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LA INCERTIDUMBRE, por Juan Saborido trabajador de VEIASA-ITV

LA INCERTIDUMBRE, por Juan Saborido trabajador de VEIASA-ITV
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“El verdadero hombre sonríe ante los problemas, recoge la fuerza de la angustia y crece con la reflexión” (Thomas Paine)

domingo 08 de agosto de 2021, 10:34h
LA INCERTIDUMBRE, por Juan Saborido trabajador de VEIASA-ITV
LA INCERTIDUMBRE, por Juan Saborido trabajador de VEIASA-ITV
Tras la escenificación de unas Auditorias por los mandamases de la Junta de Andalucía, en lo que respecta a VEIASA-ITV la excusa para la “crónica de una venta anunciada”
LA INCERTIDUMBRE, por Juan Saborido trabajador de VEIASA-ITV

Es inevitable, que, dentro de nuestra empresa VEIASA, se hayan instalado unos grandes interrogantes como ¿Qué pasara mañana? ¿Qué sucederá en el futuro? estas y otras cuestiones nos planteamos los empleados de esta empresa (líder en la Comunidad de Andalucía), o como ocurre normalmente con los problemas, propios o inducidos, que nos los llevamos al volver a casa, creándonos un gran malestar y sobre todo una inseguridad, aumentado nuestra desconfianza, sobre la actual Dirección de la misma.

Esto se produce, desde que se realizaron unos drásticos cambios de directrices, por orden de una administración, que por no decir una palabra malsonante, le pondré el apelativo de incompetente, dado el actual régimen político que tenemos en Andalucía (PP, Cs y Vox) cuyos intereses no son precisamente el de mantener una calidad del servicio de cara la seguridad vial, sino una producción, cuando menos sospechosa por las últimas maquinaciones que los medios han ido difundiendo, bajo la mano negra de la privatización del servicio público, aconsejado por un estudio realizado por una empresa auditora.

Realmente tenemos difíciles respuestas a estas dudas, dado el oscurantismo al que nos tiene acostumbrado, no sólo la administración, sino la Dirección de la Empresa y los sindicatos.

Como ya he escrito en otras ocasiones, vivimos tiempos en los que dudamos de todo o de casi todo, ya que, estamos pasando por un cambio de paradigma profundo que afecta a todos los estratos que constituyen nuestro sistema social, político y económico.

Como es de prever, desgraciadamente no tenemos “una bola de cristal” para poder conocer qué nos depara el futuro, por lo que, es difícil, por no decir imposible.

Por tanto, parece que es en el presente y sus hechos a los que tenemos que remitirnos, que son como “señales” pero que al no ser claras ni fiables se produce en nosotros una gran “incertidumbre”, esa duda punzante que sacude nuestra cabeza y también nuestro corazón colocándonos en una pendiente resbaladiza que nos lleva hacia un estado de estrés cada vez más doloroso.

Por ello, me gustaría ahondar en el significado y consecuencias de esta incertidumbre y hasta dónde nos puede conducir, cuando unos irresponsable e inconscientes la fomentan, en aras de un hipotético bien común (aunque más parece un bien personal).

La incertidumbre se asienta en nuestras vidas de una forma muy peculiar, y que, de forma particular, el común de los mortales, experimentamos de forma diaria y que difícilmente sabemos gestionar o tolerar, sobre todo en este incipiente siglo XXI que se muestra de una forma más cruda, dado el jaque recibido por la actual pandemia, al sistema económico, social, político y en definitiva al modo de vida.

Esto nos produce angustia, y la ansiedad genera algo inevitable que es, el miedo.

La mente angustiada anticipa cosas de una forma irracional y solo piensa en los peligros, convirtiendo el presente en un vacío donde nos sentimos hundidos y paralizados (objetivo cumplido para no movilizarnos ante las tropelías).

Como podréis comprender, esto no es una novedad, sino que es algo que el ser humano, a través, de su historia ha llevado consigo y ha tenido que luchar.

El filósofo Soren Kierkegaard decía “Esta emoción es la asunción de que las personas somos finitas, estaríamos, por tanto, ante algo que nos produce vértigo además de miedo al pensar en las limitadas posibilidades de futuro que tenemos por delante.”, y además Jean-Paul Sartre ahondo en este sentimiento explicando que nace cuando todo lo que nos sucede se debe a las propias decisiones, “Somos los auténticos responsables de nuestra felicidad o infelicidad”

Según la R.A.E. la Incertidumbre es la falta de certidumbre y ésta significa “certeza u obligación de cumplir algo”. En psicología, se suele asociar a cómo afecta en la cotidianidad e, incluso, se hace énfasis en que suele estar presente en algunos trastornos mentales como elemento central. En física, más concretamente en la mecánica cuántica existe un principio llamado “principio de indeterminación Heinsenberg” que afirma “que no se puede determinar simultáneamente y con precisión arbitraria, ciertos pares de variables físicas”. Este principio supone un gran cambio en la forma de estudiar la Naturaleza, y que se pasa de un conocimiento teórico exacto (o al menos, en teoría podría llegar a ser exacto con el paso del tiempo) a un modelo de conocimiento basado en probabilidades e imposibilidad teórica de superar un cierto nivel de error.

La primera conclusión a la que podemos llegar tras esta presentación es, que entre todas las cosas que tenemos como certezas, existe una en la que no podemos equivocarnos, y es, que en esta vida no tenemos certeza de nada o de casi nada.

Podemos reducir nuestro nivel de incertidumbre.

Vamos a ser realista, si podemos, pero nos resultará bastante difícil, dado, que el actual sistema económico occidental es voraz he insaciable desde una ley de mercado que promueve he impulsa la idea de que todo tiene que estar bajo su control y ser previsible, utilizando, para la consecución de ese fin, a la política y a los distintos órganos que regulan el sistema social, con el apoyo de las leyes.

Vivimos, por tanto, una realidad que nos resulta difícil de aceptar, cuando casi todo es una apariencia, manteniendo con ello esta incertidumbre e inestabilidad.

También es cierto, que, nuestro nivel de tolerancia es muy bajo y que es, de algún modo, fundamental para aceptar y lidiar con las incertidumbres y que es difícil alcanzar soluciones inmediatas.

A veces, las respuestas y las soluciones llegan con el tiempo o fruto de la lucha de todos.

Otras, sencillamente son imposibles de encontrar. Nuestra humanidad actualmente no sólo, no sabe todo, sino más bien ignoramos más de lo que creemos saber. Para ello tenemos que cultivar algo de lo que hoy adolece el común de las personas, que es la capacidad de pararse y analizar los hechos de forma minuciosa, para no quedarnos sólo con la apariencia, sino intentar profundizar, porque con ello seremos capaces de descubrir que las cosas y los hechos pueden ser mucho más complejos de lo aparentemente vemos.

Por tanto, podemos decir que esta incertidumbre produce esa angustia que, en principio parece que pueda ser negativa, pero que si la gestionamos adecuadamente nos puede ayudar a crecer, a esta visión que Sigmund Freud definió como “angustia realista” es decir, si conseguimos con ella reflexionar sobre nuestra situación actual y nos impulsa a tomar decisiones de cara al futuro, es una angustia adaptativa.

Estamos llamados a ser capaces de salir de nuestro estado de confort para avanzar hacia un futuro más humanizante, pongámosle nombre claro a nuestra pereza que es el disfraz de nuestro terrible miedo para evitar el sufrimiento y dispongámonos a trabajar y luchar por lo nuestro.

“la angustia, al igual que los estados psíquicos que producen sufrimiento, como la tristeza y el sentimiento de culpa, constituyen una pugna normativa de lo esencialmente humano” (Mario Benedetti).

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