Recordemos que es una coyuntura mundial y afecta de forma distinta según las culturas. Hay países en vías de desarrollo como África subsahariana o la India, en los que este azote vírico ha supuesto un freno en el progreso de las niñas, por el cierre de escuelas, ya que una vez desenganchadas del sistema educativo, no vuelven a escolarizarse, perdiendo oportunidades de desarrollo intelectual y social, por lo que ha subido el número de matrimonios forzados infantiles y la mutilación sexual.
En nuestro entorno más próximo aún existen situaciones, que al margen de la enfermedad, necesitan de nuestra permanente atención para evitar que las mujeres nos desenganchemos del progreso y de lo que hemos conseguido.
Levemente se habla de las agresiones a mujeres, que siguen habiendo, sin ir más lejos en Torrent (Valencia) una niña defendía a su madre, que afortunadamente no murió, de las agresiones propinadas por su pareja... ¿Cuánto habrá visto esta niña que declaraba que esta situación era frecuente?, ¿Cuánto habrán visto sus hermanos?, ¿Qué secuelas les quedarán a estos niños? ¿Se olvidaran de los malos tratos? ¿Les quemará esta huella imborrable de sufrimiento?
Los expertos hablan de que las víctimas, que siguen vivas, quedan sumidas en un estado síquico que las incapacita para retomar la normalidad. Las lesiones a este nivel tienen síntomas cognitivos y fisiológicos, llegando a una transformación de la personalidad, con periodos de inadaptación, que conllevan a un deterioro de las relaciones sociales y laborales. Ya sé que no es 25 de Noviembre, pero la violencia contra la mujer no tiene calendario y no debemos olvidarlo.
El 2020 de pandemias, alarmas y de mentiras en todos los colores políticos y en todas las opciones sanitarias (los anti-vacunas, negacionistas, etc), ha terminado ya y ahora el 2021 comienza como empezó el anterior, con eso de "póntela", en esta ocasión me refiero a las vacunas, esperemos que solo sea por esta cuestión.
Si (
No(
