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'En busca de las especias', por Pedro Cuesta Escudero autor de Y sin embargo es redonda. Magallanes y la primera vuelta al mudo y de Mallorca patria de Colom

"En busca de las especias", por Pedro Cuesta Escudero autor de Y sin embargo es redonda. Magallanes y la primera vuelta al mudo y de Mallorca patria de Colom

miércoles 03 de mayo de 2023, 08:36h
'En busca de las especias', por Pedro Cuesta Escudero autor de Y sin embargo es redonda. Magallanes y la primera vuelta al mudo y de Mallorca patria de Colom
'En busca de las especias', por Pedro Cuesta Escudero autor de Y sin embargo es redonda. Magallanes y la primera vuelta al mudo y de Mallorca patria de Colom

Ya desde la antigüedad las especias, especialmente el azafrán, la canela, el clavo, el jengibre, la nuez moscada y la pimienta se utilizaron como condimentos en las comidas y para conservar los alimentos.

'En busca de las especias', por Pedro Cuesta Escudero autor de Y sin embargo es redonda. Magallanes y la primera vuelta al mudo y de Mallorca patria de Colom
'En busca de las especias', por Pedro Cuesta Escudero autor de Y sin embargo es redonda. Magallanes y la primera vuelta al mudo y de Mallorca patria de Colom

La dieta europea a finales del siglo XV

A finales del siglo XV la dieta era muy pobre. La alimentación se componía sobre todo de farináceas: trigo, centeno, cebada, avena y mijo. La comida más común estaba compuesta por trozos de pan que flotaban sobre una sopa clara de verduras y raramente se comía carne fresca, la cual estaba reservada, casi exclusivamente, a las clases pudientes. La burda voracidad era el desquite a la monotonía de esas comidas. Si cualquier alimento se adobaba con alguna especia, su sabor cambiaba como por encanto.

Ya en la Edad Media habían llegado a Europa a través de los musulmanes muchas hortalizas y frutas de Oriente Medio como berenjenas, alcachofas, melones, albaricoques, naranjas, limones… Con el descubrimiento de América los europeos empezaron a recibir del Nuevo Mundo maíz, alubias, fríjoles, tomates, pimientos, vainilla, cacao, chocolate, tabaco, piña, patatas, estas últimas empezaron a ser comidas a partir del siglo XVIII como consecuencia de las grandes hambrunas que hubo. O sea, la difusión de esos productos en Europa fue desigual, a veces rápido, como el maíz, y otras, como las patatas, tardía.

Por otra parte, al no existir los frigoríficos, ni forma de guardar los alimentos, a no ser con la salación, las carnes se pudrían y los demás víveres se conservaban mal. En el centro de Europa, en donde el ganado era la principal fuente de alimentación, al llegar el invierno se tenía que sacrificar a la fuerza la mayoría de las reses, o se morían de hambre, ya que en ese tiempo no había pastos. Para conservar esas carnes y otros alimentos se utilizaban las especias, experimentando, además, un buen sabor. Por otra parte, a muchas especias se les adjudicaban propiedades medicinales. Como se extendió la creencia de que el clavo dulcificaba el aliento, era frecuente que los nobles lo pusieran en las bebidas alcohólicas, como en el vino y en la cerveza. También se creía que el clavo molido en polvo si se aplicaba en los ojos la visión mejoraba, o en la frente aliviaba la fiebre y los resfriados. Si se añadía a la comida, además de cambiar el sabor como por encanto, estimulaba la vejiga y limpiaba el colon. Se decía que si se consumía con leche hacía las relaciones sexuales más satisfactorias. O sea, el clavo era milagroso y maravilloso en todos los aspectos.

Las especias crecían en unas islas lejanas, míticas, las Molucas o el Malucco, situadas en la actualidad en la República de Indonesia. El camino para llegar esas especias a las mesas de los europeos ricos y poderosos era tortuoso y complicado. A lo largo de los siglos habían alcanzado el continente europeo a través de dos rutas, por tierra atravesando Asia central – la ruta de la seda- o por mar, por el océano Índico y el golfo Pérsico. Las dos rutas arribaban a los puertos del Mediterráneo oriental, a donde iban a adquirir esas y otras mercancías exóticas los venecianos y los genoveses, los cuales las distribuían por las distintas ciudades europeas a unos precios elevadísimos, pues habían pasado por muchas manos usureras. Pero los productos del lejano Oriente se convierten en artículos de lujo del que ya no podían prescindir la aristocracia y la burguesía enriquecida de Europa. Se hablaba de la lejana China, del Cipango y de la India como países exóticos y muy ricos y envidiados. Y máxime cuando el veneciano Marco Polo, que fue el primero en visitar la China y ser magníficamente acogido por el emperador, que contó maravillas a su regreso.

Los acontecimientos que generaron la mentalidad para los grandes descubrimientos

Dos grandes acontecimientos fueron los que engendraron las mentalidades que propiciaron los grandes descubrimientos: la caída del Imperio Bizantino en manos de los turcos y la invención de la imprenta. Los turcos, como neófitos de la religión musulmana, eran tremendamente intolerantes con los cristianos, por lo que el jugoso comercio que había en las ciudades del Mediterráneo oriental desaparece casi por completo. El desasosiego por encontrar nuevas rutas al lejano Oriente se desata.

Por otro lado, la llegada a Italia de muchos refugiados bizantinos, que llegaron con pergaminos y muchos libros de la Antigüedad clásica y la invención de la imprenta, que abarata los libros por haber más producción, hace que la cultura salga de los conventos y monasterios, engendrando el Humanismo y el Renacimiento de la cultura clásica grecorromana haciendo que se erradicaran muchos errores como que la Tierra era plana.

Fueron los portugueses, como ya se ha dicho, que yendo a las minas de oro de Guinea comprobaron que la costa se oriente hacia el este, lo que les hizo creer que era el final de África y podían poner rumbo a la India. Comprueban que es un gran golfo (el de Guinea) y que África aún se extiende hacia el sur. Pero la idea de llegar a la India obsesiona a los monarcas portugueses que no cejan hasta que Bartolomé Díaz llega al cabo por donde acaba África, quedando el camino expedito a la India.

Cristóbal Colom y Vasco de Gama

Las lecturas científicas de Colom le convencieron que navegando hacia Occidente se encontraría Asia, in paucibus diebus, teoría que circulaba en el ambiente, en el Libro de las Maravillas, en el Imago Mundi, etc. Para Cristóbal Colom el navegar hacia el sol poniente, primero fue una intuición, que se convirtió en idea, la idea en plan, el plan en una obsesión. Y tras la muerte de su mujer en el único propósito de su vida. Cuando hablaba Colom lo hacía con tal convicción que parecía como si ya hubiera hecho el viaje u otro se lo hubiera detallado. No erró ni en una semana a lo que él decía que duraría el viaje.

El viernes 3 de agosto de 1492 parte Cristóbal Colom del puerto de Palos con tres carabelas, la Pinta, la Niña y la Santa María y a las dos de la madrugada del viernes 12 de octubre de 1492 se oye el estallido de una bombarda procedente de la Pinta, que arría las velas para que las otras naves se le acerquen. Y al aproximarse todos ven una silueta larga y oscura de tierra. Acaban de arribar a la otra orilla del Mar Tenebroso. Colom cree que está en los aledaños de la India.

Después de este viaje de Colom, el Viejo Mundo aumenta el panorama del pensamiento y ya nada será igual. El hallazgo colombino desde el primer momento tuvo gran trascendencia para Europa y para el mundo entero. Pocos hechos históricos han tenido tanta resonancia como el descubrimiento de América. La política, el pensamiento, la economía, la geografía, la medicina, etc., todos los aspectos de la vida, sufren alteraciones más o menos profundas con el descubrimiento de América.

Los Reyes Católicos movilizan su diplomacia para obtener del Papa, el valenciano Alejandro VI, una bula papal de donación de las tierras descubiertas. Les urge hacerse con la bula por las alarmantes pretensiones del rey Juan II de Portugal, quien había expuesto públicamente que las tierras recién descubiertas por Colom al otro lado del Atlántico pertenecen a Portugal según el tratado de Alcaçovas- Toledo firmado en 1479, por el cual se impedía a los castellanos navegar al sur de un paralelo imaginario trazado al sur de las Canarias a fin de preservarle a Portugal los mares y tierras situados al sur de dichas islas. El Papa Alejandro VI resuelve esta cuestión por medio de las llamadas bulas alejandrinas. En la segunda bula Inter Caetera se establece la línea divisoria trazada de norte a sur por el meridiano que pasa a cien leguas de las islas Azores y Cabo Verde.

Parecía que estaba solucionado el litigio entre Castilla y Portugal, pero vuelve a resurgir cuando, inopinadamente, Juan II requiere que el meridiano divisorio se traslade más a occidente, en vez de las cien leguas que estaban en las bulas alejandrinas, a 370 leguas de las islas de Cabo Verde. En principio es incomprensible que se traslade la línea divisoria solo 270 leguas, cuando la distancia que hubo de recorrer Colom para llegar a tierra fue de 750 leguas. No hay más explicación que los portugueses ya habían tocado tierra a 370 leguas saliendo de la isla de Cabo Verde y lo mantenían en el más estricto secreto. Habrían descubierto lo que ellos creían la isla Brasil.

Y el 7 de junio de 1494 se suscribe en la localidad de Tordesillas entre los representantes de Isabel y Fernando, reyes de Castilla, y los del rey Juan II de Portugal, un tratado en el que se acuerda que ”se faga e señale por el dicho Mar Océano una raya o línea derecha de polo a polo (…) la cual raya o línea se haya de dar e de derecha, como dicho es, a trescientas e setenta leguas de las islas de Cabo Verde hacia la parte de Poniente. También se acurda en este tratado que “al norte de cabo Bojador, ambos reinos pueden pescar y asaltar la costa”.

Los portugueses se reservan en Tordesillas la ruta de Oriente por África. Y por esta ruta que bordea África por el Cabo de Buena Esperanza, Vasco de Gama llega a la India (Calicut) el 20 de mayo de 1498. El regreso le fue muy difícil, contra el monzón, y solo llegaron con vida a Lisboa al año siguiente 60 de los 255 expedicionarios. En 1502 Vasco de Gama vuelve a Calicut con 20 barcos de guerra y casi dos mil hombres para asegurar el dominio portugués de la zona. En 1505 Francisco de Almeida partió con una nueva expedición, en la que participó Magallanes, conquistando Goa en la India, y Malaca en Malasia, el gran puerto de Oriente estratégicamente situado. En Malaca los portugueses empiezan a tener información más precisa sobre el origen de las especias, que crecían en unas islas situadas más al este, las Molucas, y que algunos mercaderes transportaban hasta dicha ciudad. Y así, en 1511 Francisco Serrao llegó a las islas de las Especeria.

El viaje a las Molucas tenía el inconveniente de la barrera que suponía el Nuevo Mundo

El Nuevo Mundo (América), que se extiende de norte a sur, impedía toda comunicación naval con el mar que descubre Vasco Núñez de Balboa en 1513 a las espaldas de la Castilla de Oro. En ese mar (bautizado más tarde por Magallanes océano Pacífico) es donde se deben encontrar las ricas islas de la especería, tan anheladas por los europeos. Desde la Casa de Contratación de Sevilla ya se habían enviado expediciones por el norte y por el sur a fin de encontrar el paso que uniera los dos océanos, Atlántico y Pacífico, pero con resultado negativo. O sea Juan Caboto y los hermanos Corte Real intentaron infructuosamente llegar a las Molucas por el norte, Juan Díaz de Solís partió hacia el sur para hallar el pasaje que le llevara al mar que descubrió Balboa, pero murió en el hoy llamado Río de la Plata y que durante años se le denominó Rio de Solís.

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