Se quejan razonablemente de tener que afrontar las importantes reducciones de aforo de sus locales, agravadas ahora por la llamada fase de flexibilización 1, lo que supone tener que atender solamente en las terrazas y no en el interior de sus establecimientos, traducido en una importante reducción de ingresos que diariamente van haciendo mella en la recaudación.
También expresan que en diversas reuniones han solicitado a la Administración Local la posibilidad de acceder a una ampliación en el interior de los negocios, encontrándose con una negativa derivada de la ausencia de competencias municipales en esta materia que pertenecen exclusivamente al Gobierno murciano.
De otro lado se lamentan del excesivo “celo” de los agentes de la autoridad que realizan periódicamente inspecciones en los espacios públicos habilitados al efecto, con lo que, según afirman, “espantan a la clientela” que decide no acudir más al local en cuestión, ya de por sí castigado por el abono de las tasas y tributos a los que, aseguran, no pueden hacer frente por la falta de ayudas oficiales.
En definitiva, si la pandemia no cesa y si no se atenúan las medidas sanitarias ordenadas por los responsables políticos, los hosteleros advierten con tristeza la defunción paulatina de este sector estratégico de la economía.