nuevodiario.es
'Organigrama del sistema educativo', por Pedro Cuesta Escudero autor de Por una escuela pública de calidad. Bases para una educación íntegra
Ampliar

"Organigrama del sistema educativo", por Pedro Cuesta Escudero autor de Por una escuela pública de calidad. Bases para una educación íntegra

miércoles 15 de noviembre de 2023, 08:52h
'Organigrama del sistema educativo', por Pedro Cuesta Escudero autor de Por una escuela pública de calidad. Bases para una educación íntegra

El sistema educativo que proponemos se establece con una estructura similar a como lo dispuso la LOGSE, que las posteriores leyes educativas no han variado y la ciencia pedagógica, el sentido común y la mayoría acepta, porque la distribución de sus etapas coinciden con la infancia, la niñez, la adolescencia y la juventud, fases de la vida humana con características y disposiciones diferentes. O sea el sistema educativo y docente lo estructuramos con los siguientes ciclos: Educación infantil, educación primaria, Educación secundaria y Enseñanza superior.

En la Educación infantil, que comprende un alumnado que va de cero a seis años se distinguen dos ciclos: El Jardín de Infancia (que en Cataluña se llama Escoles Bressol) de 0 a 3 años y el Parvulario de tres a seis años.

La Educación primaria, con un alumnado de seis a doce años (etapa de la niñez) se organiza en tres ciclos de dos años cada uno.

En la Educación secundaria se distinguen tres apartados claramente diferenciados, la Educación secundaria obligatoria (ESO) hasta los dieciséis años, que también es obligatoria y común y también consta de dos ciclos de dos años cada uno. Después viene la Enseñanza general superior (EGS) (lo que hasta ahora conocemos como bachillerato) de dieciséis a dieciocho años y consta de dos cursos, o la Formación técnico profesional (o Módulos profesionales), que consta de Primer grado, Grado medio y Grado superior y puede ser reglada, ocupacional o continua.

En la Enseñanza superior se distinguen La Enseñanza superior no universitaria de tres o cuatro cursos y la Enseñanza universitaria para licenciarse o doctorarse.

También se contempla la Formación continua o de Adultos, concepto que no ha de ir únicamente unida a la formación continuada típicamente profesional, sino también a los que no han tenido ocasión de recibir una suficiente enseñanza y quieren adquirirla fuera de las etapas oficialmente establecidas.

Creemos como más pertinente que toda la infancia esté ubicada en un mismo centro, las escuelas infantiles, en vez de lo que vemos ahora, que los jardines de infancia o escuelas cuna -como algunos las denomina- y que se ocupan de la primera infancia (de 0 a 3 años) con unas instalaciones independientes y los Parvularios (de 3 a 6 años) que se adjuntan a las escuelas primarias. No cabe duda que es la conveniencia de cada circunstancia la que determina la separación de ambas etapas de la infancia. Pero es más lógico que en circunstancias normales la primera infancia y los párvulos constituyan las escuelas infantiles para rentabilizar profesorado y edificio. Y porque constituyen una etapa educativa independiente de la primaria, con un equipo directivo propio, su oportuna Asociación de Madres y Padres, y con un horario escolar y calendario autónomos. El equipo directivo, democráticamente elegido, formado por un Director/a, dos coordinadores/as, uno por el jardín de infancia y otro por el parvulario y un secretario/a. El edificio de las escuelas infantiles ha de tener sol, ventilación, limpieza, jardín, patio, comodidades, alegría, seguridad, salas cuna, salas de juego, comedor, baño, etc. No estaría de más que para mayor seguridad desde conserjería se pudiera controlar por medios televisivos las salas cuna y otros habitáculos, así como la puerta de entrada para solo admitir el acceso a personas autorizadas. Y tener línea directa con los centros médicos de pediatría. También sería interesante que, a través de internet y marcando una clave secreta, los padres o las madres puedan observar a sus pequeños.

El educador/a tutor/a de P5 (párvulos de cinco años), que ya debe haber iniciado las técnicas de prescolar, creemos que debe proseguir con sus alumnos/as en primero de primaria para rematar el proceso del inicio a la lectura y escritura y porque resulta más efectiva la continuidad con primaria, pues, aunque cada etapa educativa tiene sus propias características y sus propios objetivos, no significa que no deba haber coordinación con la siguiente. Y para los alumnos/as no resulta tan traumático el cambiar de centro y de ambiente, si lo hace con el mismo maestro/a que ha tenido. Cuando este maestro/a regresa a su parvulario debe pasar el testigo de su tutoría con todo su bagaje al que se haga cargo del 2º curso de primaria.

En el último curso - 6º de primaria- deben dar clase a los alumnos/as, en vez de uno por aula, como en los demás cursos de primaria, dos maestros/as, uno para la educación del sentimiento y de la estética, de la ética y lo social y del lenguaje y el otro de la educación en función del conocimiento matemático-físico, medioambiental, manual y tecnológico. Y ello por dos razones, porque esos profesores/as han de rotar con sus alumnos/as a 1º de secundaria y porque hay que profundizar y precisar por ser final de etapa y para que el alumnado tenga menos problemas de adaptación al acceder a la siguiente etapa, ya que la cultura de la secundaria es diferente, hay mayor número de profesores, lo que incrementa la diversidad de estilos, y hay un ambiente menos protector y más exigente. De esta manera se suavizan las características más acusadas de la nueva etapa. Para que pueda cuadrar la distribución de dos educadores/as por clase, el número de líneas ha de ser par. Los centros escolares ideales, tanto de primaria, como de secundaria, son los que cuentan con cuatro líneas por nivel. Esos maestros/as que han pasado a 1º de secundaria cuando regresan a primaria al acabar el curso, han de entregar al tutor de 2º de la ESO toda la documentación de su tutoría.

Es que los centros escolares de la ESO deben estar muy coordinados con los de Primaria porque forman el mismo proceso educativo. Aunque físicamente deben estar separados porque no es conveniente juntar la niñez con la adolescencia en una misma escuela. La adolescencia es una etapa de la vida muy controvertida, cuyos límites, como todas las fases de la vida, no están claramente delimitados, ya que no hay saltos bruscos en el desarrollo del ser humano. Aunque entra de lleno dentro de la etapa de la ESO. Si esta etapa del sistema educativo es la más controvertida y difícil es porque los educadores (padres, madres y profesores/as) no han llegado a comprender toda la problemática de la adolescencia. Además del despertar de la pubertad, la adolescencia se caracteriza por la necesidad de autoafirmarse, de remarcar su propia individualidad y, por tanto, de interiorizar lo externo. Además de saber y conocer el adolescente siente la ardiente necesidad de producir. Esa producción se diferencia de la tendencia al juego del niño/a en que, en vez del placer de jugar quiere obtener un resultado como premio de su actividad. El error de padres, madres y de educadores/as en general es tratar de convencer a los adolescentes de que estorban y de que su labor es inútil. Con esta bárbara opinión matan para el porvenir sus energías. El adolescente, como explorador de tierra virgen, observa con curiosidad creciente cuanto le rodea, empieza a sentirse fuerte y su afán creador es singular.

A pesar de la personalidad controvertida de los adolescentes no es perjudicial el que en el mismo instituto convivan dentro de lo que llamamos secundaria realidades diferentes del sistema escolar como es la Enseñanza General Superior (lo que hoy llamamos bachillerato), los Ciclos Formativos. El bachillerato era el grado menor que conferían las facultades cuando las Universidades fueron creadas en la Alta Edad Media. Pero hace ya tiempo que esos estudios secundarios se realizan fuera y al margen de la Universidad, por lo que no tiene sentido que se continúe llamando bachillerato y, máxime si no hay que estructurarlos en función de la enseñanza universitaria. En anteriores planes de estudio se perfilaba el último curso de secundaria como preparatorio para la Universidad, los famosos Preu el COU (Curso de orientación universitaria) de la ley de 1970. Sin embargo ahora con solo dos años de estos estudios secundarios, y habiendo muchos alumnos/as que los cursan y luego no pasan por la aulas universitarias, no hay que siga vinculándolos a la Universidad. Incluso si pensamos con los que van a pasar por las aulas universitarias, lo que se necesita es que lo hagan ya dotados de una amplia cultura general, pues, como se sabe, la dedicación de la Universidad solo se orienta en la investigación y en la preparación para la alta especialización. Y si esta etapa de la secundaria se centra en la trasmisión de una amplia cultura creemos que la denominación que mejor le cuadra es la de Enseñanza General Superior (EGS)

¿Te ha parecido interesante esta noticia?    Si (0)    No(0)

+
0 comentarios