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Camino de Ítaca

"Ciencia, la certeza de la Cultura", por María Antonia García, Abogada

'Ciencia, la certeza de la Cultura', por María Antonia García, Abogada
jueves 29 de abril de 2021, 11:09h
Es errónea la dicotomía de un lado la Ciencia y de otra la Cultura, ésta entendida de forma tradicional, como conocimiento del arte y las humanidades.

La Ciencia, está en todas partes, es inseparable de nuestros quehaceres. Me avergüenza mi ignorancia, de esta magia tecnológica, que es remitir por un correo electrónico lo que escribo desde un ordenador portátil a otro, y que lo intangible se convierta en cotidiana.

Hace más 500 años, en el Renacimiento Europa redescubrió el pensamiento científico que surgió en la Grecia presocrática, cuando la Humanidad inició la buscó en la Naturaleza, no en los dioses, sino en las causas de los fenómenos que observaba.

El avance científico y la lucha contra la ignorancia sufrieron siempre por las trabas de la religión y los poderes políticos absolutistas, pero el conocimiento científico se abrió paso, llegó la revolución industrial, la ciencia aplicada trajo multitud de comodidades, desde el automóvil al ordenador, desde la anestesia a las vacunas, desde la revolución industrial hasta la informática. La Ciencia en los años 60 y 70 del siglo pasado, se transformó en una “religión universal”. A ella se adhirieron tanto los estados capitalistas como socialistas. Sin embargo, a pesar de la unanimidad en el método científico, éste no caló en la sociedad como bien cultural.

La Ciencia, es ejemplo del conocimiento, pues entres sus propias características se proveen el control de sus propios útiles de pensamiento, siendo tan preciso y articulado como para ofrecer contraejemplos, para servir de banco de prueba para ensayos y para dar testimonio de la fragilidad de conclusiones genéricas. Y a pesar de ello, mucha gente considera el conocimiento científico inhumano y difícil de entender, cuando lo que ha buscado la Ciencia es comprender a la Naturaleza, no deshumaniza a la sociedad. Es más fácil denostarla porque no se la comprende, no son los productos del conocimiento los que provocan la deshumanización sino el uso que de esos avances hace el poder dominante.

La política, deberían fomentar, de forma urgente, la inclusión de la ciencia en nuestro conocimiento cotidiano, valorar a los científicos económica y socialmente. A ellos, les debemos nuestro bienestar y nuestra salud, son el deseo inconfesable de Prometeo. Le debemos consideración, admiración y seguimiento. Ésta, será una sociedad saludable, cuando los científicos, en todas sus categorías, disfruten de la resonancia pública y conocimiento generalizado al nivel o por encima de los triunfos deportivos, por ejemplo.

La Ciencia es parte de la Cultura, más aún es ella misma. Su grandeza se encuentra precisamente en que no puede ofrecer un espacio donde reine la certeza absoluta, porque está basada en la objetividad, no en la creencia.

Y recordemos lo que decía Goethe: “…aquél que posee arte y ciencia tiene religión; quién no las posee, necesita religión…”

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