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'La formación del profesorado', por Pedro Cuesta Escudero autor de Por una escuela pública de calidad. Bases para una educación íntegra
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"La formación del profesorado", por Pedro Cuesta Escudero autor de Por una escuela pública de calidad. Bases para una educación íntegra

sábado 02 de diciembre de 2023, 08:24h
'La formación del profesorado', por Pedro Cuesta Escudero autor de Por una escuela pública de calidad. Bases para una educación íntegra

¿Qué viabilidad puede tener cualquier reforma educativa si no es secundada por la mayoría de los que han de aplicarla en las aulas? Y es que el profesorado es el eje de todo sistema escolar. El profesorado es más importante que cualquier proyecto educativo, por muy maravilloso que sea, porque es quien lo ha de poner en marcha, y sin su concurso resulta papel mojado. Por tanto la preparación o formación del profesorado es el problema más importante de cualquier sistema educativo. Y la formación del profesorado es una de las asignaturas pendientes de la democracia española. La escuela vale tanto, decía Cossío, como vale el maestro/a. “El maestro no representa un elemento de ese orden –se expresaba Giner de los Ríos en el discurso inaugural del curso de la ILE de 1880-1881, sino el primero, por no decir el todo. Dadme al maestro y os abandono la organización, los medios materiales, cuantos factores en suma, contribuyen a auxiliar su función”.

La LOGSE se olvidó del profesorado

Las tensiones que se originaron con las nuevas orientaciones del sistema educativo tuvieron y tienen su punto de inflexión en el seno del profesorado. Las reformas metodológicas y organizativas, junto a las nuevas exigencias sociales y a la aceleración de los conocimientos, acaban pesando sobre el profesorado que, por motivos diversos, pero principalmente por su perfil profesional cerrado, le crea problemas de adaptación, llegando a afectarle, incluso, la misma concepción de su profesión. Cuando se implantó la LOGSE se pasó de puntillas por el capítulo del profesorado. Se pensó en unos cursillos de reciclaje (sin control de aplicación y no llegaron a generalizarse) que bastarían para que los profesores/as de BUP superaran su papel instructivo y seleccionador y asumieran los profundos cambios que suponía la reforma. Pero no fue suficiente.

Tan fácil que es cambiar un plan de estudios y tan difícil es cambiar los estudios mismos. Porque lo primero depende de la voluntad política, pero lo segundo de profesores/as y alumnos/as. Por ello cuando se presenta cualquier tipo de reforma hay que prestar especial atención con el personal de que se dispone para que dicha reforma se pueda poner en marcha. La formación del profesorado existente y del que ingresa es, pues, la principal condición para el éxito de cualquier reforma en los temas educativos. Resulta urgente, pues, una reforma profunda que primero defina el tipo de profesorado, para aplicar de modo sistemático un modelo global de formación docente, donde se incluya de manera intencionada la formación inicial de maestros/as y profesores/as, su acceso a la función pública, la formación permanente y la existencia de una carrera docente abierta a todo el profesorado.

Cuerpo único

Todos los educadores y enseñantes se deben agrupar en un cuerpo único, con la misma categoría y el mismo sueldo. No deben establecerse distintas categorías entre los profesores/as porque se dediquen a sectores de población de distintas edades. No es más importante un profesor/a de secundaria que el de infantil. “Si en la edad del alumno- ya lo denunció Cossío-, que es en lo único que cambia, hubiera de fundarse el pretendido orden jerárquico de la función docente, iríamos al absurdo, que todos rechazarían, de considerar al médico de niños inferior al de adultos”.

La misión es la misma, educar, tanto los que se dedican a la etapa infantil, como a la primaria y a la secundaria. Y lo mismo que denominamos con el nombre genérico de “médicos” a todos los licenciados o doctores en Medicina, deberíamos llamar educadores/as a todo el profesorado de infantil, de primaria y de secundaria. Cuando se habla de “cuerpo único de profesorado” quiere decir único en cuanto funcionario del Estado, con un único sueldo, trabaje donde trabaje, aunque diverso en cuanto a condiciones, preparación, funciones y responsabilidad. Esa diversidad, como cargos directivos, tutorías, coordinación, especialidad, explicar materias que requieren una mayor preparación, se debe reflejar en las retribuciones por medio de emolumentos complementarios.

Formación inicial del profesorado

Bajo este prisma de cuerpo único la formación inicial ha de partir de un tronco común de dos cursos universitarios, el primer ciclo. Estos dos cursos comunes, ciclo de estudios académicos de nivel superior, deben ser de estudios profesionales básicos para que los estudiantes adquieran una amplia cultura, tanto humanística como pedagógica, psicológica, sociológica y científica. El objeto de dichos estudios es la formación personal del alumno/a de manera que lo habiliten para pensar de la manera más racional y científica posible. Lo disciplinen con un rigor metodológico y lo capaciten para comprender la complejidad de todo conocimiento. Esta formación personal y académica sería común para todos los futuros educadores/as. Filosofía de la Educación, Psicología de la Educación, Teoría e Historia de la Educación serían materias obligatorias en este primer ciclo.

En el 2º ciclo, también de dos cursos o estudios profesionales especializados, los futuros educadores/as se van decantando hacia la especialidad, teniendo en cuenta el diseño curricular de la acción educativa: educación infantil, educación primaria, idiomas, educación física, educación especial, educación tecnológica, educación estética y educación intelectual. Dentro de la educación intelectual caben las especialidades de Lingüística, Matemáticas, Naturales y Ciencias Sociales. En la formación de estos especialistas se distinguen dos componentes: una formación general sobre las materias a impartir y otra profesional con las competencias teóricas y prácticas necesarias para trabajar en el aula. Para ser profesor/a se deben poseer los conocimientos adecuados. No se puede enseñar una materia sin un conocimiento muy claro de la misma. No basta con aventajar un poco al alumnado. Si no se tiene un conocimiento claro y profundo, los razonamientos serán incompletos. Solo cuando se conoce profundamente una cosa se puede enseñar claramente lo elemental.

Educadores/as de la etapa infantil

Lo educadores de la etapa infantil (de 0 a 6 años) se deben especializar en los estudios psicológicos de esa etapa, así como también en la evolución que experimentan los niños/as en esas edades. Como el desarrollo el niño/a es primordial, en esta etapa los educadores/as deben tener recursos educativos muy profundos para facilitar ese desarrollo. También debe tener conocimientos de medicina infantil para detectar las enfermedades propias de esas edades y poder seguir el tratamiento que disponga el pediatra y así evitar, en la medida de lo posible, las frecuentes ausencias de los padres de sus puestos de trabajo.

Educadores/as o maestros/as de primaria

Sobre la preparación que han de tener los educadores/as o maestros/as de primeria, además de estudiar la peculiar de los niños/as de esas edades, no h de variar mucho de cuanto se viene haciendo hasta ahora. El dominio de la metodología y de la didáctica del conocimiento globalizado que ha de impartir debe ser importante. Pero su misión primordial es continuar con la educación llevada a cabo en la etapa anterior. Deben trabajar la memoria, los sentidos, la imaginación, la atención, la responsabilidad, la voluntad, los principios éticos y morales, la tolerancia y el respeto a los demás y a la diferencia. Es decir, han de aprender a saber llevar con éxito las tutorías.

Profesores/as de educación física

Los profesores/as de educación física, además de ser expertos en lo relativo a la gimnasia y a los deportes, ha de estudiar fisiología para que conociendo bien el cuerpo humano puedan actuar sobre él y, además, dietética para educar a sus alumnos/as en la buena y sana alimentación y poder llegar al ideal de mens sana in corpore sano. Gimnasia, deportes, fisiología, dietética, primeros auxilios y, por supuesto la psicología del adolescente.

Profesores/as de educación tecnológica

Los profesores/as de educación tecnológica han de estudiar nociones de técnica, mecánica, dibujo técnico, electrónica, electrotecnia, automoción, informática, manualidades, plástica, cultura audiovisual, tecnología de la información y de la comunicación, imagen y sonido, tecnología industrial. En alguna de estas materias se han de especializar con un estudio más en profundidad para la Formación Profesional. Además, estos profesores/as de Formación Profesional deben contar con una experiencia laboral en el sector en el que van a impartir docencia, así como enfatizar la importancia del conocimiento aplicado y de los recursos didácticos como contenido formativo.

Profesores/as de educación estética

Los profesores/as de educación estética han de estudiar Historia del Arte, Cultura clásica y sagrada, Artes plásticas, Modelado, Dibujo artístico, Poesía, Música, Danza, Canto, Cine, Fotografía, Diseño, Artes escénicas. También para la Formación Profesional es necesaria la especialización en algunas de estas materias.

Profesores/as de lenguas

Los profesores/as de lengua han de estudiar, además de la lengua viva en que se especialicen, Latín, Griego, Oratoria, Prosodia, Gramática, Ortografía, Técnicas de estudio, Literatura.

Profesores/as de ciencias exactas

Los profesores/as de ciencias exactas han de estudiar Matemáticas con sus variantes (Aritmética, Geometría, Álgebra, Trigonometría…), Economía y Física.

Profesores/as de ciencias de la naturaleza

Los profesores/as de ciencias de la naturaleza han de estudiar Geografía, Astronomía, Geología, Ciencias Ambientales, Meteorología, Química, Botánica, Zoología, Patología.

Profesores/as de ciencias sociales

Los profesores/as de ciencias sociales han de estudiar Historia Universal, Historia del Mundo Contemporáneo, Historia de España, Historia de Europa, Historia de las Civilizaciones, Cultura Científica, Geografía Física, Economís, Agricultura, Industria.

Profesores/as de educación moral

Los profesores/as de educación moral han de estudiar Moral, Educación para la Ciudadanía, Ética, Filosofía, Historia de la Filosofía, Psicología, Derecho.

Profesores/as de educación especial

Los profesores/as de educación especial han de especializarse en los estudios ya establecidos para atender las patologías que presentan algunos alumnos/as.

Didáctica y Metodología

Hay la creencia que con solo saber perfectamente una materia es suficiente para ser profesor/a de esa materia. Puede que para los altos niveles de la enseñanza (Universidad) sea cierto, aunque no lo es todo, porque el conocimiento de las leyes y reglas de enseñanza ahorra al profesorado mucho trabajo y economiza muchos esfuerzos. Enseñar no es trasmitir la ciencia, sino excitar y dirigir al discípulo para que forme su ciencia. Ello supone, además del conocimiento de lo que se va a enseñar, ideas claras de los métodos de enseñanza. Junto con las materias estudiadas se ha de incluir su didáctica y su metodología.

Educar

Como los profesores/as de secundaria no son generalistas como los de primaria, se han de especializar en las materias que han de impartir con sus respectivas metodologías. Sin embargo, ni los conocimientos adecuados ni la cultura técnica son suficientes. Los profesores/as de secundaria no pueden seguir siendo simples transmisores de los contenidos de las materias de su especialización, porque su misión no consiste solo en “impartir” dichas materias, sino también educar. El profesor/a al igual que el maestro/a, necesita algo más que saber y saber enseñar, necesita educar, o sea desenvolver armónica y sistemáticamente, la disposiciones de todos los alumnos/as, disciplinar su voluntad, moralizar su conducta, formar su carácter, sugerirle ideas, hacer que cada uno siga su propio destino, que se consigue en las horas de tutoría. Para ello todos los profesores/as han de tener nociones básicas de psicología infantil o de psicología del adolescente, según al sector a que se dediquen, porque existe la errónea tendencia a interpretar la psicología del niño/a o la del adolescente desde el punto de vista del adulto. Los niños/as y los adolescentes no son adultos en miniatura y su mentalidad no es solo cuantitativamente distinta, sino también, cualitativamente. Hay que ponerse en guardia contra de la facilidad de sacar consecuencias sobre la mentalidad de los niños/as y adolescentes pensando con cerebro de adulto.

Trabajo en equipo

Hay que tener en cuenta que el equipo es más importante que el profesor/a. En secundaria la faena del profesor/a no se entiende como un proyecto particular, no funciona como “profesor/a libre”, sino que encuentra su sentido dentro de un proyecto docente, de una organización que es la que se hace responsable solidariamente de los objetivos. Por muy bueno que sea un jugador de fútbol si el equipo no funciona no se gana. Cuatro son en definitiva los saberes que se necesitan para ser maestro/a o profesor/a: saber lo que se ha de enseñar, saberlo enseñar, saber educar y saber trabajar en equipo.

En un nuevo sistema escolar que aborde toda la problemática que la educación actual plantea, se necesita un profesorado preparado, motivado y reconocido. Preparado quiere decir formado; motivado quiere decir con expectativas profesionales; y reconocido quiere decir valorado socialmente. “Cuatro rasgos fundamentales – valora Álvaro Marchesi- configuran el desempeño profesional de los docentes: su formación, sus condiciones de trabajo, la valoración social que reciben y sus perspectivas profesionales”. Si el profesor/a no posee una seria preparación profesional, si no tiene una tendencia a meditar sobre los problemas generales y un sincero entusiasmo por el bien común y el progreso moral de las generaciones, enseñará mejor o peor una materia, pero nunca será un verdadero educador/a. Es inaceptable la idea de los que piensan que solo con ser técnicos en la enseñanza de una materia es suficiente, sin que las responsabilidades educativas no les incumban. La actividad de un profesor/a no es solamente instruir a los alumnos/as, sino también conocerles, hacerles un seguimiento personal para poder educarlos. No basta con enseñar, es preciso educar, para lo cual hay que obrar sobre la mente y sobre la conducta. El profesor/a ha de educar para la sociedad, no para los partidos políticos, para la ciencia, no para los sistemas, para la conciencia, no para las confesiones. No significa, naturalmente, que el profesor/a no deba tener convicción alguna, ni pertenezca a ninguna comunidad religiosa o política, pero su trabajo no ha de regirse por su propia confesión, sino por la misión específicamente pedagógica: educación de los alumnos/as.

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