En su certero análisis, el Ajema aludió a la precaria economía que obliga a prolongar la operatividad de barcos y aeronaves con lo que ello implica en cuestiones relativas a la imprescindible seguridad, todo ello con vista a contar con nuevas unidades donde según el Ajema, durante los últimos diez años no ha existido capacidad para adquirir 20 buques.
Material renovable
En su alegato, López Calderón apuntó cuatro cuestiones relevantes encaminadas a disponer de inversiones suficientes, concretamente el Arma Submarina, fragatas, helicópteros y aviones. Así, el jefe de la Armada calificó como “imprescindible” sustituir los conocidos aviones “Harrier” dando por bueno que el único sustituto posible es el caza “F35B” (en su versión naval), el cual no puede llegar más tarde de 2028 o “perderemos esa capacidad”, aseveró el Ajema.
Respecto al estado actual de los medios disponibles cabe señalar que la Armada posee barcos con casi 30 años de vida mientras que el Arma Aérea cuenta con 34 aviones y vehículos de también 27 años de antigüedad, información proporcionada en la misma sesión telemática por el Jefe de la División de Planes, Vicealmirante Gonzalo Sanz, lo que viene a indicar la urgente disposición de obtener más fondos para proceder al recambio urgente de las unidades reseñadas.
Una interrogante: ¿Qué puede ocurrir a corto plazo si no llegan las partidas necesarias? La pregunta tiene una respuesta clara: “si no hay dinero no hay capacidades”, viéndose incluso en la no deseable intención de renunciar a posibles misiones donde participa”, en palabras del Ajema.
Sobre el vigente presupuesto, la Armada advierte que en el próximo ejercicio seguirá funcionando sin los recursos necesarios para atender las necesidades pues desde hace varios años “no se cubre el mínimo imprescindible” quedándose en un 70% de lo verdaderamente necesario. Para el Ajema López Calderón, uno de los problemas es el pago de las anualidades de los Programas Especiales de Armamento (PEA), a las cuales les queda aún casi una década. “Estamos muy mal hasta 2028″, puntualizó el jefe de la Armada.
Nuevos programas para suplir carencias
Otra cuestión planteada pasa por la ausencia de arrancar nuevos programas para suplir carencias. Ante esta circunstancia se decide comprar material excedente (”surplus”) a otros países. De esta forma, no se perdería una capacidad al darse de baja un medio hasta que llegase su sustituto. Es lo que ocurre con los helicópteros embarcados de transporte y tácticos.
Y en medio de todo lo relatado aparece el Covid19 que ha servido para complicar aún más la situación al haberse resentido enormemente el adiestramiento, y de otro lado, todo hay que decirlo, la Armada viendo la coyuntura del Magreb va a ser uno de los elementos claves en el próximo decenio.
De cara a corto y medio plazo, la Armada tendrá que medirse en términos estrictamente logísticos. Para ello, los responsables de la Logística tendrán que poner de su parte altas dotes de ingenio y creatividad para buscar la máxima eficiencia destinada a mantener operativa la Flota. A día de hoy los logistas constituyen el activo más importante. Aquí no caben medias tintas, hay que ponerse los manguitos porque nunca es tarde a pesar de haber desaprovechado posiblemente demasiadas oportunidades.
El inmediato futuro aboca a nuevos desafíos que nos lleven a una Armada moderna y eficaz de enorme talento a la vanguardia de las últimas novedades tecnológicas, en especial drones e inteligencia artificial. Una Armada digna heredera de los marinos que hicieron posible la Primera Vuelta al Mundo justo ahora hace 500 años. Una Armada que dé respuesta a los desafíos en Seguridad e Inmigración necesarios ante una presión de África que va en aumento. En definitiva, una Armada del Siglo XXI.
Si (
No(
