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"El último gran empresario murciano ilustrado del siglo XX ", por Paco Poveda

'El último gran empresario murciano ilustrado del siglo XX ', por Paco Poveda
lunes 08 de agosto de 2022, 10:29h
'El último gran empresario murciano ilustrado del siglo XX ', por Paco Poveda

Persona con una inteligencia muy superior a la media normal y de carácter fuerte, en los últimos meses se notaba su pérdida de facultades a través del enfoque y tratamiento de sus artículos en prensa económica nacional, algunos de cuyos contenidos se podían encontrar en cualquier folleto de cámara de comercio y que enseguida de motu propio él mismo interrumpió al darse cuenta del bajón.

Era el primer signo de que Ángel Tomás Martín empezaba a no ser el mismo, lastrado seguro por la edad pese a tener una salud impropia a sus 92 años y que le permitía estar al mando del timón como presidente de su empresa familiar para controlar, y eventualmente corregir, la derrota en términos exclusivamente marineros.

Su acendrado dogmatismo gestor era más propio del siglo XX y los cambios vertiginosos que vivimos acabaron por vencerlo aunque le costase admitirlo en su esfuerzo por tratar de adaptarse con una actitud positiva siempre ante los retos que se iban sucediendo uno tras otro desde 2018.

Pero hasta entonces, y con esa edad ya muy avanzaba, diagnosticaba con certeza los problemas económicos a la vista y aportaba desde su casa de "Montepinar" su personal propuesta (muy subjetiva y lejana por periférica) de tratamiento conforme a su experiencia, criterio sino prejuicio, contactos académicos de altura y formación como economista y empresario ilustrado por universitario hace muchas décadas en Madrid y alumno en el Instituto de Censores Jurados, donde fue condiscípulo de posteriores presidentes del Tribunal de Cuentas y cátedros de la Universidad de Alcalá de Henares.

Siempre tenía información contable y comercial de toda su empresa en tiempo real al final de la jornada, incluidas las filiales en varios países europeos. No en vano, antes de economista fue profesor mercantil y actuario de seguros. Era un claro hombre de números que durante su vida escribió varios libros y ensayos para explicar su filosofía de actuación como gestor, que aún hoy resultan muy útiles en técnicas de marketing y ventas, diseño de nuevos productos, calidad en el producto, internacionalización, servicio y liderazgo empresarial.

Es curioso pues que pocas horas después de su desaparición, el pasado 1 de agosto, se desatasen en plena canícula murciana todo tipo de rumores intencionados sobre Atosa, la empresa que venía presidiendo, pese a su autofinanciación en general y ausencia de despidos no pactados, por venir arrastrando una crisis propia desde meses antes de la pandemia pero que nuestro hombre afirmaba dar ahora por superada gracias al claro liderazgo comparado en el segmento del juguete.

Precisamente tenía de tiempo con la Universidad Politécnica de Cartagena (UPCT) un programa de investigación y desarrollo para diseñar y crear nuevos juguetes a comercializar desde su empresa en Santomera.

Persona muy severa como gestor, había puesto todas sus complacencias en su hija menor Rosa María como digna sucesora al frente de "Atosa" desde que él cumplió ya demasiados años y vió la necesidad de decidir dentro de casa a favor de quien poseía mejores cualidades y una formación "ad hoc" para coger el relevo tras unos años de rodaje en diversas divisiones de la empresa. No era hombre de improvisaciones en cuestiones estratégicas aunque las cosas no salieran a veces como él las pensaba, en casos por exceso de confianza en las personas.

Del trance de la muerte, Ángel Tomás solo temía el sufrimiento que pudiese llevar aparejado. Sin embargo, en su caso, todo ha sido muy rápido debido a la edad y actividad desarrollada hasta unas horas antes de su cambio de dimensión. Y ésto así lo expresó tras la muerte en el verano de 2009 del otro gran empresario ilustrado de la Región, el cartagenero Ginés Huertas Martínez, formado en la Universidad de Deusto en Derecho y Económicas e igualmente con contactos de altura en su sector de la automoción.

Otro sector bien conocido de tiempo por Ángel Tomás tras haber sido contable de la familia Viudes en la época de su motocicleta "Sadrián", al igual que también lo fue en los inicios de "El Pozo" con el padre de Tomás Fuertes. Y es que ha conocido por dentro desde su despacho de economista muchas de las legendarias empresas murcianas de la época del desarrollismo franquista y eso le permitía emitir con reserva opiniones autorizadas sobre sus actuales trayectorias si es que habían sobrevivido.


Ángel Tomás Martín, inicialmente un ex funcionario de Hacienda como su madre, fue con el tiempo presidente de la Cámara de Comercio de Murcia a finales de los años ochenta, presidió en su día para reflotar la Caja Rural de Murcia, con división de opiniones y conclusión en los tribunales; posteriormente el Comité Ejecutivo organizador de la feria "Intergift" en los pabellones de la Institución Ferial de Madrid (IFEMA) y también en su juventud fue profesor universitario agregado a la Cátedra de Hacienda Pública en la Universidad Central (hoy Complutense), donde se había licenciado, tras un más que brillante expediente académico, en Ciencias Económicas y Comerciales.

De sobra era conocida su estrecha relación vicaria personal, profesional, empresarial y financiera con el presidente que fue del Banco Central, el murciano Alfonso Escámez Sánchez, marqués de Águilas, quien le posibilitó su entrada en un Puerto Rico lleno de incentivos para invertir con baja o nula fiscalidad en su día pero con desigual fortuna para Ángel Tomás.

Desde 1969 presidía, con el placet de su única hermana Matilde, algo menor y residente ahora en Madrid, la empresa familiar Atosa con 70 años de existencia desde su nacimiento en Puente-Tocinos y crecimiento en Espinardo, radicada hoy en Santomera y dedicada a la importación y distribución de juguetes, disfraces y artículos de ocio y tiempo libre en España, Portugal, Francia e Italia.

Como empresario también gestionó y/o administró otras empresas de diferentes sectores, especialmente el promotor inmobiliario, y multinacionales del suyo, como Abg, pero el ‘buque insignia’ fue Atosa, con depósito aduanero propio en su recinto de Santomera, y que mantenía una delegación permanente en el este de China para la importación de juguetes.

Uno de sus hitos fue la promotora inmobiliaria "Conver" con su socio y amigo por épocas Francisco Ruano Bañón (fallecido hace algo más de un año) al igual que en la clínica Virgen de la Vega promovida por Adrián Ángel Viudes. Luego vino el desarrollo de la urbanización "Montepinar", donde residía. Y antes su paso como accionista de los famosos Calzados Panter.

Pero los intentos de negocios pesqueros en Argelia no escribirán la mejor página de la biografía empresarial de Ángel Tomás al ser uno de los varios intentos frustrados, seguramente más por el entorno político del país que por déficit propio, de este emprendedor participante con notable éxito en su día en la propiedad de las concurridas discotecas Ditirambo y Rosa Rosae.

La dimensión humanitaria y nada frívola de Ángel Tomás es un aspecto de lo más desconocido. Al pasar un día cerca del comedor de Jesús Abandonado en el centro de Murcia se estremeció al ver en la cola conocidos suyos vergonzantes. A las pocas semanas localizó en Churra a una familia joven y numerosa para encargarse de su alimentación y todo tipo de necesidades.

Lo que sí era más sabido era su extrema generosidad con las familias en primer grado de sus trabajadores, en caso de una urgente necesidad para mantener la salud, con traslado incluso a clínicas de especialistas extranjeros. Siempre se mostraba dispuesto a ayudar, preocupado y ocupado, ante las situaciones personales de su gente más cercana y de lo que yo puedo dar fé.

La gran obra que sí va a quedar del empresario murciano como mecenas va a ser la cotizada colección de arte propiedad de la Fundación Ángel Tomás, en su mayor parte expertizada, y que si las cosas no vuelven a su cauce podría quedar instalada fuera de Murcia - era un importante colaborador del Museo del Prado - tras la falsa y artificial polémica inducida de forma interesada sobre algunas de sus piezas de pintores murcianos de comienzos del XX, fuera de toda duda en cuanto a su auditoría tras los correspondientes certificados de autenticidad, sólo para evitar su exposición permanente en la Convalecencia bajo tutela de la Universidad de Murcia.

En su juventud, Ángel Tomás formaba una pareja de cine por sus estaturas con la legendaria y bellísima Lolita Pravia antes de hacerle padre de cuatro hijos - un chico y tres chicas, Angelín, Carmen, Lourdes y María Dolores -, con los que actualmente mantenía una relación algo heterodoxa por sus crecientes exigencias paternas en lo profesional, e inolvidable la esposa por su elegancia y distinción en aquella lejana Murcia de los años 50-60.

Luego, tras enviudar, se casó Ángel Tomás con su jovencisima secretaria Rosa Cuenca, perteneciente a una conocida saga murciana de las finanzas locales, con la que tuvo una quinta descendiente, presumiblemente su sucesora ahora al frente de los negocios por su especial formación universitaria y de idiomas.

Ángel Tomás no pasaba inadvertido cuando estaba presente porque tenía una personalidad muy controvertida por su propia genética. Alguna vez le dije que debería pagarle por los consejos valiosos que él me daba con frecuencia. Se ha dicho de este empresario singular que era inteligente, listo y hábil negociador a un tiempo, lo que ratifico íntegramente. Presumía de murciano de base pese a ser un hombre de mundo.

Y esa cualidad nos lleva a concluir que todo no ha terminado todavía con la incineración de sus restos.

Porque después del verano sabremos de su última voluntad y presumo que nuestro hombre dará todavía mucho que hablar en los próximos meses e, incluso, en los próximos años con lo que haya dejado dispuesto por escrito en documento público para realizar después de su existencia.

El próximo miércoles, 10 de agosto, a las 19.30 horas, se celebrará una misa funeral por el eterno descanso de su alma en la Santa Iglesia Catedral de Murcia, a la que están especialmente convocados familiares, empleados, colaboradores, beneficiados y amigos, y donde se espera una gran afluencia de gente que lo trató y lo apreciábamos al hacer balance de su recia personalidad.

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