Douglas decidió que el dinero que había ahorrado a lo largo de su vida le serviría más a otros que a sus familiares directos, bien posicionados económicamente.
Por eso fue que los 80 millones de su fortuna fueron donados en su totalidad a la fundación que lleva su nombre.
Ahí serán repartidos entre becas de estudio para niños de bajos recursos o pertenecientes a minorías étnicas, en un centro de actividades para niños así como un hospital.
También una parte del dinero irá para renovar un antiguo teatro en Los Ángeles.