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El emérito se ríe de cuantos españoles vieron en él a un Jefe de Estado cuando no era más que un comisionista

El emérito se ríe de cuantos españoles vieron en él a un Jefe de Estado cuando no era más que un comisionista
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sábado 02 de mayo de 2020, 12:21h
El emérito se ríe de cuantos españoles vieron en él a un Jefe de Estado cuando no era más que un comisionista

Ayer conocimos por declaraciones de Arturo Fasana a la Fiscalía suiza que este ingresó por orden de Juan Carlos de Borbón 1.700.000 euros que a su vez le había entregado el sultán de Bahréin. Esta es una más de las muchas comisiones cobradas por el émerito para verguenza de la monarquía y deeste nuestro Estado, que sigue sin dar un puñetazo en la mesa, haciendo lo posible por sentar en el banquillo al rey que utilizó a España para sus negocios, enriquecerse y avergonzarnos.

El emérito se ríe de cuantos españoles vieron en él a un Jefe de Estado cuando no era más que un comisionista
El emérito se ríe de cuantos españoles vieron en él a un Jefe de Estado cuando no era más que un comisionista

Lo que no ha hecho la justicia española silenciando los 25 años de mordidas millonarias, de pagos de comisiones y de escándalos de cama, tiene que hacerlo el fiscal Bertossa, que mantiene imputados a Corinna Larsen, al gestor Fasana y all abogado Dante Canónica, a los que acusa de un delito de "blanqueo agravado de capitales".

Bertossa es claro en sus apreciaciones: cree que los fondos transferidos por Juan Carlos I proceden de comisiones irregulares procedentes de los países de Oriente Medio, y así, que Fasana y Canónica eran los testaferros del hoy rey emérito y en aquel entonces Jefe de Estado.

El último escándalo de un rey que nunca debió llegar al trono, es el millón setescientos mil euros que hemos conocido que Arturo Fassana ingresó en un banco suizo y que el mismo recogió de manos de Juan Carlos de Borbón, quien a su vez los había recogido de Hamad bin Isa Al Jaifa, sultán de Barhéin.

Sin duda que a la fiscalía helvética se le acumulan las presuntas ilegalidades cometidas por el entonces Jefe de Estado Español, intocable en España a pesra de que nos quieran hacer creer que la Audiencia Nacional en España está por la labor y que pretende averiguar la verdad.

Si bien es cierto que el juez Manuel García Castellón no deja de investigar, que las comisiones rogatorias están dando resultado y que se esperan nuevas revelaciones en las próximas semanas, cabe señalar que todo quedará en agua de borrajas mientras que los dos partidos mayoritarios, PP y PSOE, se sigan oponiendo a cambiar la constitución y sigan tapando con desverguenza las verguenzas de Juan Carlos de Borbón.

El pasado viernes 24 de abril, el magistrado García Castellón dictó un Auto donde deja constancia de la existencia de “documentos oficiales del Reino de Arabia Saudí relacionadas con varias cartas de invitación para empresarios españoles” para trabajar en aquel país. Esta documentación habría sido encontrada durante el registro realizado en noviembre de 2017 en el domicilio del ex comisario José Manuel Villarejo en Boadilla del Monte y forman parte de la llamada Operación Tándem. Entre estos documentos habría además “información confidencial” relacionada con otra pieza separada declarada secreta, denominada inicialmente como “Carol” donde se investigan el reparto de comisiones ilegales por la construcción del AVE a La Meca, donde la comisión descubierta asciende a 100 millones de dólares, dineo este que Juan Carlos I habría recibido en 2008 de Arabia Saudí por mediar con empresas españolas, según el fiscal suizo Bertossa que además investiga una tercera entrega a Juan Carlos por parte de Corinna Larsen que a su vez la recibió del Estado de Kuwait y cuyo importe es de 4,6 millones de dólares.
Este último dinero le fue entregado por el rey a Fassana unas semanas después de que Juan Carlos estuviera en Bahréin acompañado por empresarios españales para en teoría "asistir unicamente" al campeonato de Fórmula 1 aunque ahora se sospecha que lo hiciera además para hacer negocios utilizando el status que le otorgaba ser el Jefe del Estado español.
En su declaración ante el fiscal suizo fassana dijo: "Juan Carlos I es una persona apreciada en los países del Golfo. Volvía de Abud Dhabi y vino a mi casa de Ginebra. Quería almorzar conmigo. Me dijo que había recibido 1.9 millones del sultán de Bahréin, que le había ofrecido este dinero. Escribí un informe para justificar el ingreso de un cliente y pedí al banco si podía entregar el dinero y me dijeron que sí".
Ayer informábamos del suspenso que los españoles le otorgan por vez primara a Felipe VI despiués de que la fortuna de las practicas de su padre terminaran salpicandole al conocerse como el actual rey Felipe VI figuraba como beneficiario de dos cuentas, dato este que Felipe conocía un año antes de reirar la asignación a su padre que no fue otra cosa que un paripé para salvarse él y salvar la continuidad de la corona.
El comunicado Comunicado tuvo lugar el pasado 15 de marzo y en el mismo Felipe dijo que "renunciaba a su herencia personal". Luego de anunciar que eliminaba la asignación oficial de su padre, reconocía que, desde marzo de 2019, conocía que era beneficiario de esos fondos irregulares por una carta que se le había remitido desde un despacho del Reino Unido.
Sin embargo Felipe silenció el tema hasta conocer que un periódico británico iba a sacar el tema a la luz.
Cabe señalar por tanto que el actual rey no tenía intención alguna de con respecto a las supuestas golferías de su progenitor, tal es así que durante ese año en el que el emérito Juan fue sometido a una grave intervención quirúrgica y de haber muerto Felipe habría heredado, ambos compartieron varios actos.
De entre los temas irregulares que conocemos, caben destacar además, los 65 millones que Juan Carlos transfirió a Corinna, el millón que regaló a Marta Gayá, la supuesta comisión que se llevó por la venta del Banco Zaragozano, los supuestos pagos denunciados y entregados por Javier de la Rosa y por importe de 100 millones de dólares “a Manuel Prado y Colón de Carvajal por indicación y petición de una alta institución del Estado”, así como el préstamo de los 100 millones que poco después de morir Franco,Manuel Prado y Colón de Carvajal se dedicó a recaudar, después de remitir una serie de misivas reales a otros tantos monarcas para pedirles dinero en nombre de Juan Carlos.


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