“…Se reconocen y protegen los derechos a expresar y difundir libremente los pensamientos, ideas y opiniones mediante la palabra, el escrito o cualquier otro medio de reproducción…”, así consagra nuestra Constitución en su art.20.1 a) la libertad de expresión, y muchas son las sentencias del Tribunal Constitucional, que nos indican que la libertad de expresión es el pilar fundamental del estado democrático y social de derecho, en tanto que cauce del principio democrático participativo, posibilita la expresión de opiniones que pueden desagradar profundamente a otros, que difieren de esa manera de ser o pensar, pues así lo requieren el pluralismo, la tolerancia y el espíritu de apertura, sin los cuales no existe sociedad democrática.
Por otro lado,las Naciones Unidas consideran que el discurso de odio “…es cualquier forma de comunicación de palabra, por escrito o a través del comportamiento, que sea un ataque o utilice lenguaje peyorativo o discriminatorio en relación con una persona o un grupo sobre la base de quiénes son o, en otras palabras, en razón de su religión, origen étnico, nacionalidad, raza, color, ascendencia, género u otro factor de identidad.”
El discurso del odio que viene literalmente de la expresión inglesa “hate speech”, puede ser muy sonoro pero a la vez impreciso, por ello casa más con la gramática periodística y política que con la jurídica. Decía Cicerón que el odio es la ira arraigada, pero más aún; el discurso de odio es también desprecio, humillación, falta de respeto, vejación e insulto y sí viene a través de los Medios de comunicación intoxica a la sociedad, el límite es la dignidad humana. Sin embargo la apología del odio es contagiosa ¿Tanta estulticia?.No hay ninguna manifestación de libertad, ni de igualdad compatible con el discurso del odio, son antagónicos. No es tolerable en una sociedad democrática que se ice la libertad de expresión para vejar y humillar ya sea personas o grupo étnico. La libertad de manifestarnos no debe ni puede ampararse en el derecho a expresar y difundir un determinado entendimiento o concepción del mundo o la Historia con el deliberado ánimo de menospreciar y discriminar.
El discurso del odio se filtra por los Medios de comunicación y las redes sociales tales como en Instagram, TikTok, memes…Son los elementos más visibles del desorden que se vive en el ámbito de la información. Las narraciones engañosas y denigrantes siempre han existido y han impactado a la opinión pública, jugando un papel importante en la configuración de la esfera pública al igual que a la incitación a la violencia y al odio.
Propongo que tu viaje a Ítaca no temas ni a los lestrigones ni a los cíclopes, ni al colérico Poseidón; pero por su a acaso, átate al mástil de proa y aprenden de los sabios, para que el canto de ira de las sirenas no envenene tu entendimiento, ni banalizes los males que acechan al alma y por ende estigmatices; pues , puedes y debes expresarte en libertad, sin odio, ni violencia, ni humillación, ni atentes a la a dignidad de una persona o de una tribu que entiendan el cosmos a su manera.
Si (
No(
