Matías Alonso: España no puede permitirse la vergüenza de que otro de nuestros exponentes culturales e históricos desfile también hacia el desprecio y la desaparición,
Miguel de Molina, Angelillo… fueron dos cantantes españoles que decidieron quedarse en su patria tras la victoria de quienes sabían que tarde o temprano les harían pagar cara la osadía de servir de válvula de escape a tanta amargura en aquella España del hambre en la postguerra.
Aún recuerdo cómo en mi pueblo, de niño oía a mi padre y a mi abuelo entonar bajito algunas coplas del uno y del otro, sin olvidar al Emigrante de Juanito Valderrama; entonces no entendía el significado de aquellas coplas, pero con el tiempo encontré el mensaje de consuelo que supieron intercalar entre las palabras de aquellas canciones para sobrevivir; aún n o eran ni siquiera de esperanza porque todo era demasiado negro para tenerla. Aquello no podía ser “canción protesta”; aprendieron a decir sin decir, a hablar sin hablar utilizando dobles sentidos y silencios que media España supo entender.
Fueron ídolos para millones de oprimidos en tiempos en que les podía caer bastante más que una multa, y eso lo supo muy bien Miguel de Molina; a su rebeldía contra aquella sociedad rancia, opresora y machista se unía su forma de ver la sexualidad, algo imperdonable y que al final pudo con
él teniendo que abandonar España para salvar la vida. Murió en Argentina y está enterrado en el Panteón de los artistas.
Y de nuevo surge la crueldad de España para con la Memoria Democrática: Miguel de Molina puede desaparecer definitivamente tras su segunda muerte, que sería ir a parar al osario del olvido y desagüe de la Historia. Ya nadie paga la cuota y avisan de que en poco tiempo será desahuciado del nicho que ocupa… mi abuelo y los de su generación no merecen ese desprecio; apelo a las Instituciones españolas para que por lo menos eviten la vergüenza de que otro de nuestros exponentes culturales e históricos desfile también hacia el desprecio y la desaparición. No sólo su Málaga natal; toda Andalucía se lo debe. No sólo Andalucía, sino Valencia, donde Miguel de Molina actuó en multitud de ocasiones y contribuyó con su arte a consolar en los hospitales a los combatientes republicanos heridos en el frente y a una población cada vez más machacada por los bombardeos… se lo debe Buñol, donde
aún existe la casa en la que pasó largas temporadas semiescondido tras la ocupación franquista.
No sé a cuánto asciende la cuota para evitar el desahucio de Miguel, pero creo que será asumible para cualquier Institución; llamo a pararlo como medida de choque, y llamo a entre todos encontrar un tratamiento digno de la Memoria de aquellos resistentes del silencio y las medias palabras, a
facilitar su regreso para descansar en paz en la España democrática que ellos soñaban ya entonces.
El GRMH pidió públicamente una calle en Valencia para Miguel como exponente de aquella primera resistencia no sólo política sino también por la libertad sexual; la noticia conocida hoy hace más necesaria aún esa iniciativa y la reiteramos ante el riesgo de desaparición.
Matías Alonso Blasco
Coordinador - Grupo para la Recuperación de la Memoria Histórica
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