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NUESTRO MUNDO SE ENCUENTRA PERDIDO, por Juan Saborido Gago

NUESTRO MUNDO SE ENCUENTRA PERDIDO, por Juan Saborido Gago
domingo 06 de junio de 2021, 10:40h
NUESTRO MUNDO SE ENCUENTRA PERDIDO, por Juan Saborido Gago

A parte de encontrarse perdido, en este nuestro querido mundo, existe también una clara división cada vez más acentuada, se percibe como un dolor sordo in crescendo, enmascarado entre los anuncios de consumo de los distintos medios, las continuas informaciones sobre los niveles de contagio y las muertes de las personas por la maldita enfermedad de la COVID-19. Tenemos heridas y algunas aún no se encuentran cicatrizadas porque muchas de ellas vienen de lejos.

Existen además, no sólo, una división social cada vez más clara, los ricos y poderosos lo son cada día más y los pobres cada vez más en la ruina, sino, que además el ser humano se encuentra fragmentado internamente en mil pedazos, entre lo que piensa, lo que quiere, lo que hace y lo que ve.

Duele el hambre, la injusticia, los parados, los excluidos, los sin techos, cada vez se percibe más esta exclusión, nada más que tenemos que ver las últimas noticias de lo ocurrido en la frontera de Marruecos con Ceuta, o la guerra entre Israel y Palestina, o lo que enfrenta al Sahara con Marruecos. La mayoría tiene sus derechos pisoteados por un sistema ciego de poder. Aquellos hermanos que viven en países aún más castigados por las divisiones internas y externas en formas de guerras fratricidas. De estas realidades miles de personas huyen desesperadas, buscando en nuestra sociedad un cobijo, y de una mano tendida que les ayuden a curar sus heridas y se encuentran con miradas recelosas y en más de una ocasión de desprecio y odio. Y fomentando este odio se encuentra ciertos partidos políticos como el PP que curiosamente, en el caso de Marruecos, cinco días antes se reunía con el tirano a saber con qué intenciones, presuntamente nada honorables para el Gobierno de España, se imaginan si esta reunión la hubiese mantenido Sánchez desde la oposición lo que la derecha hubiese bramado. Nuestra historia es la de una locura colectiva que no tiene sentido alguno, por más que el propio sistema quiera darle un sentido coherente.

Nos están convirtiendo en “felices conformistas inconscientes”. El miedo a perder nuestro trabajo, nuestra casa, nuestro coche, nuestros bienes acumulados durante tanto tiempo,… y creyendo, desgraciadamente, que todo eso es nuestro, nos indica la profunda ignorancia que tenemos porque todo aquello que hemos acumulado no es nuestro, es de la estructura, y más concretamente de las entidades financieras, es decir, los bancos, que en sus ansias por obtener más beneficios despide a miles de sus empleados, como es el caso de BBVA, argumentando que no tiene beneficios cuando la realidad es que llevan años obligándonos a que nosotros con las APP y en nuestros ordenadores y en los cada día menos cajeros que realicemos el trabajo de los empleados, utilizándonos como otro elemento más para reducir plantillas, pero siempre incrementándonos las comisiones, a pesar de haberlos salvados con dinero público en la crisis que ellos generaron, lo que solo se puede calificar como una indignidad.

Aborregados y pensando que somos los dueños de las “cosas”, no somos capaces de ver que nuestra única posesión real es la Vida y ésta es lo único verdaderamente importante que nadie nos podrá quitar, ni si quiera aquella que llamamos “muerte” porque la Vida es Eterna.

PENSAR.

Pensar es un acto que en sí mismo no es malo, decía en la frase famosa de René Descartes (Cogito ergo sum) “pienso luego existo” es uno de los actos que nos hacen ser humanos y que por el mismo acto nos hace reflexionar y razonar, además gracias a esto crecemos como personas y vamos conociéndonos. Pero tenemos que ser ciertamente perspicaces y darnos cuenta que a este sistema no le interesa en demasía, que la población piense mucho, mejor que el sistema piense por nosotros, porque cuando el ser humano piensa como colectividad al sistema comienza a dolerle cabeza. Lo curioso de todo esto es que ha aprendido a actuar tan finamente y con tanta astucia que apenas nos damos cuenta de cómo nos influyen impregnando nuestras mentes con sus pensamientos, con sus ideas y su visión interesada, a través de los diversos medios a su alcance, que por cierto son muchos y muy poderosos; de este modo, a golpe de “tuit” eslóganes y mensajes fáciles de manipular van obteniendo el mismo discurso en la mayoría de las personas. Les incomoda, por tanto, mucho el “libre pensador” y sobre todo si sus ideas se ponen en prácticas convirtiéndose, entonces en un problema.

Por esta razón, el sistema emplea todos los recursos posibles a su alcance para liquidar y cercenar a todo libre pensador, aquí vale la popular frase “el fin justifica los medios” de esta forma se han cometido los actos más infames que un sistema puede realizar, ya sea, desde el ámbito político, como religioso, o como financiero.

En una vuelta de tuerca más, el siglo pasado se intentó imponer el denominado “pensamiento único” del mismo modo que en Europa se implanto el mercado común, o la moneda única, donde unos pocos imponen y dirigen toda transacción económica. Por esta y otras razones la sociedad se encuentra alienada, tristemente insatisfecha con todo lo que consume (televisión, coches, telf., internet, etc.).

LO QUE NO SE ESPERABAN.

Es en todo este proceso de degradación, aunque se piense que hemos crecido mucho, en el que hace acto de presencia un virus que se extiende a toda la población mundial en forma de pandemia, trastocando de forma sebera al sistema que ostenta el poder económico. Actualmente se sabe muy poco sobre este virus (al menos el vulgo no sabe nada y lo que sabe son medias verdades) y sus consecuencias, se dice que es una mutación creada y que se les ha escapado al control. Desde muchos lugares e instituciones se nos pide que tengamos paciencia, que todo lo que comienza termina. Pero la paciencia tiene un límite, una de las señales, inequívocas, de esta apreciación es la falta de paciencia o impaciencia. Nos han acostumbrado a que todo tiene que ser ipso facto, estamos en la cultura de la inmediatez, una falacia del sistema que ha calado en todos los ámbitos creando necesidades absurdas, que como es lógico todo lo que desea se obtiene a golpe de tarjeta, en los centros comerciales, concesionarios de coches, en la adquisición de bienes e inmuebles, etc.

Todos sin excepción, por desgracia, estamos faltos de una terapia profunda con un buen grupo de psicólogos que trabajen las diversas facetas de la conducta humana, dada nuestra desestructuración, esto nos produce que los niveles de estrés vayan subiendo cada vez más; tal vez en algún momento de nuestra vida se nos venga a la cabeza un pensamiento sensato: “¿estamos viviendo para nosotros, o para otros?”, o para el “sistema” o para los intereses de la “empresa” y que aquello que creíamos que era nuestro en realidad no nos pertenece.

El origen de la paciencia.

“La paciencia es la fortaleza del débil y la impaciencia la debilidad del fuerte” (Immanuel Kant)

Etimológicamente la palabra proviene del latín patens, que significa padecer o soportar algo sin alterarse, también tiene otra acepción significa la realización de tareas pesadas y minuciosas, y la facultad de esperar cuando algo se desea con vehemencia. Lo contrario a esto es la impaciencia; es irritarlo, enfadarlo.

Probar a alguien la paciencia.

Podemos observar que estamos siendo probados en la paciencia y esto es una realidad constatable, y que cada uno de nosotros puede verificar por propia experiencia en las diferentes etapas y situaciones de nuestra vida.

No sé si somos conscientes que vivimos en una sociedad donde todo es “ya” y que las cosas tienen que ser realizadas no sólo para este momento presente sino “para ayer” donde se prima la inmediatez. También podemos darnos cuenta o caer en la cuenta de que no sólo hay personas que suelen colmar nuestra paciencia, sino también las instituciones que deben estar a nuestro servicio. Como ya he comentado en artículos anteriores, la política o el modo de hacer política puede convertir nuestra paciencia en impaciencia o como decimos de forma popular “la gota que colma el vaso”. Vemos que dicen y prometen una cosa y se hace todo lo contrario llámese del signo que sea, y lo peor de todo es que cuando hay unos que de forma valiente intenta afrontar los problemas reciban un acoso y derribo de forma descarada “si hacen porque hacen sin no hacen porque no hacen” (esto lo podemos ver con la actual pandemia), estos grupos se encuentran instalados en la soberbia más recalcitrante. Y qué decir del fascismo de la ultraderecha que se alza como una espada sobre la sociedad, dispuesta a desmantelar la débil democracia que se sustenta en la ignorancia y no quiere recordar su pasado. Su discurso es realmente de lo más impúdico que podamos oír, por desgracia, al igual que la derecha se amparan en la religión católica y van a misas dominicales y realizan donativos y se codean con sacerdotes obispos y cardenales, mientras arremeten contra los que huyen de sus opresores y pierden la vida en el mar, frente a nuestras costas y fronteras, y contra los que luchan por la libertad como ocurre con el pueblo saharaui.

En esta línea quiero hacer un punto y aparte, para dar algunas pistas sobre este último grupo, que tiene una razón de ser y ha sido estudiado profundamente sobre esta tendencia xenófoba y autoritarias, tanto por sociólogos como por psicólogos, quiero destacar a Theodor Wiesengrund Adorno (1903-1969), nació en Fráncfort, Alemania fue un filósofo de origen judío, que también escribió sobre sociología, comunicología, psicología y musicología, se le considera uno de los más representativos de la Escuela de Fráncfort y de la teoría crítica de inspiración marxista. Adorno se basó en la teoría de Erich Fromm para dar forma al conocido “Estudio de Berlseley” donde definió de forma rigurosa la personalidad autoritaria, y sobre todo de dónde proviene, asegura “que los cambios sociales ocurren a tal velocidad que provoca una falta de estructuración del campo cognitivo del individuo; esto provocaría la aparición del estrés de la ansiedad y de la inseguridad, empujando a la persona hacia una actitud autoritaria para poder paliar su inseguridad y ansiedad”. En 1948 creó la llamada “escala F” cuando estaba exiliado en Estados Unidos huyendo de los nazis, junto a otros intelectuales del Circulo de Fráncfort, estableciendo, en dicha escala el grado de autoritarismo de las personas.

“cuando el fascismo llegó a América, no llegó vestido con camisas negras o marrones, no llegó con botas militares, llegó con zapatillas y camisetas con caritas felices… Alemania perdió la Segunda Guerra Mundial, El Fascismo la ganó, créeme, amigo mío. (George Carlin)”

Estamos contemplando de forma descarada, como este autoritarismo se va implantando poco a poco, unas veces sutilmente, otras bruscamente, según en qué sectores.

¿Qué podemos hacer, tenemos que ser pesimistas, o agoreros de nuestros propios errores?, para nada, toda visión realizada desde la realidad y constatada con hechos veraces nos conducen a un cambio y por tanto hacia una mejora, pero tenemos que ser certeros. La mente humana es nuestro mayor tesoro, nos guía en nuestra constante búsqueda del bienestar y será ese aliado fiel, siempre que no caiga en el radicalismo manteniéndose firme en los auténticos valore éticos y de pleno respeto al ser humano, sea cual sea su raza, pensamiento o religión.

Estoy convencido que los seres humanos somos capaces de crear un mundo bello y que sea pleno de posibilidades para todos; entiendo que en estos momentos estemos perdidos y desorientados ante el reto que se nos plantea, pero tenemos que darnos cuenta de que esto es un aviso a navegantes y que es serio por lo que no podemos continuar en esta constante lucha y rivalidad por ostentar o ser el más poderoso ya que por ese camino estamos cavando nuestra propia tumba.

Necesitamos personas que ayuden a despertar y que sean conscientes de esta realidad dejando de lado los intereses personales o partidistas. Se dice que en este mundo casi todo se rige por unas leyes que regulan la vida en sus diversas formas, así como existen las leyes físicas que definen los efectos que se producen en el campo físico, también existen leyes que hacen referencia a principios que se han validado de forma empírica, estos han sido definidos por personas observadoras de la realidad capaces de identificarlos y que han sabido formularlos en una ley o axioma que posteriormente la mayoría de las personas han aceptado como verdaderos; entre los más populares se encuentra la Ley de Murphy, la Ley de Hofstarder y la Ley de Hutber, cada una de ellas hace referencia a su descubridor esta última, quiero exponerla, su autor Patrick Hutber que la planteo por vez primera en 1970, economista y periodista editor de The Sunday Telegraph de Londres. La ley es muy simple y plantea lo siguiente “mejora significa deterioro”. A priori es un principio pesimista, pero si somos un poco observadores veremos que en algunos ámbitos de la vida este axioma se cumple, sobre todo en las tomas de decisiones económicas, políticas y empresariales. Este principio cobro tanta popularidad que fue citado en la Cámara de los Comunes en una de sus debates. También ha sido empleado en los terrenos de la ingeniería, en los análisis de riesgos y en el de los negocios, en estos campos aún se mantiene en esencia sobre todo cuando se plantea modificaciones para mejorar algo, ya que, a la larga, la consecuencia es el deterioro en algún aspecto, una variante de este axioma es “si algo funciona, no lo cambies”.

Dicho esto, dejo una advertencia para navegantes, y que sea sólo a título de propuesta; cuando en una empresa se instala un “incompetente” o un “ignorante del sector que representa”, al igual que en la política, lo mejor que puede hacer por el bien de lo que representa es aplicar este axioma, “deja las cosas como están para no empeorarlas”, porque cuando mueven algo, de aquello que ya funciona correctamente, las consecuencias son desastrosas. Nuestra actual administración (Junta de Andalucía), a nivel general suele poner al frente a personas con pocas o ningunas luces, eso sí con muchos estudios en diversos campos, pero obtusos en su aplicación. Tanto es así que, bajo mi punto de vista, en la desgraciada política de Aznar y por ende su sucesor, se dejó de invertir en I+D+i, produciéndose una fuga de investigadores y pensadores de nuestro suelo patrio.

Ante todo esto, quiero terminar expresando y con ello se encuentra mi propio deseo, que necesitamos con urgencia a personas creadoras y atrevidas; la creatividad requiere ante todo atrevimiento, rompedores de moldes, con inteligencia para innovar. Tanto la creatividad como la innovación van cogidas de la mano, ya que la creatividad está llena de ideas novedosas que para ser concretadas es necesario planes innovadores para que se conviertan en realidades concretas. Por eso hoy más que nunca necesitamos mujeres y hombres con estas habilidades. En este sentido quiero traer a colación el hecho de que cada 12 de abril se celebra el Día Mundial de la Creatividad y la Innovación, que viene celebrándose desde el 2002 proclamada por la ONU, y precisamente ese año su lema es “La Economía Creativa”. En ella se hace referencia a varias técnicas que pueden ayudar y potenciar las habilidades creativas, por si algunos quieren conocerlas accedan a su página.

En este sentido Oscar Wilde (escritor, poeta y dramaturgo irlandés conocido por su agudo ingenio) decía “una idea, para que sea realmente una idea, tiene que ser peligrosa”. Por esta razón tanto en el campo social, económico como político o religioso las ideas innovadoras se sofocan, si van contra el propio sistema establecido. Pongo el caso del 15 M, que se celebró como una eclosión de un aire nuevo y que desde su surgimiento se ha visto acosado, vilipendiado, tachado de todo menos de novedad para “un mundo mejor posible” y ni que decir de Pedro Sánchez que las bases lo auparon contra todos los aparatos y sufre el mismo acoso y persecución que el 15M. La innovación y creatividad son bien vista en todos los ámbitos, siempre y cuando no pongan en riesgo el “status quo”. Espero que se den los pasos necesarios para que esto sea posible, para cambiar una realidad que como mucho se presenta oscura, para crear y dar posibilidades a todas las potencialidades del ser humano en igualdad.

Parafraseando un archiconocido mensaje sanitario de rabiosa actualidad, apostemos contra la pandemia, el fascismo y los autoritarios desde la inmunidad de rebaño, entendido rebaño como colectividad y no como rebaño de borregos que es lo que de nosotros pretenden hacer los distintos poderes.

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