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'La coeducación y las profundas transformaciones de la familia', por Pedro Cuesta Escudero

"La coeducación y las profundas transformaciones de la familia", por Pedro Cuesta Escudero

Autor de Por una escuela pública de calidad. Bases para una educación íntegra

lunes 30 de octubre de 2023, 08:02h
'La coeducación y las profundas transformaciones de la familia', por Pedro Cuesta Escudero
'La coeducación y las profundas transformaciones de la familia', por Pedro Cuesta Escudero
Antes de presentar una organización escolar que siga nuestras orientaciones, es necesario analizar los problemas que se plantean en la aplicación de la educación, para que de antemano se eviten objeciones y polémicas y, además, porque del resultado de dichos análisis se determinan diferentes orientaciones de la propia organización escolar.

La coeducación

Aunque aún persisten, ya no se polemiza con cuestiones como la coeducación o la utilización partidista de la escuela, que abortaron todo intento de reforma educativa en otras épocas. Hoy todo el mundo acepta la igualdad de la mujer y su derecho a la misma educación que el hombre. Ya no se anatematiza el que estudien conjuntamente los chicos y las chicas, como ocurría, sin ir más lejos en la etapa franquista. Tanto los de la Institución Libre de Enseñanza como Ferrer y Guardia, convencidos de los beneficios de la coeducación, tuvieron que ir con mucha cautela al mezclar en sus aulas niños y niñas para que sus escuelas no fueran clausuradas y ellos castigados. Ya en el tardofranquismo personalmente recibí un ofensivo silencio cuando durante un claustro en el colegio Pere Vila de Barcelona sugerí la coeducación. Es que en materia de educación aún estábamos mediatizados por la Iglesia. El que en una misma aula se educaran conjuntamente alumnos y alumnas se consideraba una aberración desde el punto de vista de aquella moral cristiana. Es que los reprimidos por sus votos de castidad tienen más presentes los extravíos sexuales. Pero también había otra razón y es que la educación de las niñas tenía que ser diferente a la que recibían los niños. “Educándose los niños- escribía el jesuita Ruiz Amado- en el valor, resistencia y virilidad, en la inclinación a proteger al débil, regir a los inferiores y tener solicitud de ellos, y en una palabra: en las cualidades propias de un jefe de familia, de un ciudadano, de un hombre que habrá de procurar su independencia económica e intervenir en los negocios públicos, mientras que las niñas, por el contrario, se las dirige a las cualidades opuestas, que las hagan aptas para su posible maternidad”.

Hoy día aún hay centros escolares, principalmente los pertenecientes al Opus Dei, que también practican la separación de sexos en las aulas. Ahora aducen que las niñas tienen un ritmo de desarrollo más rápido que los niños, por lo que conviene una educación diferenciada. No es una razón de peso –es una excusa-, porque no todas las niñas, al igual que todos los niños, no tienen el mismo ritmo de desarrollo, ni tampoco es uniforme ese desarrollo en la niñez y en la pubertad. Con ese criterio tendríamos que separar a los altos de los bajos, a los más lentos en la comprensión, a los que presentan alguna discapacidad o minusvalía. Se olvida la faceta social de la educación. Si en la familia viven conjuntamente los hermanos y las hermanas, junto con el padre y la madre, no es lógico que por razones de sexo sean separados en las aulas. Es que aquí en España, como suele decirse, somos más papistas que el Papa. ¿Qué padre de la Iglesia, Santo Tomás, San Agustín…, explicó que la mujer había de tener una educación diferente a la del hombre? ¿No es la mujer un ser humano igual que el varón, con alma, inteligencia, voluntad y todas las capacidades?

Los agentes de la educación

En la educación no hay un solo agente. Hay agentes como la escuela, los padres y otras instituciones, civiles o religiosas, que se ocupan exprofeso de la educación. Aunque también influyen poderosamente en la educación, tanto el medio familiar, como el social y ambiental – lo que comúnmente se llama la calle – a lo que últimamente hay que añadir los medios de comunicación que han desarrollado las nuevas tecnologías.

Antes, la educación la asumía casi por completo la familia, la tradicional, la formada por los abuelos, los padres, las tías, la servidumbre, etc. y los círculos de ideas, costumbres y actos que la enmarcaban. De la formación moral y espiritual se encargaba la Iglesia, quien forjaba los caracteres con el santo temor a Dios. A la escuela se le reservaba la tarea de instruir. Por eso al ministerio del ramo se llamaba de Instrucción Pública. Quedaba poco margen para que el chico/a recibiera otra influencia en su educación. Aunque, a veces, y ya en la época universitaria, amigos y otros ambientes poco recomendables, de manera clandestina y, por tanto, retorcida, completaban su formación en aquellos temas que, como la sexualidad, eran considerados pecaminosos y degradantes. Aunque no todos tenían la oportunidad de hacer estudios universitarios, ni contaban con una familia que pudiera preocuparse de su formación y educación, como los hijos de los obreros, de los jornaleros, que al tener que trabajar muchas horas para malvivir, poco tiempo les quedaba que dedicarles. Se criaban en la calle recibiendo influencias poco recomendables y edificantes, los que sobrevivían. Esta deficiente educación contrastaba con la de los hijos de las familias pudientes hasta el punto que se llegó a considerar que los hijos de los obreros eran de una raza inferior, pues tenían muy limitadas su inteligencia y otras facultades. Los hijos de las familias bien o buenas familias a la legua se distinguían por su porte, elegancia y buenas maneras.

Los profundos cambios que influyen en el proyecto educativo

Con el tiempo esas sólidas instituciones de ayer, trabajo, iglesia, familia se han ido depreciando. Hoy hay trabajo, pero no hay puesto de trabajo. Antes se tenía un trabajo para toda la vida, pero ahora eso no existe. Antes la Iglesia era un refugio para mucha gente, lo que hoy no ocurre, porque la tolerancia y la diversidad la han superado. Y la familia ha cambiado. Ya no son aquellas familias patriarcales, donde se educaba en el respeto a los mayores y al qué dirán. Hoy la familia es muy reducida y distinta.

Las transformaciones de las familias con la adopción de nuevas formas de vida familiar y la incorporación de la mujer al mercado de trabajo, con la dificultad de conciliar los horarios laborales y los horarios escolares, la inmigración de extranjeros que hace que la escuela se ocupe de toda clase de alumnos/as de distintas razas, creencias y costumbres, y las nuevas tecnologías de la información y de la comunicación han hecho aparecer nuevos problemas que inciden en la escuela y en la educación que convienen ser analizados. Son problemas que no son estrictamente de la escuela, pero van a la escuela.

Muchas familias de hoy están atravesando profundos cambios, bien porque hay familias monoparentales o formadas por el matrimonio de divorciados donde se constituyen hermanos sin parentesco de sangre o por la unión de parejas del mismo sexo con niños/as adoptados. También hay cambios en el ámbito de convivencia, como en los roles masculinos y femeninos o en los modelos de autoridad. Antes, los cuatro o cinco primeros años de la vida del niño/a los vivían en íntima unión con la familia, pero ahora todo eso se ha modificado de forma radical, pues por su horario laboral la influencia de los padres ha disminuido notablemente al verse obligados a salir del hogar para trabajar. Los niños/as quedan solos muchas horas, al cargo de una niñera (que no tiene ninguna preparación para educar y no es, además, su cometido), de una guardería (que, como su nombre indica, solo sirve para guardar al niño/a, pero sin ningún compromiso en influir en su educación) o de la televisión, videojuegos u ordenador. Ha desaparecido la gran influencia que antes tenían del padre, la madre, los abuelos, de quienes recibían las principales normas de conducta. Y por otra parte, los nuevos medios de información y de comunicación hacen que los niños/as estén hiperestimulados por un lado, pero convocados a la pasividad por otro. Antes, el proyecto educativo representado por la escuela incluía normas y objetivos que presuponían una coherencia con los distintos agentes de la socialización. Pero ahora, la experiencia que proporciona el medio escolar se encuentra cada vez más alejada de otras experiencias vividas en distintas esferas de vida cotidiana, porque se viaja más, pero, sobre todo, por la enorme influencia que ejercen los medios de comunicación, cuya innovación tecnológica progresa a grandes saltos y están produciendo unos efectos que apenas podemos entender en toda su profundidad. Las nuevas tecnologías de la comunicación pueden llegar a acercar las informaciones de manera tan eficaz que almacenarlas ya no tiene interés. Se ha de pensar más en la gestión del conocimiento y para eso solo hacen falta pocas ideas básicas, pero con mucho fundamento.

El fenómeno más significativo del mundo contemporáneo son esos importantes cambios, lo que exige una adecuación permanente a las nuevas situaciones que se van presentado a una velocidad difícil de alcanzar. Y esta adecuación solo puede ser lograda mediante un proceso educativo que permita al educando flexibilizar al máximo su capacidad de adaptación al cambio.

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