¿Cómo es posible que, a pesar de los más de 200 muertos ocasionados por una catástrofe climática, en medio del dolor y la tragedia, las autoridades tanto autonómicas como estatales debatan sobre responsabilidades sin que nadie asuma la suya?... que bárbaro.
No obstante, a pesar del sufrimiento imborrable, que costará mucho remontar, no podemos dejar que caiga en el olvido, que sigue habiendo muchas mujeres que sufren todos y cada uno de los días en silencio; una ocultación que en ocasiones desemboca en una muerte anunciada -como diría Márquez- y ese grito de protesta tampoco es justo que se diluya, quedando oscurecido y ninguneado en las portadas de los periódicos; me refiero a la lucha contra la violencia hacia las mujeres.
El 25 de noviembre sigue siendo una fecha para azotar la desmemoria y para que se haga patente que siguen existiendo feminicidios; sin ir más lejos, a primeros de noviembre se han registrado ya 82 feminicidios en este año, (aunque no todos oficiales, -feminicidios.net) y desde 2010, han sido 1.561 mujeres asesinadas por violencia de genero.
Uno de los últimos asesinatos es especialmente simbólico, cuando, el sospechoso de la muerte de la mujer huyó diciendo que no se iba a “comer ese marrón”. No se trata de creer, o no, a alguien en un tribunal, sino de demostrar las afirmaciones y aunque es necesario respetar la presunción inocencia del susodicho criminal, también es verdad que en muchas ocasiones es muy difícil probar unos hechos cuando, se expone una palabra contra otra. Soy de la opinión de que hay que partir de la base y creo que es crucial, tomar en serio a las mujeres que denuncian la violencia sexual, sino estamos cayendo en lo mismo de siempre.
La violencia de género es una lacra que afecta a nuestra sociedad, y cada Día Internacional contra la Violencia de Género nos recuerda la importancia de combatirla en todas las formas; no nos debemos cansar mientras que haya una mujer en peligro de ser agredida.
Resulta indignante que haya hombres señalados por agresiones hacia mujeres que niegan los hechos, sin una investigación, desacreditando a las víctimas, y contribuyendo a una cultura de impunidad. Negar en bloque las acusaciones, es un recurso fácil, para lo que tienen cierta influencia social, que, por otro lado, perpetua el silencio y el miedo entre las víctimas para que hablen sin vergüenza. Se trata de esa superioridad moral que ejercen frente a las víctimas, los que tiene un estatus de poder.
Hay quienes defienden que la justicia no debe de considerar las presiones de grupo cuando de género se refiere, pero la realidad pone en evidencia que solo cuando las mujeres estamos unidas se puede cambiar algo.