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'Análisis de los problemas educativos', por Pedro Cuesta Escudero autor de Por una escuela pública de calidad. Bases para una educación íntegra
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"Análisis de los problemas educativos", por Pedro Cuesta Escudero autor de Por una escuela pública de calidad. Bases para una educación íntegra

sábado 18 de marzo de 2023, 09:26h
'Análisis de los problemas educativos', por Pedro Cuesta Escudero autor de Por una escuela pública de calidad. Bases para una educación íntegra
'Análisis de los problemas educativos', por Pedro Cuesta Escudero autor de Por una escuela pública de calidad. Bases para una educación íntegra

Aunque aún persisten, ya no se polemiza con cuestiones como la coeducación o educación mixta o la utilización partidista de la escuela, que abortaron todo intento de reforma educativa en otras épocas.

La coeducación

Hoy todo el mundo acepta la igualdad de la mujer y su derecho a la misma educación que el hombre. No se anatematiza el que estudien conjuntamente los chicos y las chicas, como ocurría, sin ir más lejos, en la etapa franquista. Tanto los de la Institución Libre de Enseñanza, como Ferrer i Guardia, convencidos de los beneficios de la coeducación, tuvieron que ir con mucha cautela al mezclar en sus aulas niños y niñas, para que sus escuelas no fueran clausuradas.

A propósito de este punto nos permitimos referir una situación anecdótica: ejercíamos de maestro de primera enseñanza durante la década de los setenta del pasado siglo en el C.N. Pere Vila, una de las escuelas públicas más prestigiadas de Barcelona. Contaba con dos pabellones, uno para niños y otro para niñas. El régimen franquista estaba ya en sus últimas y el director del centro seguía comportándose como un autócrata. Decía que de las verjas hacia dentro el caudillo era él. Los claustros los celebrábamos los sábados por la mañana. Cogía la palabra a las nueve de la mañana y no la soltaba hasta las doce menos cuarto, cuando abría el turno de ruegos y preguntas. La gente estaba deseosa de acabar la reunión y nadie pedía la palabra. Vehemente por la juventud y por las ganas de perfeccionamiento, pedí la palabra y dije que podían seguir, como en párvulos, los niños y las niñas en la misma aula, pues la coeducación se practicaba en todos los países europeos más adelantados con resultados muy ventajosos. Se hizo un silencio acusatorio y ni se anotó en acta mi atrevida pregunta. Al año siguiente, tras la muerte del Dictador, los de la Asociación de Vecinos del Casc Antic, barrio donde está ubicado el Pere Vila, llenaron los patios de cáscaras de huevo y, aunque el director solicitó a su amigo Federico Gallo, el gobernador civil, que interviniese como otras veces con la policía, se implantó en toda su integridad la coeducación.

Hasta la II República, el Estado español estuvo muy mediatizado por la Iglesia española, principalmente en materia de moral y educación. Y en todas las escuelas, tanto las dependientes del Estado como las regentadas por las Órdenes religiosas, se practicaba la separación de sexos. O sea, había escuelas de niños educados por maestros y escuelas de niñas dirigidas por maestras. El que en una misma aula se educaran conjuntamente alumnos y alumnas se consideraba una aberración desde el punto de vista de aquella moral cristiana. “La coeducación- resume el padre Manjón en El maestro mirando hacia afuera- es insostenible, ya que es antinatural y poco delicada, ignora las diferencias de los sexos y expone a los niños a perder su inocencia”. “La coeducación – escribe el jesuita Ruiz Amado en La educación femenina- produce la ruina lenta de la sociedad por cuanto destruye poco a poco la vida de familia, haciendo a los niños y niñas como asexuales; es decir, amortiguando en cada uno las cualidades peculiares de su sexo. El compañerismo desarrollado entre unos y otras disminuye en las jóvenes la inclinación a casarse, las despoja de las cualidades necesarias para ser buenas esposas y madres, y las inclina a un celibato seglar con tanta mayor facilidad, cuanta su educación las habilita para procurarse una existencia independiente del otro sexo”. No se veía lógico que en las escuelas regentadas por monjas, que tenían votos de castidad, entraran varones, aunque fueran niños; y en los colegios de los frailes ocurría otro tanto con las féminas. Solución, separar los sexos. Pero había otra razón y es que la educación de las niñas tenía que ser diferente a la que recibían los niños. “Educándose los niños- escribió el jesuita Ruiz Amada, ibíd., - en el valor, resistencia y virilidad, en la inclinación a proteger al débil, regir a los inferiores y tener solicitud de ellos, y en una palabra: en las cualidades propias de un jefe de familia, de un ciudadano, de un hombre que habrá de procurar su independencia económica e intervenir en los negocios públicos, mientras que las niñas, por el contrario, se las dirige a las cualidades opuestas, que las hagan aptas a su posible maternidad”.

Hoy día hay centros escolares, principalmente los pertenecientes al Opus Dei, que también practican la separación de sexos en las aulas. Se aduce que las niñas tienen un ritmo de desarrollo más rápido que los niños, por lo que conviene una educación diferenciada. No es una razón de peso, porque no todas las niñas, al igual que todos los niños, tienen el mismo ritmo de desarrollo, ni tampoco es uniforme ese desarrollo en la niñez y en la pubertad. Con ese criterio tendríamos que separar a los más altos de los más bajos, a los más lentos en la comprensión, a los que presentan alguna incapacidad o minusvalía. Se olvida la faceta social de la educación. Si en la familia viven conjuntamente los hermanos y las hermanas, junto con el padre y la madre, no es lógico que por razones de sexo sean separados en las aulas.

Es que aquí en España, como suele decirse, somos más papistas que el Papa. ¿Qué padre de la Iglesia, San Agustín, Santo Tomás…, explicó que la mujer había de tener una educación diferente a la del hombre? ¿No es la mujer un ser humano igual que el varón, con alma, inteligencia, voluntad y todas las capacidades? Lo mismo podemos decir de los que afirman que el aborto es uno de los crímenes más horrendos. En la doctrina de la Iglesia se explica que el fin supremo del ser humano es alcanzar la salvación eterna, que se consigue cuando uno está limpio de pecados. Y todos nacemos con el pecado original, que se borra mediante el bautismo. No creemos a esos Padres de la Iglesia tan desalmados de no establecer el bautismo en el mismo momento de la concepción si hubieran considerado al embrión un ser humano, cuando en aquellas épocas de la Edad Media era tan alta la tasa de embarazos fallidos.

Utilización partidista de la escuela

En la Europa comunitaria ya no se utiliza la escuela de forma ostentosa para inflamar nacionalismos o patriotismos excluyentes y agresivos y también fanatismos religiosos, aunque sospechamos que todavía se hace de una forma soterrada. Pero nadie lo defiende abiertamente, para no poner en entredicho el planteamiento de una educación basada en todos los seres humanos y en un mundo que elimina fronteras, pues la pluralidad de las sociedades exige neutralidad en las ideologías. Ahora bien, la consideración que todos los ciudadanos han de sentirse miembros de pleno derecho y enraizados a la comunidad nacional a la que pertenecen, lleva a considerar el conocimiento de la realidad nacional como uno de los objetivos fundamentales de la educación escolar. Lo cual no debe llevar a la idea de creerse diferentes a los de otras comunidades nacionales, y menos aún superiores o irredentos. Como aconsejaba Giner de los Ríos que “la base primordial, ineludible, es el principio de la reverencia máxima que al niño se debe”, lo que significa que la educación ha de ser completamente ajena a cualquier propaganda que divida o enajene. Hay que evitar cualquier tipo de manipulación proyectando en los escolares las frustraciones o ideologías de los mayores. La experiencia histórica y la razón aconsejan que, en vez de nacionalistas, lo que hay que hacer son buenos ciudadanos/as.

Se podría refutar esa neutralidad cuando en la escuela se trabaja para concienciar por la defensa del medio ambiente, por la justicia social, por el pacifismo y contra la explotación y el consumismo irracional, habiendo, como hay, partidos políticos y entidades que luchan por esos valores. Sería suicida e irresponsabilidad no trabajar en la escuela dichos valores y así crear una conciencia colectiva que sirva de contrapunto a los poderosos intereses creados que engendran guerras, agresiones al medio ambiente, despilfarro, corrupción, injusticia y explotación.

Nuevas formas de vida familiar

Las transformaciones de las familias con la adopción con nuevas formas de vida familiar y la incorporación de la mujer al mercado de trabajo, con la dificultad de conciliación de los horarios labores y los horarios escolares, la inmigración de extranjeros que hace que la escuela se tenga que ocupar por toda clase de alumnos/as de distintas razas, creencias y costumbres y las nuevas tecnologías de la información y de la comunicación han hecho aparecer nuevos problemas que inciden en la escuela y en la educación que convienen ser analizados. Son problemas que no son estrictamente de la escuela, pero van a la escuela.

Muchas familias de hoy están atravesando profundos cambios, bien porque hay familias monoparentales o constituidas por divorciados donde se constituyen hermanos sin parentesco de sangre o por la unión de parejas del mismo sexo con niños/as adoptados. También hay cambios en el ámbito de convivencia, como en los roles masculinos y femeninos o en los modelos de autoridad. Antes, los cuatro o cinco primeros años de vida del niño/a los vivían en íntima unión con la familia, pero ahora todo se ha modificado de forma radical, pues por su horario laboral la influencia de los padres ha disminuido notablemente al verse obligados a salir del hogar para ir a trabajar. Los niños/as quedan solos muchas horas, al cargo de una niñera (que generalmente no tiene ninguna preparación para educar), de una guardería (muchas de las cuales sólo sirven, como su nombre indica, para guardar al niño/a pero sin ningún compromiso de influir en su educación) o de la televisión, videojuegos u ordenadores. Ha desaparecido la gran influencia que antes tenían del padre, la madre, los abuelos, de quienes recibían las principales normas de convivencia. Y por otra parte, los nuevos medios de información y comunicación hacen que los niños/as estén hiperestimulados por un lado, pero convocados a la pasividad por otro.

Antes, el proyecto educativo representado por la escuela incluía normas y objetivos que presuponían una coherencia con los distintos agentes de la socialización. Pero ahora la experiencia que proporciona el medio escolar se encuentra a menudo cada vez más alejado de otras experiencias vividas en distintas esferas de vida cotidiana, porque se viaja más, pero, sobre todo, por la enorme influencia que ejercen los medios de comunicación, cuya innovación tecnológica progresa a grandes saltos y están produciendo unos efectos que apenas podemos entender en toda su profundidad. Las nuevas tecnologías de la comunicación pueden llegar a acercar las informaciones de manera tan eficaz que almacenarlas ya no tiene interés. Se ha de pensar más en la gestión del conocimiento y para eso sólo hacen falta pocas ideas básicas, pero con mucho fundamento.

El fenómeno más significativo del mundo contemporáneo son esos importantes cambios, lo que exige una adecuación permanente a las nuevas situaciones que se van presentado a una velocidad difícil de alcanzar. Y esta adecuación solo puede ser lograda mediante un proceso educativo que permita al educando flexibilizar al máximo su capacidad de adaptación al cambio.

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