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PARA LA REFLEXIÓN: 'Un modo de contemplar la realidad', por Juan Saborido Gago.

PARA LA REFLEXIÓN: "Un modo de contemplar la realidad", por Juan Saborido Gago.

miércoles 16 de agosto de 2023, 08:50h

“¿Con quién puedo comparar a la gente de hoy? Son como niños sentados en la plaza, que se quejan unos de otros: Les tocamos la flauta y ustedes no bailan; les cantamos canciones tristes y no han querido llorar.” (Mateo 11, 16-17)

Han pasado más de dos mil años del paso de un hombre, llamado Jesús, sobre la tierra que removió los cimientos, no sólo de una forma de pensamiento, sino también de comportarnos y de relacionarnos unos con otros, y que actualmente sigue vigente y aún no se ha podido llevar a cabo.

Los lectores pueden pensar que el pesimismo revolotea sobre nuestras cabezas, dada la infinidad de malas noticias que nos azotan cada mañana, todo lo contrario, aunque vivimos tiempos convulsos y la incertidumbre se cierne constantemente en nuestro vivir cotidiano, es necesario fortalecernos, no acobardarnos ni atrincherarnos en nuestras zonas de confort, porque si lo hacemos, entonces sí que estaremos realmente perdidos.

Ya sabemos que en la actualidad, tanto, el mundo social, como político a nivel nacional y europeo, vamos caminando hacia atrás con las nuevas hordas conservadoras y ultraconservadoras, para ello, no es necesario ser un gurú.

Os propongo esta reflexión, que puede ser una luz que ayude a cada uno a sacar consecuencias, para, el modo de vivir la vida. Para tal fin, rescatare parte del conocimiento adquirido a través de nuestra historia, para no volver a cometer los mismos errores, o, aún poder cometer otros peores. Por esa razón, si accedemos a los conocimientos adquiridos, de esos filósofos griegos, más concretamente, a los que se les denominó estoicos. (Escuela filosófica fundada a principios del siglo. III a.C por Zenón de Citio)

Ante los embates de la vida, según Epicteto (siglo I a.C) usaban la lógica para alcanzar la felicidad, para ello empleó un término griego que se denominaba eudaimonía, la RAE lo define como: “Fuerte, ecuánime ante la desgracia” Aunque la acepción griega va más allá del concepto nuestro de felicidad. Para ellos, la eudaimonía era el objetivo principal de la vida y estaba estrechamente ligada con la idea de la virtud y la elevación moral.

Si nos remitimos a la obra de Platón “La república o el Estado” donde la eudaimonía la define como un estado difícil de alcanzar ya que ésta se logra a través de la verdad y la justicia, con un elevado estado moral para vivir en armonía con los demás. Para alcanzarla se tendría que poner en práctica, de forma constante, estas virtudes; en este sentido también insistía Aristóteles, lo que suponía un sendero de autoconocimiento, autocontrol y autodisciplina que no todos eran capaces de sostener en el tiempo.

Como podréis intuir nuestra sociedad, en este caso nacional (con las distintas autonomías), no ha conseguido ni siquiera pensar en poner en práctica la verdad y la justicia, tenemos sólo un mal bosquejo, porque no se acerca ni un ápice a un sistema en el que pudiese darse el desarrollo de la eudaimonía.

Por esa razón, los que nos consideramos utópicos, tenemos que resistir de forma estoica ante los embates de un sistema neoliberal que deshumaniza y que ponen más en valor el tener que el ser, o que es más importante producir y rentabilizar que vivir. Donde las personas somos números, y por tanto, estadísticas de resultados y si no se da la talla pasa a ser un estorbo, donde se divide más que se une.

En la obra de Platón (La República) realiza un estudio de lo justo y de lo injusto, cuyo objetivo es demostrar la necesidad moral, tanto para el estado como para el individuo, para conducir la conducta según la justicia, es decir según la virtud, del principio del buen orden para la sociedad y para la persona. A través del dialogo de Sócrates con Glaucón. En Libro Décimo dice así:

“-Y así, de parte de los dioses, los frutos de la victoria pertenecen al justo.

-Por lo menos esa es mi opinión.

-Y de parte de los hombres, ¿no sucede lo mismo, puesto que es preciso decir la verdad? ¿No sucede a los hombres malos y perversos lo que, a los atletas, que corren perfectamente a la ida, pero no hacen lo mismo a la vuelta? Al pronto se lanzan con rapidez, pero al final de la carrera dan lugar a que se burlen de ellos, cuando se los ve, con las orejas caídas, retirarse precipitadamente sin ser coronados, mientras que los verdaderos corredores llegan al término, consiguen el premio y reciben la corona. ¿Los justos no tienen, de ordinario, la misma suerte, quiero decir, que al término de cada una de sus empresas, de su carrera y de su vida reciben de los hombres el tributo de gloria y de recompensa que le es debido?”

Os dejo esta breve reflexión para “el que tenga oídos para oír que oiga”. El saber no tiene fronteras, abramos nuestra mente y obtendremos sabiduría.

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