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Culturilla Naval: “Cuando las banderas de los buques hablan por sí solas”, por Diego Quevedo Carmona, Alférez de Navío ®

 Culturilla Naval: “Cuando las banderas de los buques hablan por sí solas”, por Diego Quevedo Carmona, Alférez de Navío ®
jueves 20 de enero de 2022, 10:29h
 Culturilla Naval: “Cuando las banderas de los buques hablan por sí solas”, por Diego Quevedo Carmona, Alférez de Navío ®
 Culturilla Naval: “Cuando las banderas de los buques hablan por sí solas”, por Diego Quevedo Carmona, Alférez de Navío ®

El astillero de Navantia (Cartagena), tiene una tradición que se remonta en el tiempo desde hace muchos años, y que suele pasar desapercibida para los cientos de asistentes a ciertas ceremonias que tienen lugar en sus instalaciones y que vamos a tratar de sacar a la luz.

Así, cuando se va a proceder a la puesta a flote de una nueva unidad, los días previos el personal del astillero se esfuerza en no dejar nada a la improvisación, pues además un acto de esas características conlleva muchos detalles que aunque algunos puedan pasar desapercibidos, pero todos en su conjunto hacen que el resultado final sea lo más perfecto posible. Y si encima el acto es vistoso, mejor aún. Además, un acto tan importante en la vida de un buque como es su primer contacto con el agua,, congrega por lo general a diversas autoridades incluso no solo españolas (civiles y militares), sino también extranjeras sobre todo cuando el nuevo buque tiene como destino otro país.

Así, por ejemplo, desde primeras horas del día fijado para la ceremonia, la tribuna donde se van a colocar los invitados recibe sus últimos retoques, la mesa donde se van a firmar los documentos correspondientes se coloca en el lugar idóneo, la clásica botella de champán se engalana y se prueba para que no falle en el momento de ser lanzada contra el casco, la megafonía recibe sus últimos chequeos y en definitiva, los operarios preparan con mimo un sinfín de detalles y entre todos ellos, no pueden faltar las banderas que engalanan la nueva unidad, y que le van a dar un aspecto realmente bonito al flamante buque en un día tan señalado.

El conjunto de todas ellas, 40 en total, (diferentes) comprende 26 banderas alfabéticas, 10 gallardetes numéricos (del 0 al 9), otros 3 denominados “repetidores” y un último gallardete conocido como “característico”, siendo denominadas todas en su conjunto como “Código internacional de Señales”.

Aunque el origen del mismo se remonta a 1855, la última revisión lo aprobó la IMO (Organización Marítima Internacional) en 1965, teniendo su uso como objeto principal, entre otros secundarios, informar de aspectos relativos a la seguridad de la navegación. Así, cada bandera izada por separado o en grupo tiene un significado particular, en base a un código internacional, de modo que gracias a ellas se pueden comunicar entre sí, dos o más buques de diferentes nacionalidades. No pretendemos dar aquí las “normas de uso” de las citadas banderas, aunque las traemos a colación por lo bonito que resultan cuando se izan en los buques.

Así, los días señalados, (Fiesta Nacional, Pascua Militar, Patrona de la Armada, etc.) todas las unidades se engalanan con las citadas banderas, las cuales suelen ser colocadas de manera aleatoria, sin otro objetivo que hacer que el buque e cuestión luzca lo mejor posible y quede vistoso. Por lo que al acto de botadura respecta, cualquier astillero español suele engalana r los buques con dos tipos de banderas, que partiendo de la parte superior del mástil irán hasta la proa y hasta la popa, pero como decimos sin seguir ningún orden establecido.

Pero esa costumbre, en la factoría de Navantia (sólo astillero de Cartagena), tiene una particularidad que obedece a la ocurrencia que tuvo hace muchos años cierto operario, ocurrencia que se ha ido transmitiendo a las generaciones siguientes, y como suele pasar desapercibida para el público que presencia el acto, es la razón por la que hoy aquí pretendo contar su historia.

Así, al citado operario, se le ocurrió insertar entre todas las banderas el nombre del buque (a veces también la numeral de costado, colocando el resto de manera aleatoria hasta completar el recorrido total. Esta costumbre, que en principio no pasaba de ser una simple ocurrencia, puede llegar a tener su utilidad cuando pasado un tiempo se trate de identificar a una unidad, pues a veces una imagen puede haber sido tomada a contraluz y resulte imposible de ver la numeral o el nombre del buque en cuestión…

Como decimos, esta “ocurrencia” que tuviera en su día el encargado de engalanar el buaue que se iba a poner a flote, -ya jubilado- ha sido transmitida a las generaciones siguientes, siendo el último ejemplo el que lució la flamante primera unidad de submarinos de la Serie 80 Plus, en cuyo engalanado de proa quedó reflejado con bandera del Código Internacionao la leyenda ISAAC PERAL S81.

Quizá esta simpática costumbre pueda ser plagiada a partir de ahora en eventos similares que tengan lugar en otras factorías navales, pero siempre le quedará al astillero de Cartagena –y al ocurrente cnargado de la maniobra- el honor de haber sido pionero hace ya muchos años en este particular uso de las banderas del “Código Internacional de Señales”, costumbre de la que dan fe las imágenes de diversas puestas a flote a lo largo de los años, y en las que se han remarcado las banderas que “hablaban” ese día por sí solas, para una mejor comprensión.
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