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'Recuperación de la predela del retablo de Sant Martí Sarroca', por Pedro Cuesta Escudero autor de L’església románica de Sant Martí Sarroca y de El retaule gòtic de Sant Martí Sarroca

"Recuperación de la predela del retablo de Sant Martí Sarroca", por Pedro Cuesta Escudero autor de L’església románica de Sant Martí Sarroca y de El retaule gòtic de Sant Martí Sarroca

domingo 09 de julio de 2023, 10:11h
'Recuperación de la predela del retablo de Sant Martí Sarroca', por Pedro Cuesta Escudero autor de L’església románica de Sant Martí Sarroca y de El retaule gòtic de Sant Martí Sarroca

En la iglesia de Sant Martí Sarroca, sita a unos ocho km de Vilafranca del Penedès, y que Puig i Cadafalch en 1908 restauró dejando al descubierto su pureza románica, se encuentra un retablo, el cual desde un punto de vista estilístico e iconográfico, no solamente es una de las joyas artísticas más interesantes de Cataluña, sino de toda España.

El retablo se elaboró con la idea de cubrir el ábside y servir de decoración al altar mayor. Pero en el siglo XVII se adosó una sacristía en el exterior del ábside, por lo que el retablo fue retirado y lo instalaron en el muro de la nave, justo enfrente de la puerta de entrada románica. Pero cuando Puig i Cadafalch restaura la iglesia y deja al descubierto el ábside, tanto por dentro como por fuera, para que se pudiera admirar su perfección estilística y el equilibrio de sus formas, el retablo es colocado en el muro del fondo del brazo derecho del crucero, que es donde actualmente se encuentra. Al ser retirado del muro se encontraron rellenando la ventana de detrás una talla románica de la Madre de Dios y el Niño (imagen conocida con el nombre de Virgen Majestad por la corona que llevaba como si se tratase de una reina y el Niño Jesús sentado en su falda), reintegrada al culto y quemada al principio de la guerra civil, dos tablas con altorrelieve en una cara y pintura en la otra pertenecientes a un edículo del siglo XIII y un Cristo Crucificado de estuco, también del mismo siglo, que se encuentran en el MNAC, tres sarcófagos conteniendo restos óseos de infantes y dos piezas de cerámica de Manises del siglo XV (scutellarum duplorum) con reflejos metálicos tanto por dentro como por fuera,

Durante la época monárquica muchas obras de arte fueron vendidas a millonarios norteamericanos y por el retablo de Sant Martí Sarroca hubo una oferta muy tentadora para comprarlo, que no llegó a materializarse al ser proclamada la República, la cual desde el primer día abortó esos expolios del patrimonio artístico. El 3 de junio de 1931, antes que se promulgara la Constitución republicana (el 9 de diciembre de 1931) y antes de que Cataluña tuviera su estatuto de autonomía (el 9 de septiembre de 1932) todo el conjunto de Sant Martí Sarroca es declarado monumento histórico-artístico, impidiéndose así el negocio que se quería hacer con el retablo. A pesar de que aún hay ciertos sectores que culpan a la II República de permitir que se cometieran desmanes en el patrimonio cultural, lo cierto es que han habido pocos regímenes en España que, como el republicano, se preocuparan no solo de la preservación, sino también de la creación de las condiciones para la extensión e incremento de la cultura. El art. 45 de la Constitución española de 1931 impedía que las obras de arte se vendieran a países extranjeros: “Toda la riqueza artística e histórica del país, sea quien fuese su dueño, constituye Tesoro Cultural de la Nación”

El retablo de Sant Martí Sarroca durante la guerra civil

Con la sublevación militar del 18 de julio de 1936 se creó un vacío ´de poder que fue aprovechado por una serie de incontrolados que, creyendo defender la República, ejercieron una violencia iconoclasta y anticlerical brutal. De hecho estos actos vandálicos contribuyen al descrédito de la República, pues el bando franquista aprovechó esas destrucciones de iglesias y los asesinatos de eclesiásticos, para crear un estado de opinión contra la República española. El caso es que buena parte del patrimonio artístico se encontró en peligro, como ocurrió en la iglesia de Sant Martí Sarroca, que la talla de la Virgen del retablo y otras imágenes sagradas fueron quemadas. Pero la gente celosa de las cosas del pueblo consiguió salvar el retablo, pues eran conscientes del valor que tenía por las elevadas ofertas ofrecidas por magnates norteamericanos. Si estos nuevos amantes del arte se hubieran fijado en la no tan deslumbrante imagen románica de la Madre de Dios con el Niño –la Virgen Majestad-, es posible que también se hubiera salvado.

Bien por ignorancia o por denigrar al periodo republicano se ha escrito que para salvar el retablo de Sant Martí Sarroca fue llevado a finales de 1938 a Ginebra junto con las pinturas del Prado y otras obras de arte. Es una afirmación carente de rigor que olvida que con el Estatuto de Autonomía de 1932 Cataluña obtuvo importantes competencias en el campo del Patrimonio cultural y artístico, que dio lugar a la LLei de Conservació del Patrimoni Històric, Artístic y Científic de Catalunya del 3 de juliol de 1934. Con lo de Ginebra se desprecia el esfuerzo que hicieron la Generalitat y muchos prohombres catalanes por preservar el patrimonio cultural de Cataluña.

O sea, pasados los primeros días de destrucción, y antes que se reprodujeran de nuevo, el conseller de Cultura Ventura Gassol publica un decreto en el Butlletí de la Generalitat el 25 de julio de 1936 por el cual se confisca “tots els materials i objectes d’interés pedagògic, científic, artístic, històric, arqueològics, bibliogràfic i documental que es trobin als edificis y locals d’institucions publiques del territorio afectats pels actuals esdevenivents…” El 30 de julio de 1936 se crea la Comisaría General de Museus, nombrando comisario general a Pere Corominas. Este organizó el Servei de Salvament con Joaquim Folch i Torres, Bosc i Gimpera, Josep Gudiol, Fréderic Marès y muchos más para que reuniesen e inventariasen todos los objetos de arte de museos, templos y de colecciones particulares de Cataluña para evitar su destrucción. A finales de septiembre ya se había conseguido reunir un conjunto de un millón quinientas mil obras de arte, que fueron numeradas y catalogadas debidamente. Esa numeración que se puso a las obras de arte ha hecho posible que se pudiera identificar en Madrid la verdadera predela del retablo de Sant Martí Sarroca cuando, como explicaremos, se pretendía ofrecer en una subasta de arte.

Estas obras se almacenaron en el Saló del Tinell y se constituyó el denominado Patronat per el Salvament. Ese Patronato pronto se dio cuenta que el Saló del Tinell no ofrecía garantías a un posible y probable bombardeo. Se pensó en el Museo de Montjuic, pero tampoco convenció por contener el castillo un depósito de municiones. Y tras largas deliberaciones se decidió depositar las obras de arte en la ciudad de Olot hasta que acabara la guerra. La propuesta de Olot fue aceptada por unanimidad por contar con un medio político y social relativamente tranquilo, por estar alejada del desarrollo de las acciones militares y por estar cerca de la frontera para que, en caso de necesidad, poder poner a resguardo el patrimonio artístico. El 7 de octubre comenzaron a ser cargadas las obras de arte en camiones en dirección a Olot y fueron guardadas en la iglesia parroquial de Sant Esteve, en el convento del Carme y en santuario de Tura.

El 29 de enero de 1937 la Generalitat dicta el decreto que constituyó el Comité de la Exposició d’Art Medieval Català a París, bajo la presidencia de Pere Bochs i Gimpera. En febrero parten hacia París las obras románicas y góticas reunidas en Olot para la Exposición de Arte Medieval que el ministerio de Educación Pública de París organizó con motivo de la Exposición Internacional de París de 1937. Las salas donde se expuso el arte catalán de los siglos X al XV, entre las que se encontraba el retablo de Sant Martín Sarroca, según testimonios, fueron las más visitadas y admiradas por los franceses. Fue, sin duda, la exposición de arte catalán medieval más importante que se ha producido nunca fuera de Cataluña.

Cuando se acaba el tiempo de la exposición las obras de arte catalanas no pueden regresar, pues la situación bélica en España se había agravado. Barcelona y muchas ciudades son castigadas con intensos bombardeos. Será en septiembre de 1939, acabada la guerra, cuando el embajador de España en París, J. Félix de Lequerica, dio orden a Eugeni D’Ors, Jefe Nacional de Bellas Artes, para que repatriara las obras de arte catalanas. Y el Servicio Nacional de Recuperación hizo lo posible para que cada pieza de arte fuera retornada a su lugar de origen.

Las obras de arte que se llevaron a Ginebra fueron las del Museo del Prado, las de la Real Academia de Bellas Artes, las de El Escorial y las de muchas iglesias y colecciones particulares de Madrid, que primeramente fueron instaladas en las Torres de Serrano de Valencia y, cuando el gobierno de la República se refugia en Barcelona, se lleva consigo esas obras de arte por temor a que Franco las utilizase para pagar la ayuda militar de Alemania e Italia. Son depositadas en Peralada, en el castillo de Figueres y en las minas de talco de La Vajol. Cuando las tropas de Franco se acercan imparables a Barcelona es cuando el pintor Josep María Sert se puso en contacto con su amigo el secretario general de la Sociedad de Naciones para que ese organismo se hiciera cargo en Ginebra de los bienes artísticos que se encontraban en Cataluña. La condición que puso Negrín, el jefe de gobierno de la República, fue que su devolución había de ser íntegra e inmediatamente posterior al restablecimiento de la paz en España.

La restauración del retablo de Sant Martí Sarroca

Cuando Sant Martí Sarroca recuperó su retablo se depositó desmontado en la rectoría y con una parte de la predela astillada. Es por ello que en 1942 el canónigo Boada i Camps se llevó el retablo a Barcelona para que fuera restaurado. Esta tarea fue encomendada a Josep Arbunias, restaurador que en 1842 había intervenido en la catedral y en la parroquia de Sant Just en Barcelona. Pero no tardaron de poner el grito en el cielo los amantes del arte, como Joan Ainaud, Josep Gudiol y Manel Graus, que elaboraron un informe totalmente negativo de lo que Arbunias estaba haciendo en el retablo. Aplicaba sobre la pintura al temple acuarelas y repintes excesivos. Y gracias a que la prensa se hizo eco de ese desaguisado se pudo parar ese proceso de restauración. Destino, el 10 de diciembre de 1949, lo denuncia con una editorial titulada “En Sant Martí Sarroca se ha cometido un crimen”…(las tablas) han sido limpiadas incompletamente en algunos lugares y en otros de una manera amplia, abundante y gratuita hasta el horror. La reconstrucción de las partes perdidas ha estado hecha con pintura al óleo, método evidentemente improcedente”. A. del Castillo firma el 19 de noviembre de 1960 un artículo en el Diario de Barcelona titulado El desdichado retablo de Sant Martí Sarroca: “Una joya artística de la pintura gótica tan preciada fue mutilada por los rojos iconoclastas (¿?) y recientemente ha sido objeto de un inicuo atentado, bajo el pretexto de la restauración”.

El retablo retorna a la iglesia de Sant Martí Sarroca con un sagrario muy diferente en calidad y dibujo del original, sin el guardapolvo, con la parte izquierda de la predela (según la mano del espectador) parcialmente reconstruida, una copia de la parte derecha de la predela, unas cortinas color granate en lugar de las puertas de los extremos de la predela que contenían las pinturas de San Pedro y de San Pablo y un marco de dichas puertas prácticamente inventado.

En agosto de 1990 en el Centre de Restauració de Bens Mobles de Catalunya se le hizo al retablo una restauración que acabó el 7 de junio de 1991 y se reparó muchos de los estropicios realizados por Arbunias. Si en 1907 Puig i Cadafalch restauró la iglesia para que podamos admirarla como una de las joyas del románico, en 1991 se hizo lo mismo del retablo gótico para que nos sorprenda.

La recuperación de la predela auténtica

La poseedora de la predela robada quiso venderla en la casa d subastas SOTHEBYS, afincada en Madrid. Pero como dicha casa realiza sus subastas en Londres, se precisaba un permiso de exportación y venta del ministerio de Cultura. La misma casa de subastas se encargó de la tramitación de dicha solicitud de exportación. Pero al analizar la pieza los expertos del ministerio vieron el número de inventario escrito con tinta roja en el ángulo inferior derecho de la tabla, que corresponde al mismo número y tipología que también se localiza en varias piezas del retablo sito en Sant Martí Sarroca, según consta en los archivos. Por esa razón la policía intervino la tabla. El día 22 de diciembre de 2003 se recibió comunicación en las dependencias del grupo de Robos y Protección del Patrimonio Histórico de Barcelona por parte de la brigada de Investigación del Patrimonio Histórico (U.D.E.V. Central de Madrid) de dicha solicitud al ministerio de Cultura de la exportación con posibilidad de venta de una parte de la predela de un retablo del siglo XV atribuido a Jaume Cabrera. Este grupo de investigación recaba información del Delegado Episcopal del Patrimonio Cultural del Arzobispado de Barcelona y Director del Museo Diocesano de Barcelona, quien manifiesta que después de la guerra al retablo se le hizo una restauración por una persona llamada Arbunias, bajo permiso del canónigo Boada. Y le consta que se personaron diversos técnicos y expertos de arte medieval catalán, entre ellos el doctor Ainaud, comunicándole que la predela (parte derecha) posiblemente fuera falsificada.

También recaban la opinión del Jefe de Servicios de Restauración de Bienes Muebles de la Generalitat de Catalunya, quien en calidad de experto realizó el 14 de enero de 2005 una inspección del retablo. Después de un debido análisis organoléptico del conjunto de la predela afirmó que la tabla de la derecha es una falsificación, basándose esencialmente en que su soporte de madera, así como su estructura, no corresponde a la época medieval en que fue realizado el retablo. Y que el compartimiento de la predela de la parte izquierda está mutilado parcialmente y su reconstrucción pictórica está realizada por la misma mano que la parte derecha de la predela.

El 23 de junio de 2004 el Juzgado de Instrucción nº 15 de Madrid hizo un requerimiento a la poseedora de la predela a fin de que aporte cualquier documento que fuera de su propiedad y que hiciera referencia a la predela robada. La persona en cuestión manifestó que no tenía documentación donde se acreditase que la había heredado, que la tabla pertenecía a su padre y que cuando murió éste en el año 1996 la heredó con parte de los muebles que había en su interior, entre los que se encontraba dicha tabla. Otros muebles de esa casa los heredaron sus hermanos. Y se la trajo a su domicilio de Madrid y quiso saber el precio de la misma.

El Juzgado nº 1 de Vilafranca del Penedès, a cuyo distrito judicial pertenece Sant Martí Sarroca, acuerda la intervención cautelar de la predela evitando su expoliación o pérdida. Y se ordena a la Brigada de Investigación del Patrimonio Histórico, que realice un análisis técnico del retablo intervenido a fin de determinar su autenticidad. Dicha brigada encarga el análisis técnico al MNAC. Y, según el infirme del MNAC., el tramo del bancal intervenido es, sin lugar a dudas, el tramo original de la obra de Jaume Cabrera, el cual fue sustituido por la copia pictórica que actualmente forma parte del retablo de Sant Martí Sarroca.

Finalmente el Juzgado dispone sobreseer la causa por no resultar debidamente justificada la perpetración de delito. Y decide que la predela auténtica sea depositada en el MNAC hasta que, firme esta resolución, su legítimo propietario inste en forma su devolución. Y el 16 de julio de 2012 junto con Mn. Miquel Raventós, cura párroco de la iglesia, conseguimos que la parte de la predela verdadera sea reintegrada a Sant Martí Sarroca. Probablemente la oportunidad de esclarecer lo que realmente pasó y el paradero del sagrario se ha desvanecido al archivar la Justicia el asunto, al considerar que los hechos están prescritos por el paso del tiempo. Y es posible que el sagrario, una bella talla gótica, se utilice como un lujoso mueble bar.

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