en la educación y enseñanza. Ello no impide para que continúe desde párvulos el perfeccionamiento del castellano. En el segundo ciclo ya se trabaja la lectura y escritura del castellano, a fin de que a partir del tercer ciclo se domine por igual ambas lenguas. Es en el tercer ciclo cuando se inicia el desenvolvimiento escrito de la primera lengua extranjera. Con las demás materias se hace un similar reparto de propósitos y objetivos a través de los ciclos. Y se suprimen las notas o calificaciones. Cada Coordinador/a de ciclo hará con los maestros/as de su ciclo evaluaciones trimestrales a fin de determinar las necesidades de refuerzo que necesita cada alumno/a. No hay que esperar a que finalice el curso o el ciclo para que los alumnos/as que se retrasen repitan curso, sino que en cada trimestre se elaboran créditos para recuperarlos antes que los retrasos sean más profundos. Esos créditos de refuerzo especialmente irían orientados al dominio de los aprendizajes instrumentales básicos (lectura, escritura, cálculo) y a la adquisición de las destrezas y habilidades de trabajo y estudio.

En cuanto a la organización directiva de esta etapa donde no hay Departamentos, ya que cada maestro/a abarca la globalidad de la problemática educativa y docente, debe constar de dos brazos: uno de carácter político, el Director/a, elegido por la Comunidad escolar, que ha de asumir el liderazgo y la representación de dicha Comunidad, y el otro, de condición técnica, el Coordinador Pedagógico, seleccionado por su acreditada capacitación por la Administración educativa.

Al Director/a corresponde asumir la representación del Centro delante de la Administración y de todos los organismos con los que la escuela se relaciona, velar por la disciplina y convivencia y el buen funcionamiento del Centro, distribuyendo recursos humanos y técnicos del mismo, controlar las actividades extraescolares, presidir los Claustros y Consejos Escolares y cumplir y hacer cumplir los acuerdos adoptados. El Coordinador Pedagógico se encargaría de lo técnico-pedagógico, de los horarios, de elegir Coordinador de Ciclo y elaborar con ellos el proyecto del PEC, concertándolo, también, con el instituto de secundaria adonde han de promocionar los alumnos y las alumnas y de cuya Comisión pedagógica formaría parte, y de supervisar el último nivel de concreción de los maestros/as buscando el encaje con el PEC. El Director/a y el Coordinador/a pedagógico no tendrían tutoría y su labor docente se centraría solo en dar clases de refuerzo y/o de ampliación. Sin embargo el Secretario/a como los Coordinadores /as de ciclo, serían tutores pero no impartirían clases de refuerzo o de ampliación para poder dedicarse a las tareas que tienen encomendadas.

El coordinarse con el centro de secundaria, al que promocionarán los alumnos/as, para marcar objetivos en una planificación común, es obvio, al considerar que la primaria y la secundaria son dos etapas dentro del mismo proceso educativo, aunque totalmente novedoso en la situación actual, donde los centros de primaria y de secundaria trabajan, no solamente de espaldas unos a otros, sino también con recelos y desprecios. (Yo mismo lo sufrí cuando pase de la EGB a la ESO. Después hubieron de retractarse cuando aduje mi condición de Doctor en Historia para hacerme cargo del Departamento). Sabemos que existe la libertad de elección de centros, pero, por lo general, la mayoría del alumnado de un centro de primaria promocionan juntos al mimo instituto, manteniéndose los lazos afectivos y sociales de los chicos/as por lo que los centros de infantil y de primaria deben estar adscritos a los de secundaria. Y la mayoría de las familias lo prefieren, pues así se desentienden del problema de pasar por sucesivas inscripciones. De todas formas serán los distritos escolares, como explicaremos, los que se encarguen de la distribución del alumnado.

Del mismo modo que dijimos que los maestros/as de P5 continuarían con sus alumnos/as en 1º de primaria, para que en ese tránsito no encontraran dificultades de adaptación, los maestros/as de 6º de primaria pasarían a 1º de la ESO y así l estudio realizado con estos alumnos/as se continuaría sin merma en secundaria. Cuando el maestro/a de 1º de primaria regresa a su parvulario debe pasar el testigo de su tutoría con todo su bagaje al que se hará cargo del 2º curso, quien continuaría con el tercer curso para dar más solidez a la acción tutorial y encarrilar el 2º ciclo de primaria. No conviene que un tutor/a esté demasiado tiempo con los mismos alumnos/as. Dos años creemos que es la más adecuado. Así el tutor/a de 4º pasa con sus discípulos a 5º, donde se inicia la problemática del tercer ciclo. Y como ya hemos dicho el tutor/a de 6º promocionaría con sus alumnos/as a 1º de la ESO.

Los profesores/as especialistas forman parte del claustro de la escuela donde trabajan, pero están adscritos al Departamento correspondiente de secundaria, donde programan sus actividades docentes y educativas a fin de que haya una continuidad. Y trimestralmente deben intercambiar con los tutores/as toda la información sobre el proceso educativo y docente de sus alumnos/as.

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