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Colom mallorquín. A modo de recapitulación, por Pedro Cuesta Escudero

Colom mallorquín. A modo de recapitulación, por Pedro Cuesta Escudero

jueves 02 de enero de 2025, 08:33h
Colom mallorquín. A modo de recapitulación, por Pedro Cuesta Escudero

Durante el devenir de la Humanidad distintos espacios del planeta permanecieron aislados unos de otros a causa de grandes barreras como los océanos, desiertos y otros graves obstáculos. Dieron lugar al desarrollo de culturas y civilizaciones de trayectorias paralelas, que se ignoraban entre sí, hasta que Colom, Vasco de Gama y la primera vuelta al mundo pusieron en contacto los distintos territorios, iniciándose influencias mutuas y la dependencia e interconexión de esas diferentes culturas. Sólo por ello son de suma importancia para la Historia universal los viajes que proyectaron Colom, Vasco de Gama y Magallanes, porque se abrieron nuevos horizontes en la actividad industrial de los hombres, se ensanchó el campo de las investigaciones y de los estudios y contribuyó más que cualquier otra causa a los grandes progresos que se han realizado en los últimos siglos en todas las ramas de los conocimientos humanos.

Para la elaboración del viaje de Magallanes necesité varios años de investigación, tanto en el archivo de Indias como en otros fondos documentales. Con el material recopilado pude elaborar un tratado histórico, uno más, o un ensayo que pudiera servir de estudio y análisis a minorías selectas, pero me hubiera alejado del gran público por no ser atrayente. Porque al gran público se llega con una exposición novelada. Pero no con una novela histórica donde se inventan personajes que se mezclan con figuras históricas. Cuando se trata de personajes y hechos históricos no le cuadra lo de la novela histórica, porque ha de primar el rigor histórico. Cuando se trabaja sobre personajes que existieron al lector le gusta saber lo que realmente pasó y no lo que al narrador le hubiese gustado que pasase.

¿Es compatible el rigor científico que exige el trabajo del historiador con un relato comprensible, cómodo y atractivo? ¿Puede haber una expresión novelada en la forma con rigor histórico en el fondo? Para evitar el carácter netamente erudito e interesar a un público heterogéneo acogí una fórmula que contempla, por un lado, el desarrollo científico y empático del conocimiento histórico tras seleccionar, organizar y comparar datos de fuentes de información diversa y, por otro lado, utilicé las estrategias de la ficción para aplicarlas a una tensión narrativa.

Hice una narración de la vida, que admite pormenores, incidentes y circunstancias menores que desecha la Historia. Los datos históricos son la materia, pero la perspectiva psicológica es la forma creadora del ambiente histórico, el clima de la época. Puse en el relato una precisa justeza histórica, sin que se observe la documentación que hay debajo. Al hacer una obra estética, un relato ameno, no un artificio de erudito esta obra de Y SIN EMBARGO ES REDONDA. Magallanes y la primara vuelta al mundo ha sido escogida para elaborar un documental que patrocinan las universidades de Harvard y de Valparaíso, National Geographic y el Senado y la Armada chilena y que dirige un importante productor de Los Ángeles. Pero no hubo acuerdo presupuestario.

Ahora bien, cuando me propuse escribir una biografía novelada sobre Cristóbal Colom siguiendo el patrón que utilicé sobre el libro de Magallanes no me podía imaginar la complejidad del personaje al que me enfrentaba. He tenido que hacer frente a muchas hipótesis sobre Cristóbal Colom que se daban por definitivas.

Puede que otros llegaran al Nuevo Mundo antes que Colom, pero no hubo difusión y, por tanto, no hubo trascendencia. Sin embargo las cartas que Colom mandó a los Reyes Católicos y a otros personajes de la Corte desde Lisboa en mayo de 1493 de regreso de su primer viaje fueron impresas hasta catorce ediciones en latín, castellano, italiano, catalán y alemán y enseguida se divulgó el hallazgo por toda Europa. Hasta ahora no se había dado difusión tan rápida y universal de una noticia. Para Europa el viaje de Colom en 1492 fue un hecho prodigioso: de repente el Viejo Mundo aumenta el panorama del pensamiento. La imaginación europea es perturbada por el alborozo del descubrimiento y la curiosidad científica y literaria se vuelca con este hallazgo. Y si para la cultura europea el descubrimiento de América fue impactante, qué podríamos decir para los indios americanos que súbitamente descubrieron, en su mentalidad neolítica, la existencia de otros mundos y otras civilizaciones. Es por ello que el descubrimiento de América constituye uno de los episodios más importantes de la Historia de la Humanidad, uno de los hitos que marcan su avance. El hallazgo colombino tuvo desde el primer momento gran trascendencia para Europa y para el mundo entero. Pocos hechos históricos han tenido tanta resonancia como el descubrimiento de América.

Como se sabe a Colom le empiezan a surgir los problemas sobre un cúmulo de hechos a partir de su segundo viaje. Los Reyes Católicos empiezan a darse cuenta de los exorbitantes privilegios que le habían concedido. Y aunque los RR.CC., principalmente la reina, rehabilitan a Colom en la plenitud de sus derechos y honores tras el encadenamiento de que fue objeto por parte de Bobadilla, su fama y su estado de ánimos empiezan a decaer. Ya es un hombre destrozado que le hace envejecer prematuramente, agravado por la enfermedad de Reiter que le provocaba fiebre alta, diarrea sanguinolenta, uretritis, artritis y conjuntivitis. (Uno de los brotes de la enfermedad ya le dejó inválido durante cinco meses en su segundo viaje, como señalan Hernando Colón y Bartolomé de las Casas) Terminada la última expedición la enfermedad mandaba en el cuerpo roto de Colom, costándole un triunfo llegar de Sanlúcar de Barrameda a Sevilla, donde permanece postrado en la cama seis larguísimos meses, impidiéndole llegar a la Corte, que se encontraba en Valladolid, para recuperar prestigio y derechos. Aunque no alberga muchas esperanzas, pues le comunican la triste noticia de que había muerto su valedera, la Reina. Concedido el permiso de ir en una mula ensillada y enfrenada, por tener el cuerpo inflamado desde el pecho hasta los pies, se pudo entrevistar, a finales de mayo de 1505, con el Rey. Colom vio indicios de que el Rey no iría a cumplir los compromisos adquiridos. Y hundido por la frustración, minado por la enfermedad, sin casi dinero para comer muere el 20 de mayo de 1506 en la villa de Valladolid.

No murió de viejo, como algunos aseguran. Daba un aspecto senil. Su hijo Hernando dice: “su cabello rubio al llegar a los 30 años ya se había vuelto canoso”. La muerte de Cristóbal Colom no fue noticia en la ciudad vallisoletana, ni entre sus habitantes, ni entre los cronistas de la villa, por lo que no aparece en las actas del Consejo. En este hecho de que la muerte, nada menos, del Almirante de la Mar Océano no fuera noticia ni en Valladolid, ni en ninguna parte, vemos la mano del Rey Católico, como explicaré más adelante. Y luego los procesos judiciales que le sobreviven durante muchos años hacen que su reputación y popularidad se menoscaben. La gloria de su descubrimiento declina y su nombre incluso deja de asociarse con el Nuevo Mundo, pues murió obsesionado de que había llegado a las Indias. En el monasterio de Saint-Die se bautizan las tierras descubiertas con el nombre de América, que pronto alcanza difusión y aceptación. Los escritos de Américo Vespucio hablando de un sugerente Nuevo Mundo, un cuarto continente, se reparten por las Cortes y las universidades europeas eclipsando las cartas de Colom. Aunque podemos asegurar que Colom cayó en el olvido por interés de la monarquía hispana que veía difícil poder cumplir las obligaciones contraídas con el Descubridor.

Tras varias centurias de olvido la figura de Cristóbal Colom resurge con fuerza. La fiebre colombina provocó un aluvión de nuevos títulos entre monografías, edición de documentos, crónicas, reediciones, opúsculos, novelas, cuentos, carteles teatrales, etc. Hasta ser encumbrado en la leyenda. La acuñación romántica recrea un Cristóbal Colom heroico y caballeresco. Los errores y las inexactitudes históricas se multiplican en aras de agradar y sorprender. Navarrete con un incansable trabajo de investigación en los archivos llega a recopilar a finales del siglo XVIII los legajos que dan cuenta de sus cuatro viajes. El estadounidense Irving apoyándose en esas investigaciones publica en 1828 una genial obra sobre la vida y viajes de Cristóbal Colom, que se traduce a todas las lenguas cultas, desencadenando gran fascinación por la temática colombina.

En honor a Colom se organizó la Columbia Británica, que es una de las provincias que constituyen la confederación del Canadá. En 1790 se fundó la capital de EE.UU. y, en recuerdo del Descubridor se la denominó Distrito de Columbia y donde se situó la ciudad de Washington en memoria del primer presidente. Y en esta ciudad se erigió en 1792 el primer monumento a Colón. Actualmente hay más de 500 monumentos dedicados a Colón repartidos por todo el mundo, del que destaca el que hay en Puerto Rico, que es casi el doble de alto que la estatua de la Libertad de Nueva York.

Se sugiere, incluso, la canonización de Colón, pues diversos círculos se esforzaron en lograr la beatificación y santificación a quien descubriendo el Nuevo Mundo había ganado para el Catolicismo a millones de almas. (El Santo Oficio lo denegó alegando ciertas máculas en su vida privada) En el Ateneo de Méjico se cursaron peticiones encaminadas a que el continente abandone el nombre de América y adopte el de Colombia. Mentes lúcidas como Carlos Marx o el historiador británico John Elliot señalaron con precisión el significado histórico universal de la expedición colombina y su importancia para la configuración del mundo moderno. El geógrafo alemán Humboldt dijo que Colom sirvió al género humano “ofreciéndole de una vez objetos nuevos al estudio y a la reflexión, engrandeció el campo de las ideas e hizo progresar el pensamiento humano”. La Primera Conferencia Panamericana que se celebró en Washington en 1889 adoptó la siguiente resolución: “En homenaje a la memoria del inmortal descubridor de América y en gratitud de los inmensos servicios prestados a la civilización y a la humanidad la Conferencia se asocia a las manifestaciones que se hagan en su honor con motivo del IV Centenario del descubrimiento de América”.

En la época en que la burguesía catalana hizo grandes fortunas en América se pensó levantar un monumento a Colom. A causa del cambio político por lo efímera que fue la I República el concurso no llegó a publicarse, pero en 1881 recupera el proyecto el rentista Antoni Fages i Ferrer, quien, con ocasión de la próxima celebración de la Exposición Universal de 1888, convence al consistorio barcelonés, presidido por Rius i Taulet, de la conveniencia de que Barcelona tuviera un monumento de Colom. Se aprueba el proyecto de Gaetà Buigas, (su hijo Carles Buigas, como se sabe, será el diseñador de la Fuente Mágica de Montjuic) Es un conjunto monumental donde se combina perfectamente ingeniería, arquitectura y escultura. El programa simbólico del monumento muestra la intención de reivindicar la presencia de Cataluña en el descubrimiento y colonización de América. Su lema era “Honrando a Colón Catalunya honra a sus hijos”. Nadie pensaba que Colom fuera catalán, por lo que en su inauguración el 1 de junio de 1888, presidida por la reina regente María Cristina y el jefe de gobierno Sagasta, son invitados el rey de Italia Humberto I y el alcalde de Génova. También estuvo presente el presidente de EE.UU. Cleveland.

La primera gran celebración del descubrimiento de América se hace en el cuarto centenario, 1892, donde Colom es presentado como el explorador audaz. Esta celebración se vio como una oportunidad clave para sacar a España del ostracismo internacional en el que se encontraba. También se suma EE.UU., que utiliza la resonancia mundial que tiene esta efeméride para presentarse al mundo como potencia emergente y se centra en el homenaje al Colón italiano. Coincidiendo con el proceso de unificación de Italia los investigadores italianos sitúan a Colom en la cabecera de los mitos patrios y compilan abundante documentación – la Reccolta Colombina- sobre su nacimiento en Génova, que publican para explicar al mundo que Italia tuvo un papel importante en el descubrimiento de América, pues un italiano, Américo Vespucio, dio nombre al Nuevo Mundo y otro, Cristóforo Colombo, fue su descubridor.

Sin embargo unos años después el peruano Luis de Ulloa Cisneros defiende la catalanidad de Cristóbal Colom. El gobierno peruano, que mantenía un litigio con Bolivia y Ecuador a propósito de sus fronteras, lo había enviado a España con objeto de recoger información documental que habría de servir como prueba en el conflicto. En 1919 pasa mucho tiempo en el archivo de Simancas y recopila muchos documentos relacionados con la época colombina. En un principio se interesa por la tesis de Celso García de la Riga o del Colón gallego, pues el descubridor de América hablaba un castellano aprendido salpicado de extranjerismos que se suponían de origen gallego o portugués. Pero, para su sorpresa, se topó con el Colom catalán al observar los catalanismos que hay en su léxico. Ulloa señala que Colom debía pertenecer a una familia catalana que participó en la sublevación contra Juan II, padre de Fernando el Católico y habría sido un corsario que luchó contra la Corona de Aragón. En 1927 publica en París el libro Cristòfor Colom, català, donde expone su teoría de que Colom era catalán o de algún país bajo su influencia cultural.

Para contrarrestar estas investigaciones de Ulloa Mussolini ordenó a los historiadores italianos la patriótica tarea de añadir aún más aportaciones, buscando o desechando documentos que realicen la tesis prevista sobre el origen genovés del descubridor. El resultado se publicó en la lujosa obra Colombo que se distribuyó de forma perfectamente planificada. Cualquier dato que no encajara con el objetivo de italianizar al Almirante fue rechazado. Y pronto tiene su efecto, pues en vez de Hispanoamérica, se generaliza la denominación de América latina a lo que había sido imperio de España.

Cuando la figura de Cristóbal Colom es tratada con pasión, desde la intención del Papa Pio IX de canonizarlo otorgándole un sitio junto a Moisés y San Pedro hasta los que lo aborrecen al considerarlo el símbolo del “perverso” colonialismo español, es difícil hacer un análisis crítico y sereno de su persona. O cuando se esgrimen razones nacionalistas como argumentos válidos e indiscutibles como hemos visto con Mussolini para el caso de Italia, o el nacionalismo catalán que asegura que Colom no salió de Palos sino de la localidad ampurdanesa de Pals y que los hermanos Pinzón eran de esa comarca. O aquellos que por un mal entendido patriotismo españolista prefieren la tesis de origen genovés antes que aceptar la catalanidad de Colom. También al haberse convertido Colom en un mito son muchos los lugares que se disputan la honra de ser su cuna. Al historiador se le agrega, pues, el problema de tener que ir analizando uno por uno los documentos que los partidistas aportan para defender sus tesis. Además la mayoría de los textos colombinos han llegado a nosotros desfigurados por trascripciones de poca fidelidad, por impresiones poco escrupulosas y por tendenciosas traducciones. A lo que hay que añadir que lo que se aprende de pequeño es difícil poder rectificarlo posteriormente. Si en la escuela aprendimos que Colom era genovés, es difícil que ahora se cambie de opinión. El boletín del mes de abril de 2007 de la Sociedad Geográfica Española ofrece un dato desolador: el 99% de los preguntados en 47 puertos europeos y americanos sobre quien fue el primero en dar la vuelta al mundo, unos lo desconocían y otros otorgaban tal honor al pirata inglés Francis Drake, que lo hizo 50 años después y con la ayuda de dos pilotos españoles que había tomado como prisioneros. Y es que los libros que estudian los escolares ingleses refieren que es Drake el primero en dar la vuelta al mundo.

Colom nunca dejó por escrito de donde era. Su hijo Hernando, que fue su primer biógrafo, no indica dónde nació su padre, ni siquiera el año exacto de su nacimiento porque “no tengo plena noticia – manifestó-, puesto que él murió cuando aún no tenía yo ni atrevimiento ni familiaridad bastante, por el respeto filial, para osar preguntarle tales cosas”. Hernando Colón escribió una obra sobre la vida y viajes de su padre que hoy se conoce como La Historia del Almirante, pero no llegó a publicarla y a su muerte en 1539 el manuscrito –hoy desaparecido- pasó a su cuñada María de Toledo, esposa de Diego Colón. Posteriormente Luis Colón, hijo y heredero de Diego Colón, se lo entregó al genovés Baliano de Fornari, al perecer en pago de una deuda. Fue Fornari el que lo llevó a Venecia donde se imprimió en 1571. ¿Quién nos puede asegurar que este manuscrito no fue manipulado antes de ser impreso?

Poco después de la muerte de su padre Hernando Colón viajó a Italia tratando de encontrar familiares paternos. Como la búsqueda fue infructuosa, intentó continuarla por territorios de la Corona de Aragón, pero en 1523, sin indicar los motivos, el emperador Carlos V le decretó la prohibición de continuar con sus averiguaciones.

Fray Bartolomé de las Casas tampoco hace referencia a los orígenes del Almirante. ¿Acaso Colom tenía algo que esconder? ¿Su origen judío como algunos aventuran? Tener ascendencia judía, aunque fuera de manera colateral, era muy peligroso, pues Colom hubo de moverse en una Corte llena de obispos e inquisidores y entre magnates que hacían ostentación de la pureza de su sangre. La Inquisición llevaba a la hoguera a gente muy influyente y poderosa. Pienso que teniendo para elegir otras Cortes donde proponer su proyecto de viaje no es lógico que Colom, si hubiese tenido ascendencia judía, se metiera en terreno sumamente comprometido como era la Corte de los Reyes Católicos. La obsesión por la pureza de sangre, tener una larga ascendencia cristiana, inundó las sociedades castellana, aragonesa y catalana. A Colom jamás se le hubiera otorgado los títulos de Almirante, Virrey y Gobernador general, porque las leyes que se aprobaron a principios del siglo XV en las cortes de Valladolid exigían que para tener un alto cargo en el ejército había que acreditar ser cristiano viejo. María de Toledo, la nuera de Colom, al querer que su hijo Diego Colón Toledo ingresase en la orden de Alcántara testifica que su suegro era noble de acuerdo con las leyes y costumbres de España.

Colom ocultó su origen con el fin de disimular su actividad corsaria en contra del rey de Aragón Juan II y evitar ser reconocido por sus enemigos en la Corte. Colom con sus dos tíos actuó de corsario en aguas del Mediterráneo al servicio de Renato de Anjou, el cual había sido nombrado rey de Cataluña por la Generalitat durante la guerra civil catalana de 1462 a 1472. Acabada la guerra con otros muchos se negaron a rendir obediencia al rey Juan II (padre de Fernando el Católico) continuando la lucha bajo las órdenes del duque de Anjou. El mismo Colom habla de esta actuación cuando refiere que “el rey Reinel me envió a Túnez para tomar la galeota Fernandina…”

Lo que si podemos deducir es la fecha de nacimiento de Colón, porque el 7 de julio de 1503 desde Jamaica Colom remitió a los Reyes Católicos una carta en estos términos:” Yo vine a servir de veintiocho años y agora no tengo cabello en mi persona que no sea cano y el cuerpo enfermo”. Colom entró en contacto con los Reyes Católicos en 1488, luego podemos deducir que nació en 1460. Los que aventuran que Colom nació antes de esa fecha deben tener en cuenta que los RR.CC. se consolidan en el trono en 1479. Por otra parte, está documentado que Diego, el hermano menor de Colom, nació en 1466 y murió en 1515 a la edad de 49 años. Biológicamente no puede haber 30 años de diferencia entre hermanos si, como algunos aseguran, Cristóbal nació en 1436. La fertilidad de la madre no llega a tantos años, y menos en aquella época. Los hay, como Jordi Bilbeny que, empecinado en sus teorías, no tiene empacho en asegurar que Colom hizo el viaje del descubrimiento con 78 años, como si en aquella época atravesar el Mar Tenebroso fuera un viaje de placer en camarote con toda clase de comodidades y condiciones.

Según la documentación recogida en la Reccolta Colombina y que se presentó en el IV Centenario del Descubrimiento de América se encontró una partido de bautismo (algo raro porque en aquella época hasta que lo aprobó el Concilio de Trento no se levanta acta de los bautismos de las clases humildes) en la parroquia de Santo Stefano, situada a las afueras de Génova a nombre de un tal Cristóforo Colombo, el cual nació a finales de 1451, hijo de Doménico Colombo y Susana Fontanarrosa. Doménico vivió en Génova y fue guardián de la Porta dell´Olivella hasta febrero de 1470 en que se traslada a Savona para regentar un taller de lana. Cristóforo Colombo estuvo trabajando como cardador de la lana hasta la edad de 20 años. Repasando la Reccolta Colombina llama la atención la cantidad de documentos notariales que se presentan para ser de una familia humilde.

No dudamos de la existencia de Cristóforo Colombo, pero este personaje no tiene nada que ver con el descubridor de América, aunque se le ha querido identificar en el documento La Institución del Mayorazgo de fecha 22 de febrero de 1498 donde supuestamente Colom se reconoce genovés:” siendo yo nacido en Génova vine a servir a Sus Altezas aquí en Castilla”. Pero con una detenida observación de dicho documento se demuestra que es falso, apócrifo. En primer lugar ni Hernando Colón ni Bartolomé de las Casas hacen alusión alguna a este documento. Y los que lo redactaron cometen errores garrafales. “E ansí –se lee- lo suplico al Rey e a la Reina, Nuestros Señores y al Príncipe don Juan su primogénito Nuestro Señor…”. Se menciona al príncipe Juan para velar por el cumplimiento del Mayorazgo cuando el príncipe había muerto en octubre de 1497, cuatro meses antes de la fecha del Mayorazgo. Y Colom, que tenía de pajes del príncipe a sus hijos, perfectamente sabía que había muerto. Además en el ese mismo documento se dice “…mis oficios de Almirante del mar Océano, que es la parte de Poniente de una raya que mandó asentar imaginaria su Alteza sobre a cien leguas sobre las islas de las Açores, y otros tanto sobre las de Cabo Verde, la cual por todo a Polo a Polo, allende de la cual mandaron y me hicieron su Almirante…”. Hemos de tener en cuenta que tras el Tratado de Tordesillas, que se firmó el 7 de junio de 1494, la línea de demarcación de cien leguas que se había establecido con las Bulas alejandrinas, se traslada a 370 leguas al oestes de las islas de Cabo Verde. Este error no lo podía cometer Colom de ninguna de las maneras, pues era un asunto que le competía. En el testamento que hizo Colom en Valladolid antes de morir fija la declaración de mayorazgo en fecha posterior. “El año de quinientos e dos yo fice una ordenanza y mayorazgo”. O sea que el documento que se presenta en la Reccolta se había falsificado en base al de 1502, al que hicieron desaparecer para poner el apócrifo en su lugar.

Cuando en 1579 queda vacante el mayorazgo de Colom al morir sin descendencia Luis Colón causa otra sucesión de pleitos entre las distintas familias colaterales que dura treinta años. Todos estos procesos originaron la sustracción de documentos, la amputación de muchos y la aparición de otros de dudosa credibilidad que dificulta conocer con certeza la filiación de Cristóbal Colón. Un tal Baltasar Colombo vino de Génova a reclamar al Consejo de Indias la herencia vacante del mayorazgo de los Colones, pero tal demanda fue desechada por falta de pruebas que acreditasen el entronque de linaje de los Colombos genoveses con el descubridor de América.

El origen humilde que se les atribuye a los progenitores, artesanos de un taller de lana, hace difícil entender que, en una época en el que el analfabetismo entre las clases humildes era la regla, Cristóforo Colombo tuviera unos conocimientos científicos, humanísticos y de idiomas que aún en nuestros días serían excepcionales. El descubridor de América hablaba perfectamente la lengua castellana, sabía latín y, lo que es más importante, no desentonaba en las Cortes de Portugal y Castilla. Sorprende los conocimientos literarios que tenía para ser un hombre de mar del siglo XV. Su esmerada educación se puede deducir por su soltura en el manejo del latín y la fluidez de su caligrafía. Y los conocimientos que tenía de aritmética, geometría, astronomía y cartografía no son fáciles de asimilar mediante autoaprendizaje. Una prueba de sus conocimientos fue el descubrimiento de la variación magnética que detectó en su primer viaje trasatlántico o la predicción con gran precisión de un eclipse de luna en su cuarto viaje.

La enseñanza de Cristóforo Colombo en Génova hubiera sido rudimentaria y es dudoso que hubiera aprendido algo más que leer y escribir. Y en este caso hubiera aprendido el genovés o el italiano (toscano). Sin embargo, las cartas que se escribieron los hermanos Colom están escritas en castellano. Es más, las cartas que escribe Colom al embajador genovés de Castilla y a la banca San Giorgio /de Génova) o de este banco a Colom también están escritas en castellano. El 27 de diciembre de 1504 Colom escribe una carta al genovés Micer Juan Luis. En vez de escribirla en italiano como era natural ya que el genovés no entendía el español la redacta en castellano y la reenvía al embajador Nicolás Oderigo, que hablaba y escribía el español, suplicándole que se la tradujera.

Cuando se escriben reflexiones íntimas, como son las anotaciones en el margen de los libros, tan usual en Colom, lo hace en castellano o en latín. Colón antes de entrar en Castilla, viviendo en Portugal, hace una larga apostilla en castellano al libro Imago Mundi de Pierre d´Ally. ¿Cómo se explica esa amnesia de olvidar la lengua materna hablada hasta los 20 años si Colom fuese de Génova? ¿Cómo explicar que Cristóforo Colombo al radicarse en 1476 en Portugal y vivir ocho años allí y en 1484 pasa a Castilla, y entonces repentinamente empieza a hablar y escribir con cierta elegancia en castellano?

No se ha encontrado ninguna carta escrita por Colom ni en italiano, ni en genovés ni en portugués. Si, acaso, en catalán porque en la Biblioteca Colombina de Sevilla, fundada por Hernando Colón, hay una nota que se refiere a su padre y dice: letra enviada al escribá de ració en 1493 en catalán. Nº 4743. Pero la carta ha desaparecido.

Lo que sí se puede constatar es que utiliza e intercala palabras catalanas como fugeron, meitat, fusta, vegadas, tonina, corda, bojar, boneta, ampolleta, bruma, farallón, pardelas, Margalida. Colom firmaba Almirant, forma arcaica usada en Tirant lo Blanc. También utiliza la palabra Virrey en lugar de Visorrey del castellano de la época. La estadounidense Estelle Irizibarri en su libro El ADN de los escritos de Cristóbal Colón concluye que su vocabulario y su sintaxis y su uso de la vírgula corresponden a un catalanohablante. Menéndez Pidal establece que el castellano no era la lengua materna de Colom sino un idioma aprendido.

Si Colom hubiese sido genovés, ¿por qué ofreció su proyecto de viaje a Portugal a Inglaterra, a Francia, a Castilla y no lo brindó a la República de Génova, que era la que contaba con las flotas más importantes de la época? No puso el nombre de Génova a ninguna isla, ni siquiera a algún bajío, escollo, arrecife o atolón caribeño. Si Colón hubiera tenido alguna relación con Génova, especialmente de familia, sus hechos hubieran sido conocidos y comentados en dicha ciudad. ¿Por qué Colom no hizo nada por su padre que, según la teoría genovista, murió a la edad de ochenta y un años en la miseria y cargado de deudas? Bien conocida es, sin embargo, la preocupación de Colom por sus hermanos Bartolomeu y Diego, hasta el punto de ser acusado de nepotismo.

A poco que se conozca la organización social del siglo XV, con la diferencia de clases que había, se comprenderá que un aventurero genovés, hijo de un tejedor, jamás se hubiera podido casar con la aristócrata Felipa Monis de Perestrello, emparentada con la casa real de Braganza. Además, para que ella pudiera casarse necesitaba la autorización del maestre de la Orden militar de Santiago, que era el príncipe portugués.

Cuando Colom exige en las Capitulaciones de Santa Fe el título de Almirante alega que no sería el primero en su familia. También pide los cargos de Virrey y Gobernador General de las tierras descubiertas con carácter vitalicio y hereditario. ¿Cómo se atrevió a pedir privilegios sólo reservados a la alta nobleza? Además de esos cargos se le agració con el título de Don, que solo utilizaban contadas personas como los reyes, los miembros de su familia y nobles de elevado rango. Todos esos privilegios se le confieren en abril de 1492, antes de realizar el primer viaje, que, como se sabe, había sido rechazado por las Juntas de sabios por inviable. Nunca en la Historia se le ha dado tales títulos a ningún navegante, ni a nadie que no fuera de la alta nobleza. A Hernán Cortés, a pesar de haber conquistado Méjico, no se le dio el título de Virrey de Méjico, ni a Elcano el mando supremo de la segunda escuadra al Malucco, porque no pertenecían a la alta nobleza. Si a Colom se le otorga tal dignidad y títulos no podría ser un cualquiera, y mucho menos un plebeyo genovés. Habría de ser alguien de la familia real, alguien de sangre azul. Cuando regresó de su primer viaje fue recibido en Lisboa por el rey Juan II con todos los honores. Y al presentarse en el monasterio de Sant Jeromi de la Murtra los Reyes Católicos se levantaron para recibirlo y le ofrecen un escabel para sentarse junto a ellos, honor reservado a los más grandes de entre los grandes. Fernando el Católico hizo que cabalgara a su lado y con el príncipe D. Juan por las calles de Barcelona, privilegio solo reservado a los de sangre real.

El título de Almirante se le adjudica a Colón al estilo de Castilla. O sea la jurisdicción suprema en la mar. Pero para las islas y tierra firme que se descubrieran se le concede los títulos de Virrey y de Gobernador general de modelo de la Corona de Aragón, pues Castilla en 1492 carecía por completo de la experiencia en la gobernación y administración de territorios alejados de los centros de poder. En Cerdeña o en Nápoles o en Sicilia había un virrey y el Príncipe de Viana fue nombrado Gobernador general de Navarra, pues no podía intitularse rey mientras viviera su padre Juan II, como había establecido en su testamento su madre Blanca de Navarra.

Si hubiesen sido unos aventureros de origen humilde, cómo se explica que Bartolomeu, el hermano de Cristóbal, viviera alojado aproximadamente un año en el palacio real de París invitado por la madre del rey francés. El mismo Cristóbal Colom, antes de integrarse en la Corte de los Reyes Católicos, estuvo hospedado durante dos años en el palacio del Puerto de Santamaría del duque de Medinaceli, uno de los personajes más poderosos de Andalucía.

Si como vemos Cristóbal Colom no podía ser genovés, ¿por qué se le ha considerado de esa ciudad con tanto empeño? La idea de que Colom fuera genovés procede del mismo Fernando el Católico, porque le interesaba ocultar su genealogía. Fernando el Católico tenía miedo que si se hacía público que Colom era hijo, aunque bastardo, de su hermanastro D. Carlos, el Príncipe de Viana, se podría desencadenar una rebelión contra él como la que sufrió su padre Juan II. Eso explica el silencio oficial de la arribada de Colom a Barcelona por parte de los estamentos públicos, tan explícitos en dar razón de otros acontecimientos menores, que debieron obedecer a un requerimiento superior. El rey instó a su cronista Pedro Mártir de Anglería a que difundiera la idea de que Colom fuese italiano. El prestigioso cronista de los RR.CC. y divulgador más famoso del Descubrimiento de América Pedro Mártir de Anglería, que trabaja para el rey Fernando el Católico, fue el primero en lanzar la leyenda de que Colom era ligur, lo que será sustentado por la mayoría de escritores que le han sucedido al tenerlo por una gran autoridad como historiador.

Pedro Mártir de Anglería es el primero en divulgar la idea de que Colón era de Génova (ligur), sin embargo, es el revelador de su verdadero origen. En noviembre de 1929 el erudito y gran bibliófilo milanés Luigi Rimaldt compró un libro de la biblioteca de los Borromeo a un vendedor ambulante de libros viejos. Cuál sería su asombro que, examinando el libro, despegó las guardas del cuero de las tapas y se encontró con un documento de un valor insospechado. Este documento del año 1494 es un escrito del conde D. Juan Borromeo, quien no quiere llevarse a la tumba el secreto relativo al lugar de nacimiento de Cristóbal Colón, que era de Mallorca y no de Génova, y que sabe por confidencia secreta de Pedro Mártir de Anglería. El cronista, además de trabajar para Fernando el Católico, actuaba de corresponsal e informador secreto del conde D. Juan de Borromeo, de lo cual existen numerosas piezas probatorias, como la carta de 14 de mayo de 1493 dándole cuenta del atentado de que fue víctima Fernando el Católico. El milanés Rimaldt envió el documento a su amigo D. Manuel Rubio Borrás, director de la biblioteca universitaria de Barcelona, para que lo analizase. Esta valiosa pieza documental, devuelta a su dueño, fue comprada por el norteamericano Richard Aramil. Dicho documento es una hoja de papel escrita por una sola cara. Consta de 18 renglones escritos en italiano y en cursiva. Si es un falso documento se hubo de falsificar en vida de Colom, pues los estudios paleográficos demuestran que tanto el papel como la caligrafía son propios de finales del siglo XV. Y el detalle paleográfico que nos demuestra su antigüedad es la tinta que, con el tiempo, adquirió una tonalidad heterogénea imposible de falsificar.

La traducción castellana de este documento es:

Yo, Juan Borromei, deseando manifestar la verdad, secretamente conocida por medio del señor Pedro de Anghería, Tesorero del Rey Católico de España, y no pudiendo guardar memoria de ello, confío a la historia que Colonus Chritophorens es de la Majona (Mallorca) y no de la Liguria. El dicho Pedro de Anghería estimó que debía ocultarse la perfidia usada por Juan Colom porque motivos de política y religión aconsejaban fingirse Cristóbal Colón para pedir la ayuda de las naves del Rey de España. Y diré todavía ser Colom equivalente a Colombo, por lo que habiéndose descubierto que vive en Génova un tal Cristóbal Colombo Canajosa, hijo de Domingo y de Susana Fontanarosa, no se debe confundir con el navegante de las Indias Occidentales.- En Bérgamo año del Señor de 1494”.

Sustentamos, como otros prestigiosos analistas, el padre Nectario, agregado cultural de la embajada de Venezuela, Manuel López Flores, Renato Llanas Niubó, Ángel Rodríguez Bachiller, Gaspar Sabater, y especialmente Gabriel Verd Martorell, que Cristóbal Colón nació en Felanitx, de la isla de Mallorca en 1460 y fue hijo de D. Carlos, Príncipe de Viana, hermanastro de Fernando el Católico y de Margalida Colom, que pertenecía a una importante familia asentada en lo que hoy se llama San Ramonet al pie el castillo de Santueri, donde se hospedó el príncipe D. Carlos.

Avalan estas afirmaciones el que Colom, por lo explicado anteriormente, habría de ser, aunque bastardo, de la familia real y porque hay una carta fechada el 28 de octubre de 1459 del príncipe de Viana al gobernador de Sicilia donde le refiere las relaciones amorosas habidas con Margalida, a la que, a la sazón, la había dejado preñada. En aquella época los hijos bastardos de la aristocracia eran considerados de la familia con los mismos honores. Pensemos, por ejemplo, en D. Juan de Austria, el vencedor de la batalla de Lepanto, que era hijo bastardo del emperador Carlos V. El primer rey de la Casa de Trastamara, Enrique II, era hijo bastardo de Alfonso XI. Doña Juana Enríquez, la madre de Fernando el Católico, era hija de otro hijo bastardo de Alfonso XI.

No es casualidad que Colón bautizase a la “Perla del Caribe” con el nombre de su madre, Margalida (en mallorquín), cuando la descubrió en su tercer viaje, como se puede ver en un mapa de Juan de la Cosa existente en el Museo Naval de Madrid, que es copia del mapa que había confeccionado Colom. A la primera isla que descubrió Colom en su primer viaje la bautiza con el nombre de San Salvador en recuerdo del santuario de San Salvador de Felanitx y que Colom lo veía todos los días de pequeño. Y a la segunda isla la denomina Concepción influenciado de la devoción que su paisano Ramón Llull tenía sobre la Inmaculada Concepción. El misticismo de este filósofo mallorquín representado en su afición a los símbolos (círculos, triángulos…) lo hallamos en la firma de Colom. La obsesión de Ramón Llull de rescatar los Santos Lugares también la encontramos en Colom. La cartografía mallorquina hizo de los hermanos Colom excelentes cartógrafos.

Doña Blanca, reina de Navarra casó con Juan, hermano del rey de la Corona de Aragón Alfonso V y fueron padres de D. Carlos, al que se le reconoce heredero del trono de Navarra con el título de Príncipe de Viana. Doña Blanca murió en 1441 y en su testamento había establecido que el príncipe D. Carlos no se proclamara rey de Navarra por deferencia a su padre, por lo que se encargó del gobierno con el título de Gobernador general. D. Juan, el padre del príncipe Carlos, volvió a casarse con doña Juana Enríquez con la que tuvo un hijo, Fernando, el futuro rey Católico. El padre desaprueba la forma de gobernar del Príncipe de Viana y envía a Navarra a Dª Juana Enríquez para que compartiese el gobierno con él. Esa humillación exaspera al pueblo navarro y estalla la guerra civil en la que D. Carlos cae prisionero de su padre. D. Juan lo deshereda y le da el trono a Gastón de Foix que estaba casado con su hija Leonor. Esto motivó otro alzamiento en armas de los partidarios del Príncipe de Viana, el cual pide el amparo de su tío Alfonso V y se refugia en Nápoles, donde residía. Muerto Alfonso V le sucede su hermano con el título de Juan II, quien amnistía a su hijo al que le pide que regrese de Nápoles con la promesa de un acuerdo conciliatorio. Antes de desembarcar en Barcelona le ordena que se detenga en Mallorca. El Príncipe de Viana llega a la isla el 20 de agosto de 1459 con siete galeones y acompañado de notables barones y caballeros y una buena salud. El 26 de enero firma una concordia con su padre poniendo fin a las graves diferencias que habían tenido y a finales de marzo de 1460 abandona la isla antes que naciera Colom. Al llegar a Barcelona los catalanes lo proclaman rey, por lo que Juan II lo tuvo que recluir hasta que muere de tuberculosis el 27 de septiembre de 1461, como oficialmente se comunicó, aunque cundieron voces de que murió envenenado. Con motivo de este final tan adverso no tuvo presente al hijo que tuvo con Margalida cuando redactó su testamento el día anterior a su muerte.

Por ser miembro de la familia real Cristóbal Colom recibió una esmerada educación y aprende el castellano que era la lengua de las monarquías hispanas y de la aristocracia. Colom es enviado de corta edad a la Provenza donde dos hermanos de Margalida, que habían huido de Mallorca cuando las revueltas de los años sesenta, actuaban como corsarios al servicio de Renato de Anjou, enemigo encarnizado de Juan II de la Corona de Aragón. Por eso Colom empezó a navegar desde muy pequeño como él mismo lo atestigua en una carta que envía a los RR.CC. en 1501: “De edad muy pequeña entré en la mar navegando y he continuado hasta hoy (…)Todo lo que hasta hoy se navega lo he navegado”. En aquella época los marinos necesitaban toda una vida para formarse. Entraban de grumetes y aprendían oralmente las lecciones de los viejos marinos y observando directamente los misterios del mar y del firmamento. El almirante Nelson, por ejemplo, comenzó como grumete a la edad de 11 años.

Colom se estableció en Lisboa gracias a su tío Guillermo de Casanove, quien actuando de corsario para el rey francés recibió el título de Almirante. Como el rey portugués no patrocina su proyecto de viaje, Colom se contrata en Castilla para hacer el viaje por el Mar Tenebroso, aunque no se vio obligado a naturalizarse, como hizo Magallanes, por ejemplo, pues, aunque fuese extranjero en Castilla, se le considera súbdito de los RR.CC. Cada vez que Colom se dirige a los RR. CC. lo hace con la expresión “mis señores naturales”. Y si es extranjero en Castilla y súbdito de los RR.CC., forzosamente habría de ser natural de algún lugar de la Corona de Aragón. En este caso de Mallorca.

El duque de Medinaceli se casó con Ana de Navarra y Aragón, otra hija natural del Príncipe de Viana, o sea era hermana de Colom, y por ello vivió en su palacio dos años cuando vino al reino de Castilla.

¿Cómo concibió Colom su primer viaje por el Atlántico? Este es otro enigma que trato de descifrar. En el preámbulo de las Capitulaciones de Santa Fe, el contrato que firman los RR.CC. y Cristóbal Colom, hay una afirmación sorprendente: “Las cosas suplicadas e que vuestras altezas dan y otorgan a don Christoval en alguna satisfacción de lo que ha descubierto en los mares océanos y del viage que agora con la ayuda de dios ha de facer en servicio de vuestras altezas…”

O sea, se patrocina un viaje a un lugar ya descubierto en la mar océano. Colom daba por sentado que iba a encontrar tierra después de navegar setecientas cincuenta leguas en el plazo de un mes. ¿Cómo lo sabía? ¿Cómo estaba tan seguro?¿Había hecho un viaje previo a esas tierras o alguien se lo había dicho? Si Colom hubiera estado previamente en las tierras que después da por descubiertas, sería un secreto a voces, pues habría muchos más que también habrían estado en esas tierras incógnitas del otro lado del Mar Tenebroso, ya que en aquella época no era posible la navegación en solitario. Es más lógico pensar que Colom estuviera en contacto con algún naufrago que venía de aquellas tierras. Ocurre que, cuando en el siglo XIX con sus aires románticos se reivindica a Colom, convertirlo en un conocedor de antemano del Nuevo Mundo era rebajar al héroe y desmitificarlo.

Los vientos alisios, que constantemente soplan desde el este, son interrumpidos, a veces, por grandes huracanes que se generan en el Sahara y ganan potencia cruzando el Atlántico hacia el Caribe. Si uno de esos huracanes atrapa alguna embarcación de mucho aparejo y poco calado inexorablemente la arrastra hacia el oeste hasta estrellarla en los arrecifes e islas que circundan el mar Caribe o el golfo de Méjico.

Precisamente Colom en su segundo viaje encontró en América los restos de una nave europea que pudo haber sufrido esa trágica suerte. Y también observaron que entre los niños nativos había algunos con rasgos europeos, la tez blanca, ojos azules, aunque en aquel momento no se le dio excesiva importancia a este hecho. Es posible que algún barco de los que iban a Guinea y en la denominada “Volta a Mina” sufriera semejantes huracanes, pero sobrevivieran y pasaran varios meses explorando y trazando mapas de las islas del Caribe y en el viaje de regreso un fuerte temporal los dejara maltrechos y unos pocos alcanzaran tierra en un estado precario a causa de la sífilis que contrajeran en tierras americanas. Martín Alonso Pinzón, por ejemplo, regresó tocado de la sífilis y, superando una terrible tormenta a la altura de las Azores que arrastró a la Pinta al puerto de Bayona, muere al poco de arribar a Palos.

No es descabellado pensar que, cuando Colom se fue a vivir con su recién esposa a Porto Santo arribaran unos náufragos y antes de morir le explicaran, no sólo la existencia de unas tierras desconocidas, sino también la ruta y los vientos para llegar a ellas y la distancia. Colom tomó aquellas tierras como los aledaños de la India, la China y el Cipango, que tanto había ponderado Marco Polo. Y Colom concibió la idea de restaurar el interesante comercio que Europa había tenido con aquellas legendarias tierras y que los turcos al apoderarse del Imperio bizantino cercenaron. El negocio sería redondo.

El propio Bartolomé de las Casas habla del prenauta en su obra Historia de las Indias, al afirmar que Colom despachó personalmente en su propia casa de Porto Santo con un piloto onubense que llegó enfermo tras un largo viaje de retorno del Atlántico. “Díjose que una carabela o navío salido de un puerto de España (…) corriendo terribles tormentas y arrebatada de la violencia e ímpetu de ella vino diz a parar a estas islas y que aquesta fue la primera que los descubrió”.

La paternidad del piloto misterioso habría que atribuírsela a otro historiador Gómez Suárez de Figueroa, llamado el Inca Garcilaso de la Vega, quien se lo oyó contar a su padre, servidor de los Reyes Católicos. En el capítulo III de sus Comentarios reales presenta una minuciosa reconstrucción de los hechos. “Cerca del año de mil y cuatrocientos y ochenta, uno más o menos, un piloto natural de la villa de Huelva en el Condado de Niebla, llamado Alonso Sánchez de Huelva, tenía un navío pequeño, con el cual contrataba con la mar (…) le dio un temporal tan recio y tempestuoso que, no pudiendo resistirlo, se dejó llevar de la tormenta y corrió veinte y ocho días sin saber por dónde y adonde(…) Al cabo de este largo tiempo se aplacó el viento y se hallaron cerca de una isla (…)Cuando llegó a un puerto extraño construido por los indígenas desembarcó con los pocos marineros que le quedaban de la tormenta. Los indígenas los recibieron bien porque eran altos y tenían barba y porque su religión les decía que desde el mar vendrían los dioses. Los indígenas les dieron comida, oro y les ofrecieron a sus mujeres como regalo (…) y volvieron con un cálculo aproximado de cuando fueron conducidos por la tormenta. Después de casi un mes atracaron en la isla de Porto Santo donde residía Cristóbal Colón. Alonso Sánchez, enfermo y siendo uno de los pocos supervivientes tomaría contacto con el navegante al que trasladó toda la información que recogió el marinero”.

También este mismo hecho es mencionado en la obra Historia general de las Indias del cronista Francisco López de Gomara. La historia del prenauta Alonso Sánchez de Huelva ha sido comentado por muchos más autores.

Si Colom, como dijo, iba a las Indias, la China y el Cipango, ¿cómo es que llevó en el primer viaje cascabeles, cuentas de vidrio, espejitos, telas de diferentes colores…? ¿Acaso pretendía impresionar al Gran Kan e la China y a los poderosos señores de Cipango con esas baratijas? No creemos a Colom tan ingenuo como para exigir ser virrey de las tierras descubiertas si pensaba que eran la China con sus grandes ejércitos y un cuerpo de guardaespaldas de doce mil hombres, como sabía por Marco Polo ¿Cómo se atrevió a tomar posesión de unas tierras que bien sabía que tenían reyes y, además, muy poderosos? Alguien hubo de decirle con el tipo de población que habría de encontrarse.

Cuando navegaban a lo largo de la costa de la Española vieron en el punto más septentrional de la isla un alto promontorio unido a tierra por un ismo bajo, Colom dio a entender conocerlo, a pesar de ser la primera vez que pasaba por allí y dijo que era Monte Cristo, un punto de referencia de las minas de oro. Alguien hubo de explicar a Colom que esa señal geográfica indicaba la posición de la zona rica en oro.

Colom en su primer viaje llevó un rumbo prefijado que lo llevaba oculto. Tan disimulado que no lo reflejó en su cuaderno de abordo. Es decir el Diario de Colom no concuerda con la ruta que en realidad llevaron. Desde Canarias Colom no lleva rumbo oeste aunque lo explique en su Diario. En ese Diario comenta que los marinos, al echarse un balde agua del mar para refrescarse del achicharrante calor, aseguran que es más fría y menos salada de cuando lo hacían a la altura de las Canarias. Y es que paralela a la costa africana, y ente las Canarias y las islas de Cabo Verde, hay una extensa zona donde aflora un agua más fría y menos salada procedente de la corriente que se origina en la Antártida. Esa mezcla de aguas origina ricos bancos de pesca. Precisamente Colom anota en su diario la captura de una tonina (atún) Si Colom hubiera navegado al oeste de las Canarias, como señala en su diario, no hubiera podido observar este fenómeno. Al oeste de las Canarias esa zona de pesca es inexistente. Colom vira al oeste cuando coge los vientos alisios a la altura de las islas de Cabo Verde. Esta ruta la seguirá en su segundo viaje.

Estando en Sevilla después de su primer viaje, Colom recibe un mensaje de los Reyes Católicos donde le dicen que de las órdenes oportunas al banquero Berardi y al representante real, el arcediano Fonseca, para que organicen el segundo viaje a las Indias y que vaya con su comitiva por tierra a Barcelona, que es donde se encuentran. Cuando arriban a Barcelona el fraile Ramón Pané conduce a Colom y su caravana al monasterio de Sant Jeromi de la Murtra, que es donde le esperaban los reyes.

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