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Pedro El Grande

miércoles 14 de octubre de 2015, 19:43h
En la fachada de su sede, el PSOE ha colgado una fotografía de su líder de 4,5 por 8 metros. Es un anticipo de la estrategia de campaña.
El zar Pedro el Grande era enorme. Medía más de dos metros y le sacaba por lo menos una cabeza a todos sus contemporáneos. Era toda una rareza verlo a caballo en su época, entre los siglos XVII y XVIII. Su mandato se centró en las reformas y la modernización de las viejas estructuras de Rusia, incluyendo la europeización de algunas tradiciones y la reorganización de la iglesia ortodoxa.

Desde este martes, la calle Ferraz de Madrid cuenta con una gran fotografía. Una imagen enorme. En el número 70, donde está la sede del PSOE, 36 metros cuadrados de Pedro Sánchez saludan a los vecinos del barrio y a los voluntarios que han comenzado a llamar a simpatizantes y militantes desde una sala que el partido ha bautizado como "Espacio de Activación". Según la explicación oficial, la fotografía es "un recurso inédito en España" con el que se quiere mostrar que "todo el PSOE -empezando por su candidato- está en la calle".

La fotografía se exhibe junto a otra gran pancarta donde se puede leer: "El cambio que une". En este segundo cartel el PSOE ha resucitado al puño y la rosa, emblema de sus mejores victorias en los años 80, aunque también de algún que otro fiasco. La dirección de Alfredo Pérez Rubalcaba había ordenado retirar los símbolos y los había sustituido por una palabra en minúsculas, "socialistas", argumentando que las siglas pesaban demasiado. Recordaban a la gestión de José Luis Rodríguez Zapatero que condujo al PSOE al peor resultado en su historia.

Hoy, las expectativas son otras. En mayo, el PSOE pasó de presidir dos autonomías a siete. Podemos, que a principios de año amenazaba con ocupar su lugar es, según casi todas las encuestas, el cuarto partido en España. "Somos realistas", reconocía este martes Carolina Bescansa, dirigente del partido de Pablo Iglesias. "No estamos todavía en condiciones de ganar las elecciones", lamentaba.

El PSOE ve con inquietud el fulgurante ascenso de Ciudadanos tras las elecciones catalanas, pero cree que en realidad la partida se va a jugar entre dos líderes políticos. De ahí el perfil de presidenciable que los asesores de Sánchez intentan proyectar.

LOS PRECEDENTES, MALOS AUGURIOS

Aunque el PSOE crea que esos grandes paneles son un recurso "inédito", sólo lo serán de verdad si el resultado final les favorece. Otros líderes socialistas han recurrido a ellos. El anterior secretario general de los socialistas madrileños, Tomás Gómez, colocó en 2011 un gran cartel en la plaza de Callao, en pleno centro de Madrid. Incluía una gran foto suya de perfil, pero el mensaje era considerablemente más entusiasta. "Invictus", podía leerse en el gran panel, en referencia a los éxitos cosechados como alcalde de Parla. En febrero de este año, Sánchez lo fulminó como líder socialista y candidato y ahora afronta graves acusaciones de corrupción, según ha revelado EL ESPAÑOL.

Jorge Alarte también colgó una gran imagen suya en la fachada del partido en Valencia cuando era candidato a la Generalitat en 2011. Su naufragio contra un Francisco Camps ya asediado por la corrupción precipitó su salida de la dirección socialista. Hoy es un diputado más.

En Ferraz confían en que para Sánchez sea distinto y se convierta, como Zapatero, en presidente a la primera, en parte gracias a la buena imagen que, según las encuestas, tiene su candidato.

"Es una estrategia razonable", explica Pablo Simón, politólogo y profesor en la universidad Carlos III de Madrid. "Pero no es nueva. Ya en 2004 o 2008, el PSOE apostó mucho por su candidato, en aquel caso Zapatero. Y la campaña de las andaluzas se centraba en la figura de Susana Díaz. Cuando las siglas no pesan lo suficiente, el candidato puede ser el mejor activo", sobre todo si es posible asociarlo con la idea de renovación y futuro. "Tirando de él puedes ir a por un votante que no tiene un componente tan ideológico". Además, es un plus que sea "popular, simpático y se desenvuelva bien en entrevistas", explica Simón.

Se trata de una imagen que probablemente ensayará Albert Rivera, el líder de Ciudadanos, pero que es contraria a la percepción que existe sobre Mariano Rajoy. El presidente se ha pasado la legislatura alejado de la prensa y eso que lleva más de tres décadas en política. "En su caso, la estrategia será otra: la del orden, la estabilidad, la gestión… para eso, un candidato mayor no tiene por qué ser una mala opción", razona Simon. La mala noticia para Rajoy es que su campaña electoral se enfrenta a mayores desafíos que su propia edad.

EL PUÑO Y LA ROSA

Pero, ¿y el puño y la rosa? El politólogo no cree que recuperar ese emblema tenga un gran impacto, pero sí apunta a una estrategia: potenciar a Sánchez hacia fuera y los valores tradicionales hacia dentro para movilizar "al núcleo duro del partido, al que sí ha votado socialista en otras ocasiones". El PSOE aparece muy estable en las encuestas, pero casi siempre por debajo del PP. Para Simón, los socialistas pretenden amarrar un suelo alto de votantes mientras se afanan en provocar un desgaste del PP.

Según Luis Marañón, consultor político, el PSOE busca "obtener una imagen de presidente desde ya". Una foto de perfil, sacada de un mitin, fue utilizada también por Zapatero y Rubalcaba, recuerda. "En esta imagen, su gesto es serio, de responsabilidad y determinación, pero al mismo tiempo fresco, con energía encauzada para resolver los asuntos, algo que refuerzan sus manos abiertas, que sugieren flexibilidad y diálogo".

Su comparecencia de este martes ante la prensa encaja con esa estrategia. Sánchez fue muy duro con Rajoy por “mentir a los españoles” con unos presupuestos cuestionados por la Comisión Europea, tal y como adelantó EL ESPAÑOL hace casi dos semanas. Frente a ellos, el PSOE promete unos presupuestos alejados del "electoralismo" que achaca al Ejecutivo. Al mismo tiempo, anunció una campaña en positivo y se prestó a debatir "con todos, de todo y sin cortapisas", asegurando que no tiene nada que esconder.

Su imagen busca "romper el eje de estabilidad que planteará Rajoy y esquivar el posicionamiento de radicalidad que el PP pretende para él, fruto de los pactos autonómicos", explica Marañón. Sólo el tiempo dirá si la estrategia contribuye a engrandecer a Sánchez o a desencadenar una tormenta interna en caso de que el PP ocupe otros cuatro años La Moncloa.
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