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'Santa Ágata del retablo de Sant Martí Sarroca', por Pedro Cuesta Escudero autor de El retaule gòtic de SAant Martí Sarroca
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"Santa Ágata del retablo de Sant Martí Sarroca", por Pedro Cuesta Escudero autor de El retaule gòtic de SAant Martí Sarroca

martes 01 de agosto de 2023, 09:48h
'Santa Ágata del retablo de Sant Martí Sarroca', por Pedro Cuesta Escudero autor de El retaule gòtic de SAant Martí Sarroca

Esta figura es fácilmente identificable por el plato o frutero que lleva que contiene dos pechos cortados. Se trata de Santa Ágata o Águeda y el plato es el singular atributo de su tortura.

Según la tradición cristiana fue virgen y mártir y una de las santas más veneradas por la Cristiandad en la época antigua. Otros atributos con los que se le acostumbra a representar, además del plato con los pechos, cortados, es la palma propia de todos los mártires y suele ir vestida con una túnica talar, arruinada. Sin embargo en el retablo de Sant Martí Sarroca la vemos vestida como una dama de buena posición del siglo XV.

Santa Ágata nació el año 230 en una familia ilustre de Catania. Era muy bella y atractiva, aunque muy devota y respetable. El cónsul de Sicilia Quintiliano, aprovechándose de la persecución a los cristianos decretada por el emperador romano Decio, intentó seducir a Ágata aprovechándose de su poder e influencia. Al no conseguir sus favores la recluyó en un burdel para que se corrompiese. Y encargó a Afrodisia, la maestresa del prostíbulo, que fuese seducida con todas las tentaciones del mundo.

Viendo el cónsul que sus deseos no se cumplían ordenó a sus verdugos que la sometiesen al tormento del caballete y que le cortasen los pechos lentamente. Fue entonces que, según la tradición, le gritó: “Cruel tirano, ¿no te da vergüenza torturar en una dama el mismo pecho con el que de pequeño te alimentaste? Aquella noche la desamparada doncella fue consolada por la visión de San Pedro, que milagrosamente la curó. Entonces Quintiliano montó en cólera y ordenó que la quemaran viva. Pero en el momento en que iban a aplicar el tormento se produjo un terremoto y el pueblo, amotinado, culpó al cónsul por su crueldad hacia Ágata. A pesar de todo la retornó nuevamente a la prisión. Ágata murió como consecuencia del mal que se le había infringido.

Al siguiente año de su muerte, el volcán Etna entró en erupción y la gente temerosa de ser engullida por la lava, fue al sepulcro de la joven mártir, que estaba cubierto con un velo. Pusieron este velo como escudo para retener la progresión de la lava, cosa que consiguieron. A partir de este prodigio se convirtió en patrona de Catania y de toda Sicilia y su veneración cruzó fronteras y se extendió por toda Europa. Desde entonces es invocada para prevenir los daños del fuego, los rayos y los volcanes. También se recurre a Sata Ágata para los males de pecho, partos difíciles y problemas de la lactancia. En general es considerada la protectora de las mujeres.

Esta clase de historias de doncellas ardorosas en su fe en Dios que fueron humilladas y torturadas para corromperlas, es abundante en a literatura religiosa.

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