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DOBLE MUERTE DE COLÓN, por Pedro Cuesta Escudero, autor de "Mallorca, patria de Colón"

DOBLE MUERTE DE COLÓN, por Pedro Cuesta Escudero, autor de 'Mallorca, patria de Colón'
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sábado 10 de octubre de 2020, 10:49h
DOBLE MUERTE DE COLÓN, por Pedro Cuesta Escudero, autor de 'Mallorca, patria de Colón'
Terminada la última expedición (la cuarta), la enfermedad mandaba en el cuerpo roto de Colón, costándole un triunfo llegar de Sanlúcar a Sevilla, donde permanece postrado en la cama seis larguísimos meses, que, junto al peor tiempo que se recordaba, le impide llegar a la Corte, que se encontraba en Valladolid, para recuperar prestigio y derechos. Aunque no alberga muchas esperanzas, pues le comunican la triste noticia de que había muerto su valedora, la Reina Isabel. Los amigos de Colón tramitan ante el Cabildo de la Catedral de Sevilla la posibilidad de usar las andas que habían servido para llevar el cadáver del Cardenal Diego de Mendoza para ser enterrado en la Seo, porque trasladarse a caballo, como le corresponde por su condición nobiliaria, le era imposible. El Rey Católico le concede licencia para que pueda ir a lomos de una mula “ensillada y enfrenada”, por tener el cuerpo inflamado desde el pecho hasta los pies (en el Real Archivo de Simancas, libros de cámara, se encuentra la cédula concediendo a Don Cristóbal Colón licencia para andar en mula ensillada y enfrenada por cualquier parte de estos reinos)

Cuando remiten algo su enfermedad y el mal tiempo marcha a Valladolid y se puede entrevistar con el Rey Fernando a finales de Mayo de 1505. El Almirante vio indicios de que el Rey no iría a cumplir lo pactado en las Capitulaciones de Santa Fe. Fernando el Católico no podía permitir la aparición de una fuerte nobleza en las Indias con grandes prerrogativas legales, además de un inmenso poder económico. Si los privilegios donados a Colón podían resultar comprensibles cuando se otorgaron (se pensaba que serían unos islotes de poca monta), una década después, cuando se vio que eran unos inmensos territorios, representaban unas concesiones señoriales completamente anacrónicas dentro de la concepción política del Renacimiento.

Con el espíritu hundido por la frustración y minado por la enfermedad, cuando Colón prevé llegar el final de sus días, aprovecha para unificar la escritura de mayorazgo que hizo en 1502 con el testamento que otorga el 25 de Agosto de 1505. Y el 20 de Mayo de 1506, hace exactamente 514 años, muere Cristóbal Colón en Valladolid por un fallo cardiaco debido a un decaimiento orgánico. No murió de viejo como algunos aseguran, aunque daba aspecto senil. Contaba 46 años de edad. Su hijo Hernando ya lo dice: “el cabello rubio al llegar a los treinta años se le había vuelto canoso”. Fue la enfermedad de Reiter la que acabó con él. Ya le había dejado inválido durante cinco meses en el segundo viaje, como señalan Hernando Colón y Bartolomé de las Casas. La enfermedad de Reiter le provocaba fiebre alta, diarrea sanguinolenta, uretritis y conjuntivitis. Y después de cada brote quedaba muy tullido de las piernas.

La mano del Rey Católico

La muerte de Don Cristóbal Colón no fue noticia en la ciudad vallisoletana, ni entre sus habitantes, ni entre los cronistas de la villa, por lo que no aparece en las actas del concejo. En este hecho de que el Almirante de la Mar Océano no sea noticia ni en Valladolid, ni en ninguna parte, vemos la mano del Rey Católico.

Pero mucho antes de la muerte física de Cristóbal Colón ya se le había matado su identidad. A Fernando el Católico le interesaba ocultar la genealogía de Cristóbal Colón, porque tenía miedo de que, si se hacía público que era hijo de su hermanastro Don Carlos, el Príncipe de Viana, se podría desencadenar en Cataluña otra rebelión como la que sufrió su padre, el Rey Juan II, tras la oscura muerte del heredero a la Corona de Aragón. Ahora se comprende que, ante las quejas que llegaron a la corte, los RR.CC. enviaran a la isla La Española al juez Bobadilla para saber lo que pasaba, aunque lo de darle plenos poderes hasta el punto de apresar a Colón y a sus hermanos fue decisión unilateral del Rey. Y aunque los Reyes Católicos, principalmente la reina, rehabilitan a Colón en la plenitud de sus derechos y honores tras el encadenamiento de que fue objeto por parte de Bobadilla, su fama y su estado de ánimo empiezan a decaer. Ya es un hombre destrozado que envejece prematuramente.

Fernando el Católico instó a los cronistas Pedro Mártir de Anglería y al cura de los Palacios Andrés Bernáldez que difundieran la idea de que Colón fuese italiano. El divulgador más famoso del descubrimiento, Pedro Mártir de Anglería, fue el primero en lanzar la leyenda de que Colón era ligur. Es irónico que esa leyenda de que Colón era genovés no naciera en Italia, sino en España y, concretamente, en Barcelona, puesto que la primera vez que Pedro Mártir de Anglería afirma que Colón era ligur es en una carta escrita a Juan Borromeo desde Barcelona el 14 de Mayo de 1493 en donde dice, traducido al castellano del latín: “Hace pocos días volvió de las antípodas occidentales cierto Colón, de Liguria, quien a duras penas consiguió de mis reyes tres naves, porque creían quiméricas las cosas que decía”. También se expresa en términos parecidos en las cartas dirigidas al Conde de Tendilla y a fray Hernando de Talavera, fechadas en Barcelona en Septiembre de 1493 donde dice: “Recordáis que Colón es de la Liguria”. Lo que es sustentado por la mayoría de escritores que le han sucedido, como Fernández de Oviedo, Herrera, Navarrete y cuantos historiadores han tratado en España de Cristóbal Colón, al tener a Pedro Mártir de Anglería por una gran autoridad como historiador.

Colón y su hermano Bartolomé no se naturalizaron

Aunque, a decir verdad, los cronistas y escritores italianos coetáneos de Cristóbal Colón no lo consideran italiano. Sabellico, Foresti de Bérgamo, Albertino, Carboni, Pireli no aprecian a Colón ni genovés, ni italiano. Paolo Toscanelli y Serpa Pinto lo suponen portugués. Giacomo Troto o el mismo papa Alejandro VI llaman a Cristóbal Colón “dilecto hijo de España”. Por otra parte, ningún documento oficial del Reino de Castilla dice que Colón fuera genovés. No es el caso de otros personajes en el Reino de Castilla, como los florentinos Berardi o Américo Vespuccio, por ejemplo, que, al ser naturalizados como castellanos, en la carta de naturalización viene citado su lugar de nacimiento. Sin embargo, ni Cristóbal Colón, ni su hermano Bartolomé Colón, también extranjeros en Castilla, se naturalizaron. El primero no lo necesitaba al ser miembro, como los Reyes Católicos, de la Casa de Trastámara. Y Bartolomé, que fue Adelantado y Gobernador general de las Indias en ausencia de su hermano, tampoco tuvo necesidad de naturalizarse castellano porque en las Capitulaciones de Santa Fe, al ser nombrado Cristóbal Colón Virrey tenía la potestad de “que paral regimiento e qualquiere dellas, faga el election de tres personas para cada oficio, e que vuestras altezas tomen y scojan uno el que fuere su seruicio…”. Aunque el 26 de Mayo de 1493 los RR.CC. conceden a Colón: “Por cuanto por la brevedad de vuestra partida no hay lugar a que pongáis tres para cada oficio de gobernación, según con vos se asentó, vos damos poder que nombréis a quien os pareciere y por el tiempo que quisieres…”

Sin embargo, el hermano menor de los Colón, Diego, sí se tuvo que naturalizar para ser obispo de una diócesis castellana, aunque no se especifica su lugar de procedencia, mientras que este requisito está presente en todas las cartas de naturalización. Fue una imposición del rey al escribano para que no se descubriera el lugar de nacimiento de los Colón.

Fernando el Católico empezó a caer en la cuenta del peligro que le podría suponer Cristóbal Colón cuando se organizó el segundo viaje, al ver que el Almirante se rodea de una especie de corte con una guardia personal de más de cincuenta asistentes y se comporta como casi un rey de la India. Ahí está la clave del silencio oficial de los estamentos públicos, tan explícitos de dar razón de otros acontecimientos menores, sobre la arribada de Colón a Barcelona para dar la noticia a los reyes del Descubrimiento de tierra hecho en la otra orilla del Mar Tenebroso. No hay constancia en ninguna crónica barcelonesa, ni en el Registro de Deliberaciones del Consejo de Ciento, ni en el Libro del Ceremonial, ni en el Diario de la Diputación. Todos estos organismos estaban sometidos a las órdenes del rey, lo que explica que dicho silencio se guardó por orden expresa del monarca. Por eso no se especifica donde fue recibido Colón por los reyes.

Se especula cuando se dice que Isabel y Fernando recibieron a Colón a su regreso de su primer viaje en el Palau Major de Barcelona, residencia de los Reyes de la Corona de Aragón. Los RR.CC., que habían ido a Barcelona para negociar con los embajadores del Rey de Francia Carlos VIII la devolución del Rosellón y la Cerdaña, cuando llegó Colón con su comitiva ya no vivían en dicho palacio, porque se habían instalado en el monasterio de Sant Jeroni de la Murtra para que el Rey Fernando fuera atendido por los monjes de dicho monasterio de las graves heridas que recibió tras el alevoso atentado de que fue objeto. El encuentro de Colón y su comitiva con el rey, la reina y toda la corte, encabezada por el príncipe Juan, tuvo lugar, pues, en el refectorio del monasterio bajo estrictas medidas de seguridad.

También el mismo Colón contribuyó a mantener borrosa su identidad al no ser muy explícito sobre su vida y andanzas anteriores a su llegada a Castilla. No le convenía airear su pasado de corsario. Hemos de comprender que su pasado corsario contra los intereses de Juan II, padre de Fernando el Católico, no era para ir vanagloriándose de ello en la corte de los Reyes Católicos. Colón había actuado como corsario del Duque Anjou y después corsario del Rey de Francia, el que había peleado a favor de la Beltraneja. Si los Reyes Católicos hubieran sabido de sus luchas en contra de sus intereses, no solamente no le hubieran atendido, sino que con toda seguridad lo hubieran procesado y ejecutado.

De todas formas, aunque no supieran todos los pormenores de su vida, los Reyes Católicos debían saber perfectamente de quien era hijo y donde era nacido. No se explicaría que en 1486 fuera integrado en la corte de los Reyes Católicos y recibiera periódicamente subvenciones para que pudiera llevar una vida digna, en un momento de muchos gastos por culpa de la guerra de Granada. Cuando el Duque de Medinaceli, uno de los personajes más poderosos de Andalucía, acogió a Colón durante dos años en su palacio del Puerto de Santa María, es porque sabía que era su cuñado, hermano de su difunta esposa Ana de Navarra y Aragón, también hija natural del Príncipe de Viana. Normalmente los nobles no eran tan dadivosos, a no ser que hubiera una buena razón.

Estudios paleográficos

Cuando Pedro Mártir de Anglería le confesó al Marqués de Borromeo que Colón era de Mallorca era porque el Almirante se lo había comunicado. Como leemos en el artículo del ABC del 21 de Agosto de 1931 el Director de la Biblioteca Universitaria de Barcelona, Manuel Rubio Borrás, recibió de un bibliógrafo de Milán, amigo suyo, un documento que había encontrado en las guardas de un libro de la biblioteca del Conde y Marqués de Borromeo. Los estudios paleográficos demostraron que por los puntizones, corondeles y la filigrana de ese documento corresponden a finales del siglo XV y hasta bien entrado el siglo XVI. La letra es cursiva, la usada en Italia en esa época, pero la angulosidad de las letras corresponden a Brescia, según la clasificación del paleógrafo Fumagalli. Resulta de una gran identidad con escritos existentes en los archivos de Turín y Roma de la época.

El concepto moral de esta escritura es de un gran valor, ya que contiene una declaración secreta hecha a Don Juan Borromeo, Conde y Marqués de Anglería, por el cronista Pedro Mártir de Anglería. La alta religiosidad que caracteriza a la noble casa de los Borromeo movió al Conde Don Juan a no llevar consigo a la tumba el secreto relativo al nacimiento de Cristóbal Colón. Por esta razón lo dejó estampado en este documento. La traducción castellana de este documento es:

“Yo, Juan Borromeo, habiéndome quitado (prohibido) manifestar la verdad, secretamente conocida por medio del señor Pedro de Anglería, tesorero del Rey Católico de España, y como debo asimismo igualmente, quiero tener perpetua memoria confiando a la historia ser Colonus Cristopherens de Mallorca y no de la Liguria. El dicho Pedro de Angleria estimó que fuese ocultada la astucia usada por Juan Colón, porque, con ocasión de política y religión, lo habían aconsejado fingirse Cristopherens Colón para pedir la ayuda de las naves del Rey de España. Y diré todavía ser Colón equivalente a Colombo por lo que habiéndose descubierto que vive en Génova un tal Cristopherens Colombo Canajosa, hijo de Doménico y de Susana Fontanarrosa, no se debe confundir con el navegante de las Indias Occidentales. En Bérgamo, en Diciembre de 1494”.

Como resultado de la poderosa intervención del Duque de Alba, Fernando el Católico, Regente de la Corona de Castilla, accede a que Diego Colón, el hijo y heredero de Cristóbal Colón, sea nombrado, además de Almirante, gobernador (y no virrey) de las Indias, pero solo “el tiempo que mi merced e voluntad fuere”. Le da el mismo poder y el mismo salario que tenía el comendador Bobadilla. Diego Colón opina que ese cargo le corresponde a perpetuidad e inicia un pleito con la Corona. Entre la Casa de Contratación que se había creado en Sevilla en 1503, la Audiencia que se creó en las Indias en 1509 que había de entender de la Administración de Justicia y el nombramiento del Tesorero General de Indias, significaron un extraordinario recorte de la autoridad del gobernador, a tal punto que Diego Colón viene en 1514 a España a justificarse, pero Fernando el Católico sigue empeñado en limitar la acción del hijo y sucesor de Cristóbal Colón.

En 1524 las complicaciones llegan a tal extremo que el Emperador Carlos I depone de sus cargos a Diego Colón acusado de mala administración, interpone demanda pero en 1526 muere, continuando el litigio su viuda, doña María de Toledo, sobrina del Duque de Alba. Estos pleitos entre la familia Colón y la Corona terminan en 1536 mediante el laudo arbitral dado en Valladolid por fray García de Loaisa, donde Luis Colón (el hijo de Diego Colón) donde perdía las rentas de las Indias, los títulos de Virrey y el derecho a nombrar los cargos en el Nuevo Mundo. En compensación recibiría una renta anual de 10.000 ducados, el Señorío de la isla de Jamaica y los títulos de Duque de Veragua y Almirante de las Indias. Y el fallecimiento en 1576 sin descendencia masculina de Luis Colón causa nuevos procesos judiciales entre los distintos familiares colaterales que duran treinta años.

Coincidiendo con el proceso de unificación de Italia Génova reclama sus derechos identificando a Cristóforo Colombo con Cristóbal Colón y la Academia de Ciencias, Literatura y Bellas Artes de Génova nombra una comisión con el encargo de averiguar lo que había de cierto en lo concerniente a la patria del Almirante. Y Cristóforo Colombo es tomado como el misionero del progreso, que plantó el primero en el Nuevo Mundo la cruz, símbolo inmortal de civilización de los pueblos. Y la primera gran celebración del descubrimiento de América, en el cuarto centenario, se centra en el homenaje al Colombo italiano. Prima la italianidad de Colón y apenas se menciona a España. Es una evidente manipulación histórica. La treta de Fernando el Católico (en quién se inspiró Maquiavelo para escribir El Príncipe) de tergiversar la identidad de Cristóbal Colón perdura en el tiempo.

Y casi todo el mundo, e incluso oficialmente aún se considera, que Colón naciera en Génova, aunque escribiera en castellano y no supiera el italiano. ¡Es insólito que un italiano escriba en castellano y no lo haga en italiano! De Colón existe en italiano tan solo una nota marginal de 64 palabras al libro Historia natural de Plinio, de las cuales 32 son castellanas y de las restantes 11 van mal escritas en una forma castellanizada: “Del ombra es cierto nascere in India solo tierra he yo he fato cavere in molti montün la isola de feytivel de ofir vel de Cipango a la quale había posto nome spanola y no o trovato pìeça grande como el capo ma no tota chiara salvo de chiaro y parda y otra nigra y ve ne asay”.

www.pedrocuesta.com

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