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Misceláneas del libro “Atrapado bajo los escombros” de Pedro Cuesta Escudero

Misceláneas del libro “Atrapado bajo los escombros” de Pedro Cuesta Escudero
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lunes 30 de noviembre de 2020, 10:39h
Misceláneas del libro “Atrapado bajo los escombros” de Pedro Cuesta Escudero
Misceláneas del libro “Atrapado bajo los escombros” de Pedro Cuesta Escudero
Del libro “Atrapado bajo los escombros” –escrito como consecuencia del terremoto ocurrido en Lorca en el año 2011- nos permitimos extraer un muestreo para expresar su complicación y lo difícil que es modular la complejidad de sentimientos que se sienten en una situación verdaderamente dramática.

Ningún camino se muestra más en sombras y más intransitable como el que desciende desde la superficie de nuestro ser, desde nuestro presente, hasta esa región oscura del pasado, de la que ya hemos dejado atrás.

¡Y cuán penoso es el retorno! Es decir, volver a ascender desde lo más interno del ser hasta el mundo exterior, desde la observación hasta la plasmación de lo observado. Y nos cuesta admitir la imagen que nos trasmite el espejo interno, ya que ante los otros –y ante nosotros mismos también- siempre queremos aparecer mejor de lo que somos. Hay en nosotros una fuerza que nos aconseja callar nuestra intimidad, pues hasta el más favorecido no se siente perfecto en el grado que querría aparecer.

La vergüenza, el pudor, fuerzan a hacer morir con nosotros nuestros defectos, nuestras fealdades, nuestras mezquindades. Con astucias y marrullerías esos sentimientos fuerzan al más honrado a fin de ocultar su verdadera intimidad, lo peligroso que hay en él. Nos seducen a que nos representemos, no como somos, sino como deseamos ser vistos. Aunque alguien, en un alarde de sinceridad y valentía, se desnudara para mostrar lo más repugnante de su ser, trataría de ocultar, sin embargo, lo que pudiera ser ridículo.

La bomba de Hipercor

Está todo que da pena. ¿Habrá sido un atentado terrorista? ¿De ETA? Estos cabrones ya van dejando demasiados recuerdos tristes en Barcelona.

Lo del Hipercor fue una carnicería cobarde. Veintiuno parece que murieron. Exactamente, en el momento del atentado fueron dieciocho y de los heridos graves murieron después tres. Y pudo haber sido mucho más terrible.

¿Y por qué? ¿Y por qué en Barcelona?

Dicen que al ser una gran ciudad los terroristas tienen mayor desenvoltura y mayor es su impunidad.

Debe ser eso, pero también porque creen que en Cataluña hay una ideología afín que les secunda. Los treinta y nueve mil votos que recibió Herri Batasuna en Cataluña cuando las primeras elecciones al Parlamento europeo son suficientes argumento para que lo pensaran.

Probablemente contaban con una infraestructura que, si no les preparaba el terreno, al menos se lo señalaba. Cuando el atentado aún se podía leer en el centro de la plaza del Hipercor una pintada que decía: “FOTA’LS. VOTA H.B.”

El mismo día del atentado manos interesadas borraron esa prueba tan comprometedora. No hace falta ser un lince para saber a quién había que “joder”, “liquidar”, con eso de Fota´ls.

¿Por qué el Hipercor?

Por cierto, que en aquella ocasión me libré de ser otra víctima más del atentado por pelos. Y nunca mejor dicho, porque tenía hora en la peluquería a las cuatro, la hora que explotó la bomba. Esa circunstancia me libró de estar dentro de los almacenes, pues tenía in mente comprarme unas ropas y pensaba en esa hora que es cuando hay menos afluencia de gente.

Objetivo fácil y sin riesgo

Lo que son las cosas, pues ahora, sin embargo, me ha pillado de lleno.

El Hipercor, como cualquier otro supermercado, era un objetivo fácil y sin riesgo. Un coche-bomba en el aparcamiento y un mecanismo de relojería que lo hiciera explotar cuando el comando estuviese totalmente a salvo, es lo más fácil para llenarse de “gloria” por la “heroicidad”.

¿Qué beneficio obtiene ETA y su acólito HB, que dicen defender al trabajador, atentando en unos almacenes sólo frecuentado por gente que vive de su salario? ¿Ese es el camino para alcanzar la independencia de Euskadi? ¡Qué absurdo!

El móvil de esos individuos es el de sembrar el terror por el terror. Nada más. ¿Y aún hay gente que les apoya pensando que les van a liberar? ¿De qué?

Son iguales de descerebrados como los que les marcaron el objetivo con esa pintada, quienes debían creer que destruyendo unos grandes almacenes tendría contento al tradicional sector del pequeño comercio –els botiguers-. Y todo porque ese colectivo había mostrado en más de una ocasión una suerte de aversión a las grandes superficies al no poder competir ni en horarios ni en servicios.

Pues entra dentro de lo posible que algunos “iluminados” de ese nacionalismo extremista hubieran exhortado “al ángel exterminador de ETA” con esa pintada para que arruine al Hipercor y, así, tener contenta a esa clase de la pequeña burguesía, de la que se nutren y comparten algunos planteamientos ideológicos. De no haber sido por la vesania de los terroristas, que buscaron una mayor resonancia que añadir al dantesco incendio que unos días antes habían provocado con el atentado de Empetrol en Tarragona, pues su único objetivo es desestabilizar la organización democrática que nos dimos, y por ello programaron la bomba para que estallara a las cuatro de la tarde, de no haber sido por esa demencia, pienso, y la hubieran hecho explotar a media noche para evitar víctimas, no hubiera tenido en esos sectores del nacionalismo extremista ningún tipo de rechazo.

Pesadilla

¡Qué terrible pesadilla! Soñaba que estaba atrapado bajo tierra.

Es que vivaquear en el Portillo Mayor frente al glaciar del Aneto no proporciona, que digamos, un dulce sueño. Y eso que nos acostamos bien cansados. Habíamos atravesado el glaciar del Maladeta y estábamos reventados.

Ahora estoy cruzando el glaciar del Aneto. Ya no falta mucho para llegar al collado de Coronas. Ya tengo ganas de cruzar el Paso de Mahoma. Cuando lo atraviesas el vértigo te remueve todas las fibras.

¡Ostras, qué grieta tan profunda hay en el glaciar! Dicen que si caes en una de estas grietas el glaciar te escupe a los ciento cinco años, congelado como una pescadilla. No me gustaría quedar atrapado entre esas paredes de hielo.

No es muy ancha la grieta, pero saltaré lo más que pueda. ¿Qué me pasa? ¡Me he quedado como agarrotado! ¡Qué salto más ridículo he dado! ¡He caído dentro de la grieta! ¡No… es el final! ¡Qué escalofríos tan grandes me han cogido! ¡Caigo y no me pueda agarrar a las paredes de hielo! ¡Me deslizo hasta el fondo! ¡Qué oscuro está!

¿…?

Vaya, ya estoy soñando otra vez que estoy sepultado en una bodega

¡Eh!... ¿Qué es esto? Ya, ya voy despertando. Esta es la realidad, que estoy atrapado en este sótano. Y el sueño era que estaba escalando el Aneto.

¡Ojala fuera verdad que estuviese escalando el Aneto! No hay más sensación de libertad que cuando hacer cima. No hay nada más estupendo que la belleza de los horizontes que se contemplan desde una cumbre. Aunque te lo ganas, pues se pasan momentos de cansancio, de calor, de frío, de sed, de incertidumbre, de peligro, de desfallecimiento físico. Pero el superarlo, el vencer tu propia humanidad es lo más gratificante que hay.

Arriba te sientes como el dueño del mundo, al tiempo que el viento, fresco y juguetón, aúlla entre las grietas de las rocas. Y los rayos del sol se filtran entre las puntas afiladas en un verdadero delirio de colores rojizos y ocres. Las palas de nieve se presentan inmaculadas y refulgentes, con infinidad de puntos brillantes como diminutos diamantes. Las crestas de las otras montañas, que los flecos de niebla velan a medias, aparecen silenciosas y solemnes.

Allá arriba se respira el hálito de la vida y del color: prados que con su verdor suben a cotas elevadas, bosques que se extienden por valles y quebradas, laderas con su piel pedregosa, saltos de agua, lagunas de aguas tranquilas y azules. Y por entre la maraña boscosa se vislumbra el rio principal en un recorrido que se esconde a lo lejos. Y el vuelo majestuoso de las aves de rapiña… Son innumerables las emociones que se sientes allá arriba.

Y, sin embargo, yo sigo aquí atrapado bajo tierra. Esta es ni dura y cruel realidad. ¡Cuánto daría por poder fugarme con mi imaginación y mis recuerdos! Pero estoy condenado bajo este montón de escombros. Y nadie viene a rescatarme.

Organismo supranacional

Ha de haber un organismo –en el ámbito mundial, porque las naciones también actúan egoístamente- que obligue a que la técnica imite a la Naturaleza y restablezca un equilibrio que, en vez de agotar los recursos naturales, los reponga reciclando los deshechos.

Claro que ese organismo supranacional sólo sería posible cuando hubiera democracia mundial. Es decir, que no solamente haya democracia en todos y en cada uno de los países, sino que también, las relaciones entre todos los países sean democráticas y en plan de igualdad, para dotarle a la Tierra, en su conjunto, los tres poderes –legislativo, ejecutivo y judicial-, con competencias para ocuparse de los problemas que afectan en el ámbito planetario.

Pero mientras haya un Tercer Mundo que se muere de hambre y unas superpotencias explotadoras, despilfarradoras con derecho a veto, poca democracia puede haber en el foro internacional. Mientras la Guerra Fría la bipolarización propiciaba un equilibrio, bien que basado en la amenaza mutua y la desconfianza, pero equilibrio. Desaparecido un bloque, ¿quién le para los pies al otro?

Las revoluciones dieciochescas trajeron la democracia en las relaciones entre los individuos de algunos países. La democracia entre los mismos países es la revolución pendiente. ¡Ojala llegue a tiempo!

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