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Eutanasia o desesperación, por Pedro Cuesta Escudero, autor de "Atrapado bajo los escombros"

Eutanasia o desesperación, por Pedro Cuesta Escudero, autor de 'Atrapado bajo los escombros'
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(Copia literal páginas 45- 50)

sábado 02 de enero de 2021, 10:35h
Eutanasia o desesperación, por Pedro Cuesta Escudero, autor de 'Atrapado bajo los escombros'
-¡Sacadme de aquí! ¡Por favor, que alguien venga en mi ayuda! ¡No me dejéis abandonado!¿No me oís?... ¿Por qué no desescombráis? ¡Estoy aquí abajo atrapado! ¿Por qué no desescombráis, pandilla de ineptos? ¡Sois unos cabrones y unos hijos de puta! ¡Todos sois unos cabrones y unos hijos de puta! ¡No me sacáis de aquí porque no os da la gana!
Eutanasia o desesperación, por Pedro Cuesta Escudero, autor de 'Atrapado bajo los escombros'

¡Madre mía, qué suplicio más cruel! ¡No puedo más, madre mía! ¡Nadie me ayuda y no puedo más!

-¡Venid…ayudadme! ¡Estoy atrapado aquí abajo y no puedo salir!

¿Por qué me está pasando a mi todo esto? ¡Los hijos de puta de los terroristas…¡os podíais haber puesto la bomba en el culo y haber reventado!

¿Qué puedo hacer? ¿Calmarme…calmarme? ¡No me puedo calmar, es superior a mis fuerzas! El dolor de cabeza me mata, la sed me abrasa y ya no puedo resistirlo más.

-¡Por favor!... ¡auxilio!, ¡socorro! ¡Venid en mi ayuda! ¡No puedo soportar más este encierro! ¡Sacadme! ¿No me oís?... ¡Venid en mi ayuda!

No sé por qué estoy llorando. Me doy un tajo en la garganta y se acabó todo.

¡Será tremendamente doloroso!

¿Doloroso? ¡Soy un cobarde! ¡No tengo cojones! Con un cristal me hago un corte en el cuello y dentro de poco se habrá acabado todo.

La cobardía está en no saber afrontar la situación por terrible que sea. No debo permitir que la desesperación se apodere de mí. He de templar mis nervios como sea. ¡Son dificultades…, pero las superaré, me cago en…!

Un informe pensamiento de esperanza se aloja en mí. Tenemos pensamientos que no se completan. Pensamientos de esperanza, de alegría, pero mueren al nacer.

Me esforzaré en recobrarlos, en completarlos. He de desligarme de mi desesperación, de mi dolor, con el fin de encontrar más allá de mis sentimientos algo que me consuele de la triste y penosa situación en que me encuentro.

Dentro de poco se acabaría todo. Se acabaría el sufrimiento. Cortándome las venas por las muñecas me desangraré y vendrá la muerte sin enterarme. Dicen que casi no se sufre, que no es muy doloroso. Buscaré un cristal apropiado y me corto las venas y se acaba de una puta vez este sufrimiento. Porque la cabeza me duele tanto que parece que va a reventar.

¡Qué angustia! ¡Qué mal me encuentro!

Un cristal…, necesito un cristal. ¡Un par de tajos y se acaba de una vez!

No debo quitarme la vida. Es una cobardía y una insensatez.

¿Por qué?

Porque no está todo perdido. Hay una salida o quizás varias. Si no las veo es porque está todo muy oscuro. Una vez que la linterna obre en mis manos me reiré de estos sombríos y macabros pensamientos.

Es una vana esperanza. De esta sepultura jamás podré salir. La linterna será imposible encontrarla y lo más lógico es que esté chafada bajo los escombros.

De la misma manera que los escombros no me han aplastado a mí, la linterna también estará toda indemne. Y si las botellas están rotas es porque son mucho más frágiles.

No tengo escapatoria, habrá una montaña de escombros encima de mí y yo jamás los podré remover para escapar. Y desde arriba, si es que queda alguno vivo, que estaría por averiguarlo, tampoco se puede hacer nada. ¿Qué pasó con los ocho bomberos que quedaron atrapados cuando el incendio de los almacenes Arias en Madrid? Tardaron mucho tiempo en rescatarlos y cuando los encontraron ninguno estaba vivo. Y lo de los almacenes Arias no fue de las dimensiones que a buen seguro ha sido aquí.

No es lo mismo, ya que en los almacenes Arias hubo un incendio y esos bomberos murieron asfixiados, ya que el humo se había metido en todas partes.

Aquí el oxígeno no tardará en desaparecer del todo. Y la muerte vendrá sin remisión. Y morir poco a poco por asfixia debe ser horrible. Si además le unes los fuerte dolores que padezco…

El oxígeno se debe estar renovando por alguna rendija. En caso contrario, con el tiempo que ya llevo sepultado, no lo contaría.

Da la impresión que estoy bajo los escombros una eternidad, pero en realidad no será mucho tiempo. Lo que pasa es que aquí el tiempo corre de otra manera, casi está parado. No llevaré aquí atrapado más de una hora.

¡Hala!

Sí, no llegará a una hora. El estruendo de las máquinas trabajando allí arriba se oiría, aunque sean muchas las toneladas de escombros que tenga encima. Cualquier ruidillo de allá arriba debe retumbar aquí de mala manera. No ves que el sonido se propaga con más intensidad en un medio sólido. No habrá habido ni tiempo para que lleguen las máquinas. Y ya casi no hay oxígeno. La prueba de que casi no hay oxígeno está en el espantoso dolor de cabeza que estoy sufriendo.

El dolor de cabeza será por el trauma que me ha supuesto esta catástrofe. Simplemente es una fuerte jaqueca. Ya las he tenido en otras ocasiones. Además tengo magulladuras y heridas por todas partes.

¿Cómo quieres que me encuentre en estas condiciones? Estoy sin beber, sin descansar, aterrorizado. Por estos motivos me encuentro en tan mal estado.

La sed que padezco es delirante. ¿Cuándo podré beber? ¿Dónde encontraré agua? ¿Y comida? El suplicio que me espera no tendrá punto de comparación con lo que ahora estoy padeciendo. ¿Cómo podré salir de aquí? Nadie me sacará porque nadie sabe que me encuentro aquí. No tengo probabilidad de sobrevivir. Y no voy a esperar que el sufrimiento que padezco, que va en aumento cada vez, me reviente. Me corto las venas ahora que puedo y…

Dios es el único dueño absoluto de la vida. El hombre la ha recibido sólo en administración.

No me hagas reír.

Rompiendo con la vida para acabar con el dolor es, simplemente, rebelarse contra Dios.

Todo eso son paparruchadas. Tengo la cabeza llena de las memeces que me metieron de pequeño. Yo amo la vida como el primero. Bien sabe Dios lo que daría por salir de esta tumba. Pero no estoy sepultado por mi voluntad. Yo no me he sepultado. ¿Quién ha sido? ¿Una casualidad? ¿Un capricho? ¿De quién? ¿De Dios? Si Dios lo ha querido, acabando con la vida lo único que hago es ayudarle en sus planes. Pero me ahorro una lenta agonía que barrunto terrible. No creo que a Dios le agrade un sufrimiento cruel e inútil.

El sufrimiento físico o moral es la contribución que el hombre pone para hacerse aplicar eficazmente los méritos de Cristo.

¿Quién ha dicho eso? ¡Qué bien me inculcaron la lección! A mí me parece que se ha elaborado mucha doctrina al margen de Dios para tener atemorizada y amenazada a la gente. Si, como dicen, Dios es infinita bondad, ¿cómo va a desear la tortura y el dolor de una forma gratuita e innecesaria?

Los escrutinios de Dios nadie los conoce.

Nadie los conoce y, sin embargo, ¿cómo se sabe que Dios quiere que uno haya de aguantar inútilmente hasta reventar de dolor? A mí me parece moralmente perverso el permitir, en un caso de desahucio total como el mío, que se prolongue el sufrimiento hasta caer en la desesperación o en la enajenación mental.

El suicidio es un pecado grave que ofende al Creador. Lo único que podemos hacer es tener resignación y esperar que se consumen los planes de Dios.

¡A la mierda con la resignación! ¡No aguanto más! Me cago en la puta, ahora no encuentro cristales apropiados. En cuanto tenga uno en mis manos no dudaré un instante en abrirme las venas.

¿Qué es eso? ¿Qué ruido es ese? ¡Parece que todo se va a hundir! ¡Moriré aplastado! He de ponerme a salvo. ¡Cómo retumba!

¡Son las excavadoras! ¡Vienen a rescatarme!¡Estoy salvado!¡Ya sabía yo que en Barcelona se hacían las cosas bien hechas!¡Viva Maragall, eres un tío collonut!

Es un simple corrimiento de tierras.

¡Me cago en la puta, siempre me ha de venir al pensamiento todo lo más funesto que puede haber!

Admito que sean excavadoras, pero ¿qué tanto por ciento de posibilidades hay que manipulando con las excavadoras no se hunda todo esto y me aplaste?

¿Cómo se va a hundir, jilipollas? Conforme vayan quitando escombros menos peso habrá encima y esta estructura, que hasta ahora impide que sea aplastado, aguantará mejor. Además, van con perros que detectan la presencia humana y, en cuanto me localicen, irán con sumo cuidado. Taladrarán agujeros para poderse poner en comunicación conmigo. Me echarán agua y beberé a reventar.

-¡Daos prisa!¡Estoy aquí! ¡Sí, sí, seguid !.

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