nuevodiario.es
'Magallanes y su proyecto de llegar a las Molucas', por Pedro Cuesta Escudero autor de Y sin embargo es redonda.Magallanes y la primera vuelta al mundo y de Mallorca patria de Colom

"Magallanes y su proyecto de llegar a las Molucas", por Pedro Cuesta Escudero autor de Y sin embargo es redonda.Magallanes y la primera vuelta al mundo y de Mallorca patria de Colom

jueves 04 de mayo de 2023, 08:46h
'Magallanes y su proyecto de llegar a las Molucas', por Pedro Cuesta Escudero autor de Y sin embargo es redonda.Magallanes y la primera vuelta al mundo y de Mallorca patria de Colom
'Magallanes y su proyecto de llegar a las Molucas', por Pedro Cuesta Escudero autor de Y sin embargo es redonda.Magallanes y la primera vuelta al mundo y de Mallorca patria de Colom

Fernaö de Magalhaes, después de haber estado siete años en las Indias con Almeida y Albuquerque, interviniendo en la conquista de Goa y de Malaca y dirigiendo una fallida expedición a Macasar, regresa a Lisboa igual como había salido, pobre como una rata, lo que le obliga a enrolarse en una partida que marcha a Marruecos. Y atacando Azamor cae gravemente herido con una lanzada en la rodilla. Al no servir gran cosa en el campo de batalla es nombrado cuadrillero mayor, o sea para contabilizar lo que se

'Magallanes y su proyecto de llegar a las Molucas', por Pedro Cuesta Escudero autor de Y sin embargo es redonda.Magallanes y la primera vuelta al mundo y de Mallorca patria de Colom
'Magallanes y su proyecto de llegar a las Molucas', por Pedro Cuesta Escudero autor de Y sin embargo es redonda.Magallanes y la primera vuelta al mundo y de Mallorca patria de Colom

La carta de Francisco Serraö

Estando Magalhaes en Lisboa viviendo de una miserable pensión que le da el rey Manuel, es cuando recibe una carta de su entrañable amigo Francisco Serraö, al que le salvó la vida cuando la conquista de Malaca. Francisco Serraö tuvo la enorme fortuna de ser el primer europeo en llegar a las islas Molucas y ser proclamado soberano entre los príncipes indígenas. Le propone ser socio del lucrativo comercio de las especias. Serraö prepara todos los fardos de especias que sean necesarios y Magalhaes los transporta a Europa para ser distribuidos en diferentes mercados. Y desde Sumatra, que ya es conocida por Magallanes, le marca la ruta para llegar a la isla de Ternate, que es donde reside Serraö. También le dice que estas islas deben caen más cerca por la ruta del sol, que doblando el peligroso cabo de las Tormentas, pues quedan muy al extremo de Oriente.

Magalhaes piensa que con unas naos que le proporcione el rey y siguiendo el camino de Vasco de Gama puede arribar a las islas Molucas. Piensa que no se negará a facilitarle esas naves, pues debe saber que los conocimientos que tiene de esos mares y de sus corrientes y vientos no los iguala ni Vasco de Gama. Y yendo a las Molucas, las islas de la especería, le va a proporcionar muchas riquezas, tantas como nunca las haya soñado. También piensa que, si en vez de ir por la ruta de Vasco de Gama fuera por la ruta del sol, seguramente que llegaría mucho antes. Sabe que Colom, Vespucio, Cabot y Solís abrigaron este proyecto, pero no pudieron traspasar la barrera de las Indias Occidentales. Lo deja en manos del rey Manuel la decisión a tomar.

El Fidalgo escudeiro Fernaö de Magalhaes se presenta solo a la audiencia del rey Manuel, sin protector ni abogado. Cojeando con su pierna maltrecha se acerca altivo al rey por el pasillo alfombrado y escoge el peor de los caminos, el camino recto y sincero, sin lisonjas cortesanas. Y, en vez de proponerle directamente el plan del viaje, le pide, en atención a la herida que le hace inútil para la guerra, un aumento de la moradita en cien reis más al año. El rey Manuel, duro el entrecejo, observa al inquieto visitante que viene a exigirle una subida de su pensión como si se tratara de un derecho. Y el rey se pone en pie y con un gesto le señala que puede retirarse. Magalhaes, endurecido por el orgullo, le dice que es hombre soltero, en edad conveniente para sufrir los trabajos de ultramar y experimentado en las cosas del mar, por lo que le pide que le confíe el mando de alguno de sus muchos barcos que van al África, la India o la Tierra de Verzino. Fríamente el monarca le responde que no hay ningún cargo. Es cuando Magalhaes le comenta a su rey que conoce la verdadera posición de las Molucas, las islas de la especería, que conoce el derrotero más corto para llegar a ellas. El monarca le indica que no tiene ninguna nao que confiarle bajo su mando, por lo que puede retirarse. Es cuando Magalhaes le dice a su Majestad si no tendría inconveniente que pudiera prestar sus servicios a otro reino donde haya esperanza de ser mejor atendido. A lo que le espeta el rey Manuel el Afortunado que le tiene sin cuidado y puede prestar sus servicios donde mejor le acomode. Magalhaes queda convencido de que la Corte ya no necesita de sus actividades y sale de la audiencia como si le hubieran herido mortalmente.

Magalhaes y Ruy Faleiro se hacen socios

Anexo al Palacio de Ribeira se encontraba la Casa de Indias y de Guinea, que era donde se trataban todos los asuntos coloniales y donde las Cortes no tenían ninguna jurisdicción. De esta forma los bienes coloniales constituían un recurso financiero para la Monarquía, libe de toda fiscalización, por lo que el rey hace de ellos un instrumento de carácter absolutista. En esta Casa es donde se hallaba la Tesorería Real, archivo particular del rey, donde se guardaban los libros y tratados más documentados de Astronomía, Cosmografía, Geografía y cuantos se relacionaran con la navegación. También se conservaban portulanos, cartas de marear, diarios de a bordo de cuantos capitanes y pilotos se aventuraban por la mar. Este archivo era frecuentado por astrónomos, astrólogos, geógrafos, capitanes y veteranos de la mar y cuantos portugueses estuvieran interesados por los asuntos de ultramar. La presencia de Magalhaes en este archivo no levanta ninguna sospecha pues, además de ser un experimentado del mar, estaba pensionado por el rey.

Allí conoce a un astrónomo muy versado, también preterido por el rey Manuel el Afortunado, llamado Rui Faleiro, que estaba tratando de confirmar la teoría de que el proyecto de Colom de arribar a las Indias por el camino el sol es posible. Según sus conjeturas, forzosamente debe haber un paso que comunique el Atlántico con el mar que descubrió Vasco Núñez de Balboa, porque la densidad de la Tierra no puede estar en equilibrio si no existe. Si África se dobla en el Cabo de Buena Esperanza, las Indias Occidentales, las tierras descubiertas por Colom, también se han de doblar en otro cabo, aunque fuera en el mismo confín del polo. Esta afinidad de intereses hizo nacer una amistad entre estos dos personajes tan distintos en sus dotes e inclinaciones. Precisamente por ser polos opuestos se complementan el pensamiento con la acción, la teoría con la práctica, la idea con la experiencia. Mientras Magalhaes es reservado, silencioso, impenetrable, Faleiro es inquieto, nervioso, presuntuoso y pendenciero.

Indagando en los archivos de la Tesorería Real de Lisboa Magalhaes y Ruy Faleiro encuentran unos documentos donde se especifica que el paso que conduce al Mar del Sur se encuentra a los grados cuarenta de latitud sur del Nuevo Mundo.

Un buque portugués- reza en una nota de Juan de Shöner, cerca del grado cuarenta de latitud sur, ha encontrado un cabo que corresponde al de Buena Esperanza y que dando la vuelta a ese se ha visto detrás, en dirección de este-oeste, un ancho paso, parecido al estrecho de Gibraltar, que comunica con el otro mar, de modo que es fácil de alcanzar por ese camino las islas de las especies”.

Y también hallan un mapa del prestigioso geógrafo Martín Behaim que señala el paso de un océano al otro precisamente a los grados cuarenta de latitud sur, de modo que es fácil alcanzar por este camino las islas de la especería. Magalhaes y Faleiro se abrazan con inmensa emoción, pero sin algarabía, recelosos de que otros se enteren del secreto. Se hacen socios y juran no revelar el secreto a nadie sin la aquiescencia del otro. Pero ningún banquero y armador arriesgaría su dinero en fletar una armada para las Molucas estando distanciados del rey.

Sólo hay un camino: ir al reino de Castilla.

Los dos socios, Magalhaes y Faleiro solicitan patrocinio al joven rey de Castilla Carlos I para un viaje a las Molucas por la ruta del sol. No tardan en convencerlo y al Consejo de Estado cuando muestran la nota y el mapa extraídos del archivo de la tesorería Real de Lisboa, el más documentado del mudo y que, según sus cálculos, las islas de la especería caen dentro de la demarcación que el Tratado de Tordesillas asignó a Castilla.

Y el 22 de marzo de 1518 se firman en Valladolid las Capitulaciones, el contrato del viaje a las Molucas entre Magalhaes y Faleiro y el rey Carlos I:

Yo vos mandaré armar cinco navíos, los dos de ciento e treinta toneladas cada uno e otros dos de noventa e otro de sesenta toneladas, bastecidos de gente e mantenimiento e artillería, conviene a saber, que vayan los dichos navíos bastecidos por dos años, y que vayan en ellos doscientos treinta y cuatro personas para el gobierno de ellos entre maestres e marinos e grumetes e toda otra gente necesaria, conforme al memorial que está fecho para ello, e así le mandamos poner luego a nuestros oficiales que residen en la ciudad de Sevilla, en la Casa de Contratación de ls Indias. Capitulación fechada en Valladolid el 22 de marzo de 1518”.

Tomándolo de este documento muchos historiadores y cronistas han cifrado en doscientos treinta y cuatro (234) los que partieron de Sevilla para el memorable viaje. Ya sabemos que a Magallanes le costó reclutar a la tripulación por un viaje para dos años, pero al final lo consiguió. Y se rebasó esa cifra hasta llegar a doscientos sesenta y cinco (265) contando a la oficialidad (capitanes, pilotos, otros altos cargos y sobresalientes) y sus criados y sus esclavos. Y los que se alistaron en Sanlúcar de Barrameda y en Tenerife.

Magalhaes encuentra en Castilla lo que su patria no le había dado, una importante flota para llevar a cabo sus sueños de llegar a las Molucas y una joven esposa, Beatriz Barbosa. Es por ello que se desnaturaliza de Portugal y castellaniza hasta su apellido. Se quiso inscribir en el acta nupcial con el apellido castellanizado de Magallanes. Y en su testamento pone como condición que los herederos han de apellidarse Magallanes

·Impongo a todos los sucesores la indispensable condición de apellidarse Magallanes, usar las armas o blasón de los Magallanes y residir y casarse en Castilla”.
¿Te ha parecido interesante esta noticia?    Si (0)    No(0)

+
0 comentarios