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Impactante Revelación. El WEF Confiesa que la Pandemia Fue un Experimento Global de Obediencia
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Impactante Revelación. El WEF Confiesa que la Pandemia Fue un Experimento Global de Obediencia

martes 10 de septiembre de 2024, 08:19h
Según el Foro Económico Mundial la pandemia de COVID-19 fue un experimento para medir la obediencia pública a un "Nuevo Orden Mundial". Las restricciones impuestas, aunque cuestionadas por falta de base científica, revelaron la disposición de las personas a sacrificar libertades en nombre de la sostenibilidad y el control social.

Una reciente revelación del Foro Económico Mundial (WEF, por sus siglas en inglés), sugiere que la pandemia de COVID-19 actuó como un experimento para medir el nivel de adherencia del público a lo que ellos llaman un "Nuevo Orden Mundial".

Una sorprendente admisión fue revelada en una publicación de la página "My Carbon" del WEF, donde se discute el concepto de ciudades inteligentes de 15 minutos. Esta propuesta tiene como objetivo la conveniencia y la sostenibilidad, pero surge la interrogante: ¿a qué costo?

El WEF sostiene de manera directa que la pandemia de COVID-19 actuó como un indicador de la obediencia del público a regulaciones estrictas. En su publicación, se argumenta que la aceptación global de medidas como el distanciamiento social, el uso de mascarillas y las amplias campañas de vacunación se interpretó como una muestra de "responsabilidad social". Según el WEF, la conformidad de miles de millones de personas pone de manifiesto la fortaleza de la responsabilidad colectiva.

Los críticos argumentan, no obstante, que el verdadero propósito iba más allá de la salud y se centraba en el control.

Las interrogantes que surgieron en muchas personas durante las restricciones impuestas por la COVID-19 iban más allá de las preocupaciones sobre la salud. Por un lado, se cuestionaba por qué se permitía a los consumidores comprar en grandes cadenas como Lowe's o Home Depot, mientras que las pequeñas empresas y las iglesias eran consideradas inseguras. Por otro lado, también se planteaba cómo era posible que en ciertos estados los clubes de striptease continuaran operando, mientras que la población no podía acceder a semillas para sus jardines.

A partir de estas inconsistencias, surgieron crecientes sospechas que indicaban que el verdadero objetivo iba más allá de la salud pública, alineándose con una agenda más amplia y autoritaria.

Para lograr un futuro "sostenible", el WEF plantea que las sociedades deben adaptarse y aceptar las nuevas normas de un orden global. Esto conlleva a reducir los cuestionamientos y fomentar una obediencia incondicional. No te preguntes el porqué. No dudes de la lógica. Simplemente actúa según lo que se ha establecido.

Durante la pandemia, muchas reglas fueron vistas como arbitrarias y hasta absurdas. El requisito de mantener una distancia de seis pies, el uso de mascarillas y la aceptación de vacunas basadas en ARNm generaron escepticismo en algunas personas. Según los críticos, estas medidas parecían más herramientas para medir la disposición del público a obedecer que auténticos esfuerzos para proteger la salud.

Reconocido como una de las figuras más importantes en la respuesta a la pandemia en EE. UU., el Dr. Anthony Fauci admitió que no había bases científicas sólidas para la recomendación de mantener un distanciamiento social de seis pies. A pesar de esta falta de fundamento, millones optaron por seguir dicha recomendación, ya que cuestionar a las autoridades a menudo implicaba el riesgo de ser marginado socialmente, perder el empleo o ser etiquetado como un teórico de la conspiración.

La aceptación del WEF, casi cinco años después de que comenzara la pandemia, plantea preguntas inquietantes. ¿Fueron nuestras vidas simplemente parte de un experimento global? El WEF sostiene que sí. Se estaba midiendo cuántas personas estarían dispuestas a sacrificar sus libertades individuales en busca de una "nueva normalidad". Para aquellos que manejan los hilos en la sombra, los resultados podrían interpretarse como un triunfo.

Desde el punto de vista del público, algunos consideraron que la prueba fue un fracaso, mientras que otros la vieron como un gran éxito al demostrar su disposición a aceptar "restricciones inimaginables" sin cuestionar.

Uno de los aspectos más preocupantes de todo este episodio es la evidente falta de justificación científica para muchas de las restricciones impuestas durante la pandemia. Por otro lado, el Foro Económico Mundial reconoció que muchas de las medidas carecían de un sólido respaldo científico o contaban con muy poco.

Al reflexionar sobre la gestión de la pandemia, surge una creciente inquietud, especialmente porque algunas de las figuras más destacadas, como el Dr. Fauci, admitieron que ciertas medidas, como el distanciamiento social, estaban más vinculadas a la conformidad del público que a la salud pública. Esta revelación ha generado dudas en muchos sobre la auténtica necesidad de las restricciones impuestas y si realmente solo funcionaron como un mecanismo para medir nuestra obediencia.

¿Por qué necesitamos enemigos de otras naciones cuando ya contamos con nuestros propios ciudadanos?

La visión futura del WEF incluye el desarrollo de ciudades de 15 minutos, en las que todos los servicios esenciales estarían a una distancia que se puede recorrer en 15 minutos a pie o en bicicleta. Aunque la propuesta promueve la conveniencia y la sostenibilidad, también plantea preocupaciones sobre si podría ser simplemente otra forma de control. En última instancia, estas "ciudades inteligentes" requerirían que los ciudadanos se adapten a un nuevo conjunto de normas que podrían no beneficiar las libertades individuales.

A medida que la visión del WEF avanza hacia un futuro sostenible, se hace evidente que la obediencia seguirá siendo un pilar esencial de su agenda. Esta situación plantea una pregunta importante: ¿hasta qué punto estamos dispuestos a comprometernos por la sostenibilidad? Asimismo, es fundamental cuestionar cuánta libertad estaríamos dispuestos a sacrificar en este proceso.

La crisis de salud provocada por la pandemia de COVID-19 se transformó en una verdadera prueba de voluntad. Una reciente revelación del WEF muestra que la obediencia de las personas ante "restricciones inimaginables" fue objeto de un monitoreo minucioso. Al concluir esta evaluación, los resultados son claros: muchos de nosotros cumplimos con lo que se esperaba, lo cual podría ser exactamente lo que habían previsto.

Un desafío se presenta en el horizonte: ¿continuaremos en este sendero de obediencia o comenzaremos a cuestionar la autoridad que sustenta las restricciones? Con la vista dirigida hacia lo que está por venir, el WEF confiere al público la responsabilidad de decidir si desea seguir adelante o luchar por sus libertades.

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