El multiculturalismo como concepto parte de la base de que todas las culturas son iguales. Para analizar esta idea hay que tener en cuenta que la Cultura surge a través de la historia y además es un proceso que va gestándose poco a poco, por lo que es evidente que esta es diferente en cada sociedad y son los acontecimientos los que la hacen ser de una manera u otra.
Una sociedad con distintas culturas es diferente a la mezcla de personas con orígenes diversos o mestizaje, ya que en este caso se trata de personas –de diferente procedencia- que conviven con las mimas reglas sociales, códigos éticos o de conducta. Este hecho supone un enorme enriquecimiento para el conjunto de la sociedad, sin embargo no todas las culturas son iguales, pues no todas respetan y defienden los mismos derechos -que algunos consideramos imprescindibles- a la hora de emprender un camino común en la misma sociedad.
A tenor de esta realidad no apruebo, en ningún caso, que se pueda aceptar que la mujer sea inferior al hombre o que “Los hombres están un grado por encima de ellas" (Corán 87/2,228); o que "Los hombres tienen preeminencia sobre las mujeres" (Corán 92/4,34). Por lo que considero un peligro que mi sociedad se islamice. Y como botón de muestra el bochornoso espectáculo repartido en Turquía con la humillación de la Presidenta de la Comisión Europea, al no ponerla al mismo nivel que los hombres. Es una autentica vejación y lo que más me cuesta aceptar es la bajada de pantalones del Presidente del Consejo Europeo al callarse como una puerta.
La refugiada Ayaan Hirsi Ali en su libro “Presa” denunciaba que son los dirigentes europeos los que están en proceso de negación de la realidad que imponen ciertas costumbres derivadas de la islamización y lo peor aún es que desde algunos partidos de corte progresista se disculpan los ataques a valores democráticos, como la igualdad y seguridad de las mujeres, así como a la libertad de expresión, en aras del multiculturalismo. Esta escritora asegura que el multiculturalismo en lugar de favorecer la inclusión del inmigrante, de motivarlo en aprender la lengua local o las normas sociales, lo que se propicia es que continúe aislado dentro de una especie de gueto o burbuja, y se bloquee en proceso de integración.
No se trata de superioridad moral, ni del color de la piel, ni de juzgar a nadie por pertenecer a una etnia, sino de evitar conductas que atentan contra las libertades y de hacer que se cumplan las normas básicas de esta sociedad, a todas las personas independientemente de su origen. No olvidemos que ese siguen practicando mutilaciones sexuales en nuestro país (“10.000 niñas en España están en riesgo de sufrir una mutilación sexual” El País 2/ 21) e innumerables desprecios a la mujer.
Me da pena comprobar que eso de la defensa de la mujer, incluso en Europa, queda muchas veces solo en el papel.
Si (
No(
