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LA MEMORIA Y EL TIEMPO , por Martín Momblant Momblant
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LA MEMORIA Y EL TIEMPO , por Martín Momblant Momblant

lunes 09 de septiembre de 2024, 08:27h

En ciertas situaciones me suelo encontrar que personas más jóvenes, siguiendo una cierta convención social, me ceden su asiento en un espacio público. Siempre pienso que he pasado a otra categoría clasificatoria de los seres humanos. Ahora pertenezco a la clase de persona mayor. Intuyes que prácticamente ya solo te queda la memoria y el tiempo, memoria para recordar y tiempo para transmitir. Conceptos profundamente interrelacionados que no solamente comprenden experiencias individuales, sino que se vinculan a la identidad, a la cultura, a la organización social y a la configuración de la realidad personal y colectiva.

Y, sin embargo, a pesar de esta cantidad de información que tenemos como personas mayores y prácticas acumuladas durante años, solemos ser arrinconados cuando somos expulsados del mercado laboral formal o sufrimos alguna enfermedad limitante. Con las formas y el lenguaje no verbal nos indican que ya no somos útiles socialmente. Nuestro cuerpo, y nuestro estado social, han pasado directamente a la imperfección. Pero sería interesante definir el concepto de “utilidad” porque parece que, actualmente, solo se relaciona con la utilidad económica. En una primera entrada y refiriéndose a útil la RAE lo define como “Que sirve para algo” y en una segunda “Que proporciona provecho, comodidad, fruto o interés”. Así pues, tenemos otro tipo de capital social que no pertenece, exclusivamente, al sistema económico y, por lo tanto, no hemos de ser considerados como mercancía inservible

Tenemos memoria colectiva, término propuesto por el sociólogo francés Maurice Halbwachs, para recordar y trasmitir emociones y sentimientos, tradiciones, eventos, formas culturales, experiencias, técnicas, conocimientos laborales, etc. al grupo social más joven. No me refiero a la memoria individual subjetiva y afectada por acontecimientos personales, me refiero a comunicar múltiples experiencias beneficiosas, económica o socialmente, que pueden serlo para otros miembros sociales.

La teoría de la relatividad general publicada por Albert Einstein, en 1915 y 1916, estudia la interacción gravitatoria como una deformación en la geometría del espacio-tiempo. Dos conceptos inseparables, en esta teoría, que forman una especie de “tejido” donde se sitúan los cuerpos celestes y lo deforman con su masa. Que me perdonen los físicos por una explicación tan simple. Pero quería incidir que, igual que en las ciencias naturales se unen espacio y tiempo y no se pueden disociar, en las ciencias sociales el tiempo está unido a la memoria individual y colectiva, formando una “textura” de narrativas, de acciones, de formas culturales y morales, de prácticas sociales, etc. que tampoco son divisibles. En muchas culturas el tiempo es cíclico y en él se insertan esquemas culturales, interconectados, que se repiten de generación en generación, trasmitiéndose oralmente de adultos a jóvenes. En nuestra sociedad, cada vez con más frecuencia, se suprime este sistema de enseñanza y aprendizaje.

Tradicionalmente hemos escuchado que vivimos en sociedades estratificadas, aunque por otra parte muchos sociólogos, entre ellos J.F. Tezanos, nos hablan de la problemática de las sociedades divididas, de las diferentes estructuras de case y de la generación de desigualdades en las nuevas sociedades tecnológicamente avanzadas. Personalmente, prefiero referirme a ellas como sociedades compartimentadas, pues se difuminan las clases sociales y nos clasificamos por otros referentes: ricos, pensionistas, ninis, milenials, generación z, adultos con trabajo, nativos digitales, generación alfa, pobres, parados de larga duración etc., pero lo que está claro es que son grupos sociales que no suelen interrelacionarse con otros grupos, ni siquiera con los que mantienen unas fronteras más o menos porosas, culturalmente hablando. Cada uno de ellos es autónomo para los demás y se encierran en sí mismos. Hemos perdido, entre todos, los referentes sociales comunes y solo se mantienen unidos ciertos elementos. Nosotros nos encontramos perplejos ante esta situación.

Nos situamos en un contexto temporal de un cambio social profundo. Nuestra memoria colectiva o se pierde o está sujeta a intensos procesos de transformación, probablemente por cuestiones globales que afectan al sistema económico, al sistema de organización social y a la migración globalizada. Nosotros, que mantenemos ciertos modelos culturales que incluyen muchos indicadores sociales comunitarios, también debemos adaptarnos a las nuevas sociedades, para conseguir trasmitir ese conocimiento acumulado. Debemos construir lo que llaman, memoria híbrida, concepto muy interesante propuesto por el filósofo cognitivo Andy Clark, de unir memoria y tiempo del pasado y experiencias del presente, para construir nuevas narrativas sobre tradiciones, recuerdos y poder dejarlas en herencia colectiva. En nuestra memoria tampoco hay una compacta inocencia intelectual, pues incluimos en ella elementos internos, propios y subjetivos, relacionados con las emociones y representaciones apoyadas en la sociedad y la cultura. Pero, sin duda, es una forma común de ver el mundo de una sola generación y, con ella, hemos construido nuestra identidad compartida y hemos percibido e interpretado las narrativas y experiencias que nos han conectado entre sí.

Nos encontramos inmersos en cambios sociales permanentemente y en proceso de aceleración. La memoria y el tiempo nos anclan a nuestro tiempo social y como herramientas nos facilitan recorrer el camino hacia la cohesión social y la identidad común, para comprender quienes somos, como seremos y qué cosmovisión tendremos del mundo que nos rodea. En otras palabras, debería ser tiempo social de trasmitir.

Un pequeño extracto, de lo expuesto, nos lo explicaría Blade Runner película dirigida por Ridley Scott en 1982, cuando en una de las escenas finales un robot, un replicante llamado Nexus, reflexiona en voz alta y dirigiéndose al humano dice:

“. - Yo he visto cosas que vosotros no creeríais…

. – Atacar naves en llamas más allá de Orión…

. - He visto rayos C brillar en la oscuridad cerca de la puerta de Tannhäuser…

. - Todos esos momentos se perderán en el tiempo, como lágrimas en la lluvia…

. – Es hora de morir…”

Se nos agotan ambos principios, la memoria se apaga y el tiempo se nos va, volvemos a ser polvo de estrellas. Nuestra sociedad no debería dejar perder, como lágrimas en la lluvia, nuestros recuerdos ni nuestra memoria.

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