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"Tercer viaje de Cristóbal Colom", por Pedro Cuesta Escudero autor de Colón y sus enigmas y de Mallorca patria de Colom

'Tercer viaje de Cristóbal Colom', por Pedro Cuesta Escudero autor de Colón y sus enigmas y de Mallorca patria de Colom
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sábado 02 de abril de 2022, 08:24h
'Tercer viaje de Cristóbal Colom', por Pedro Cuesta Escudero autor de Colón y sus enigmas y de Mallorca patria de Colom
'Tercer viaje de Cristóbal Colom', por Pedro Cuesta Escudero autor de Colón y sus enigmas y de Mallorca patria de Colom

El tercer viaje de Cristóbal Colón (salida de Sanlúcar de Barrameda, 30 de mayo de 1498-llegada a Cádiz, 25 de noviembre de 1500) tuvo como objetivo continuar la exploración de las nuevas tierras en nombre de los Reyes Católicos, Fue cuando descubrió tierra firme al visitar la costa norte de la actual Venezuela. En 1492 Cristóbal Colom emprendió, a cargo de los Reyes Católicos, una expedición para llegar a la India navegando hacia el oeste, descubriendo entonces la región insular del Caribe. Colom pensó encontrarse en algún lugar de Asia próximo a la India, a pesar de no encontrar especias ni otras riquezas de Oriente. En su segundo viaje, en 1493, Cristóbal Colom puso en marcha su gobierno en las islas descubiertas, sobre todo en la isla de La Española, y realizó diversos viajes de exploración por el Caribe, sin lograr encontrar el continente.

'Tercer viaje de Cristóbal Colom', por Pedro Cuesta Escudero autor de Colón y sus enigmas y de Mallorca patria de Colom

Salida de la flota del tercer viaje

Antes de que saliera Colom en su tercer viaje al Nuevo Mundo parten el 6 de febrero de 1498 de Sanlúcar de Barrameda dos carabelas, al mando de Pedro Fernández Coronel, con provisiones y al menos 55 soldados para La Española. Será el 30 de mayo de 1498 cuando Cristóbal Colom inicia su tercer viaje con ocho navíos: Santa Cruz, Santa Clara, Castilla, Mabel, La Rábida, Santa María de Guía, Gaza y Vaqueña. Dicha flota contaba con una tripulación de 226 personas. Colom tomó un camino poco frecuente, hacia las islas Madeira, para evitar a una armada francesa que le estaba esperando cerca del Cabo San Vicente. Llegaron a la isla de Porto Santo, donde había vivido con su esposa Felipa Monis y donde nació su hijo Diego Colom. Posteriormente se dirigió a la región de Funchal de la isla de Madeira. De ahí partió para llegar, el 19 de junio, al fondeadero de San Sebastián, en la isla canaria de La Gomera. “Navegué á la Isla de la Madera por camino no acostumbrado, por evitar escándalo que pudiera tener con un armada de Francia, que me aguardaba al Cabo de San Vicente, y de allí á las Islas de Canaria de adonde me partí con una nao y dos carabelas, y envié los otros navíos á derecho camino á las Indias á la Isla Española”. (Relación del tercer viaje de descubrimiento)

En las islas Canarias la flota se dividió en dos. Envió seis barcos directamente a la isla de La Española y Colom continuó con tres navíos, dos carabelas y una nao, para atravesar el Atlántico desde más al sur con la idea de que, a su llegada a las Indias, dejase La Española al norte. Colom pretendía descubrir una tierra más grande que no fuese una isla, sino tierra firme. Mandaban los tres navíos que el Almirante destacó para La Española, Pedro de Arana, natural de Córdoba, hermano de la madre de Hernando Colom; Alonso Sánchez de Carbajal, regidor de Baena y Juan Antonio Colombo, deudo del Almirante.“… y yo navegué al Austro con propósito de llegar a la línea equinoccial, y de allí seguir al Poniente hasta que la Isla Española me quedase al Septentrión, y llevado á las Islas de Cabo Verde, falso nombre, porque son atan secas que no vi cosa verde en ellas, y toda la gente enferma, que no osé detenerme en ellas, y navegué al Sudueste cuatrocientas y ochenta millas, que son ciento y veinte leguas, adonde en anocheciendo tenía la estrella del Norte en cinco grados; allí me desamparó el viento y entré en tanto ardor y tan grande que creí que se me quemasen los navíos y gente, que todo de un golpe vino á tan desordenado, que no había persona que osase descender debajo de cubierta á remediar la vasija y mantenimientos; duró este ardor ocho días; al primer día fue claro, y los siete días siguientes llovió é hizo ñuniblado, y con todo no fallamos remedio, que cierto si así fuera de sol como el primero, yo creo que no pudiera escapar en ninguna manera”. (Ibídem)

Descubrimientos científicos

En este viaje Colom hizo interesantes descubrimientos científicos. “Cuando yo navegué de España á las Indias falló luego en pasando cien leguas á Poniente de los Azores grandísimo mudamiento en el cielo é en las estrellas, y en la temperancia del aire, y en las aguas de la mar, y en esto he tenido mucha diligencia en la experiencia”. (Ibídem)

Analiza la declinación magnética “...fasta entonces (las agujas de marear) nordesteaban, noruestean una cuarta de viento todo entero, y esto es en allegando allí á aquella línea, como quien traspone una cuesta (…) Cuando allí estoy hallo que la estrella del Norte escribe un círculo el cual tiene en el diámetro cinco grados, y estando las guardas en el brazo derecho entonces está la estrella en el más bajo, y se va alzando fasta que llega al brazo izquierdo, y entonces está cinco grados, y de allí se va abajando fasta llegar á volver otra vez al brazo derecho (…)hallé allí que en anocheciendo tenía yo la estrella del Norte alta cinco grados, y entonces las guardas estaban encima de la cabeza, y después á la media noche fallaba la estrella alta diez grados, y en amaneciendo que las guardas estaban en los pies quince (…)en esto de la estrella del Norte tomé grande admiración, y por esto muchas noches con mucha diligencia tornaba y o á repricar la vista della con el cuadrante, y siempre fallé que caía el plomo y hilo é un punto. (Ibídem)

Descubre que en la zona ecuatorial no hay estaciones durante el año “Asimismo hallo dentro de la dicha raya hacia Poniente la temperancia del cielo muy suave, y no discrepa de la cantidad quier sea invierno, quier sea en verano“(Ibídem)

Colom sacó algunas conclusiones sobre la esfericidad de la Tierra que se aproximan a la realidad. La Tierra no es completamente redonda, está achatada por los polos, y Colom sospechaba algo parecido: “Yo siempre leí que el mundo, tierra é agua era esférico é las autoridades y experiencias que Tolomeo y todos los otros escribieron de este sitio, daban é amostraban para ello así por eclipses de la luna y otras demostraciones que hacen de Oriente fasta Occidente, como de la elevación del polo de Septentrión en Austro. Agora vi tanta disformidad, como ya dije, y por esto me puse á tener esto del mundo, y fallé que no era redondo en la forma que escriben; salvo que es de la forma de una pera que sea toda muy redonda, salvo allí donde tiene el pezón que allí tiene más alto, ó como quien tiene una pelota muy redonda, y en lugar della fuese como una teta de mujer allí puesta, y que esta parte dente' pezón sea la más alta é más propinca al cielo, y sea debajo la línea equinocíal, y en esta mar Océana en fin del Oriente: llamo yo fin de Oriente, adonde acaba toda la tierra é islas, é para esto allego todas las razones sobreescriptas de la raya que pasa al Occidente de las Islas de los Azores cien leguas de Septentrión en Austro, que en pasando de allí al Poniente ya van los navíos alzándose hacia el cielo suavemente, y entonces se goza de más suave temperancia y se muda el aguja de marear por causa de la suavidad de esa cuarta de viento, y cuanto más va adelante é alzándose más noruestea, y esta altura causa el desvariar del círculo que escribe la estrella del Norte con las guardas, y cuanto más pasare junto con la línea equinocial, más se subirán en alto, y más diferencia habrá en las dichas estrellas, y en los círculos dellas”.(Ibídem)

Cuatrocientos setenta años después el satélite estadounidense Vanguard I confirma esta observación de Colom.

Colom llega a tierra firme: descubre el continente americano

Posteriormente, navegó hacia el oeste a la altitud de Sierra Leona, con pronóstico de llegar a tierra para reparar los navíos y rearmarse de víveres. Realizado el camino a las Indias a través del Atlántico, el marino Alonso Pérez avistó tierra el 31 de julio, señalando lo que eran tres montañas de una isla, la isla de Trinidad. “…subió un marinero á la gavia, y vido al Poniente tres montañas juntas: dijimos la Salve Regina y otras prosas, y dimos todos muchas gracias á nuestro Señor, y después dejé el camino de Septentrión, y volví hacia la tierra, adonde yo llegué á hora de completas á un Cabo á que dije de la Galea después de haber nombrado á la Isla de la Trinidad, y allí hobiera muy buen puerto si fuera fondo, y había casas y gente, y muy lindas tierras, tan fermosas y verdes como las huertas de Valencia en Marzo”. (Ibídem)

De acuerdo con las descripciones de Colom, los indios de esta zona eran más blancos que los indios que había visto en las islas en sus dos anteriores viaje. ” de buena disposición y no negros, salvo más blancos que otros que haya visto en las Indias, y de muy lindo gesto, y i'erinosos cuerpos, y los cabellos largos y llanos, cortados á la guisa de Castilla, y traían la cabeza atarla con un pañuelo de algodón tejido á labores y colores” (Ibídem) Navegando por el sur de Trinidad cerca de la Boca de Serpientes, se aproximó al delta del río Orinoco comparando la fuerza del agua en su desembocadura con la fuerza del río Guadalquivir en tiempo de crecidas.” Cuando yo llegué á esta punta del Arenal, allí se hace una boca grande de dos leguas de Poniente á Levante, la Isla de la Trinidad con la tierra de Gracia, y que para haber de entrar dentro para pasar al Septentrión había unos hileros de corrientes que atravesaban aquella boca y traían un rugir muy grande, y creí yo que sería un arrecife de bajos é peñas, por el cual no se podría entrar dentro en ella, y detrás de este hilero había otro y otro que todos traían un rugir grande corno ola de la mar que va á romper y dar en peñas. Surgí allí á la dicha punta del Arenal, fuera de la dicha boca, y fallé que venía el agua del Oriente fasta el Poniente con tanta furia como hace Guadalquivir en tiempo de avenida, y esto de contino noche y día, que creí que no podría volver atrás por la corriente” (Ibídem)

Por aquí es por donde Colom sitúa el Paraíso Terrenal. “La Sacra Escriptura testifica que nuestro Señor hizo al Paraíso terrenal, y en él puso el Árbol de la vida, y dél sale una fuente de donde resultan en este mundo cuatro ríos principales: Ganges en India, Tigris y Éufrates en los cuales apartan la sierra y hacen la Mesopotamia y van á tener en Persia, y el Nilo que nace en Etiopía y va en la mar en Alejandría. I no hallo ni jamás he hallado escriptura de Latinos ni de Griegos que certificadamente diga el sitio en este mundo del Paraíso terrenal, ni visto en ningún mapamundo, salvo, situado con autoridad de argumento. Algunos le ponían allí donde son las fuentes del Nilo en Etiopía; mas otros anduvieron todas estas tierras y no hallaron conformidad dello en la temperancia cielo, en la altura hacia el cielo, porque se pudiese comprehender que él era allí, ni que las aguas del diluvio hobiesen llegado allí, las cuales subieron encima, etcétera. Algunos gentiles quisieron decir por argumentos, que él era en las islas Fortunatas que son las Canarias, etc. San Isidro y Beda y Strabo, y el Maestro de la historia escolástica, y San Ambrosio y Scoto, y todos los santos teólogos conciertan quel Paraíso terrenal es en el Oriente. Ya dije lo que yo hallaba deste hemisferio y de la hechura, y creo que si yo pasara por debajo de la línea eguinocial que en llegando allí en esto que más alto que fallara muy mayor temperancia, y diversidad en las estrellas y en las aguas; no porque yo crea que allí donde es el altura del extremo sea navegable ni agua, ni que se pueda subir allá, porque creo que allí es el Paraíso terrenal, adonde no puede llegar nadie, salvo por voluntad Divina; y creo que esta tierra que agora mandaron descubrir vuestras Altezas sea grandísima y haya otras muchas en el Austro de que jamás se hobo noticia. Yo no tomo quel Paraíso terrenal sea en forma de montaña áspera como el escrebir dello nos amaestra, salvo quél sea en el colino allí donde dije la figura del pezón de la pera, y que poco á poco andando hacia allí desde muy lejos se va subiendo á él; y creo que nadie no podría llegar al colmo como yo dije, y creo que pueda salir de allí esa agua, bien que sea lejos y venga á parar allí donde yo vengo, y falta este lago. Grandes indicios son estos del Paraíso terrenal, porque el sitio es conforme á la opinión de estos santos é sanos teólogos, y asimismo las señales son muy conformes, que yo jamás leí ni oí que tanta cantidad de agua dulce fuese así adentro é vecina con la solada; y en ello ayuda asimismo la suavísima temperancia, y si de allí del Paraíso no sale, parece aun mayor maravilla, porque no creo que se sepa en el inundo de río tan grande y tan fondo. Después que yo salí de la boca del Drago, ques la una de las dos aquella del Septentrión, á la cual así puse nombre” (Ibídem)

Recorrió la costa del golfo de Paria y logró conseguir algunas perlas. Colom tuvo ocasión de probar un vino que realizaban los indígenas de la zona que no era de uvas, y que él sospechaba que hacían de otras frutas. “…halle unas tierras las más hermosas del mundo y muy pobladas: llegué allí una mañana á hora de tercia, y por ver esta verdura y esta hermosura acordé surgir y ver esta gente, de los cuales luego vinieron en canoas á la nao á rogarme, de partes de su Rey, que descendiese en tierra: é cuando vieron que no curé dellos vinieron á la nao infinitísimos en canoas, y muchos traían piezas de oro al pescuezo, y algunos atados á los brazos algunas perlas: holgué mucho cuando las ví é procuré mucho de saber dónde las hallaban, y me dijeron que allí, y de la parte del Norte de aquella tierra” (Ibídem)

O sea, Colom fue el primero en llegar al continente americano, que él seguía identificando como algún lugar de Asia, es decir, las Indias, y no como un nuevo continente. Descubrió territorios de gran importancia, como la isla de Trinidad, la actual Venezuela y el potencial perlífero de la isla de Margarita, que la bautizó con el nombre de su madre Margalida. En 1499 los Reyes Católicos encargaron a Juan Rodríguez Fonseca la organización de todo el tráfico de las Indias Occidentales. Para tratar de responder a las peticiones reales se marca dos líneas de actuación: saber dónde llegó Colom en su tercer viaje y conocer dónde estaban los portugueses a través de las noticias que mandaba Vasco de Gama. Para el primer cometido organiza una serie de viajes de exploración: el primero, comandado por Alonso de Ojeda y acompañado por Juan de la Cosa y Américo Vespucio. Juan de la Cosa dibujó el primer mapa de la costa occidental de Venezuela y, aunque es la primera referencia cartográfica de esta región venezolana, localizada entre la península de la Guajira y la península de Paraguaná, respetó los nombres que puso Cristóbal Colom. Y por eso en este mapa de Juan de la Cosa, que se conserva actualmente en el Museo Naval de Madrid, vemos el nombre de Margalida, que es una variante mallorquina del catalán Margarida. Como asegura Samuel Eliot Morrison, “un testigo en los pleitos de 1514 dijo que todos los descubridores posteriores de tierra firme se guiaban por las cartas que el Almirante había hecho, porque sólo él hizo cartas de todo lo que descubrió”.

Cristóbal Colom es apresado y encadenado por Bobadilla

A mediados de septiembre de 1500, llegó por fin el almirante a Santo Domingo, obedeciendo a un fortísimo requerimiento de Bobadilla, y al presentarse ante él no hubo ni diálogo —recuérdese la carta “de creencia” de los Reyes— ni pesquisa personal alguna. Mandó detenerlo y lo encerró encadenado en la fortaleza. Igual hizo con sus hermanos Bartolomé y Diego. Este atropello a la autoridad del virrey y almirante ha dado pie a algunas interpretaciones: o Bobadilla, cegado por su carácter violento, creyó que se llenaba de gloria actuando así o, quizás, llevase, aparte de la documentación citada, instrucciones secretas de Fernando el Católico, quien tenía miedo que se descubriese que era hijo de su hermanastro el Príncipe de Viana. El suceso causó consternación y solamente los declarados enemigos de Colom se sintieron felices. Esta escena histórica la narra el cronista Antonio de Herrera así (edición de 1728): “Preso el Almirante, con sus dos hermanos, los que mal los querían tuvieron aparejo para vengarse cumplidamente dellos, porque no les bastó holgarse de verlos con tanto deshonor afligidos, pero aun con mucha libertad, por escrito y de palabra, de día y de noche: por los cantones les ponían libelos infamatorios. Y lo que peor era, que los que esto hacían eran los que avían comido su pan, y llevado su sueldo: y lo que más era digno de grandísima lástima, que quando echaron los grillos al Almirante, no se hallava presente quien por su reverencia y compasión se los echasse, sino fue un cocinero suyo, desvergonzado. Estos grillos guardó mucho el Almirante, y mandó que con sus huessos se enterrasen, en testimonio de lo que el mundo suele dar a los que en el viven, por pago, porque se conociesse que sólo Dios es el que hace las mercedes” (vol. I: 97).

A comienzos de octubre de 1500 zarparon las carabelas hacia España, con la orden al capitán Alonso de Vallejo de que fueran entregados al obispo Fonseca, declarado enemigo de Colom. Llegaron a Cádiz hacia el 20 de septiembre de 1500. Enterados los Reyes manifestaron sentir mucho el atropello, ordenaron ponerlos en libertad, los llamaron a Granada y le dijeron que se le había aprisionado contra su voluntad, aunque no lo restituyeron, pues no depusieron a Bobadilla, quien continuó en el gobierno de La Española hasta 1502, en que llegó su sucesor, Nicolás de Ovando, “ya designado el 3 de septiembre de 1501, para que hiciese justicia, desagraviase a Colón y le devolviera lo que le había arrebatado Bobadilla y residenciara a éste (...)”

La Real Cédula de 3 de septiembre de 1501, “para que frey Niculás Dovando, Comendador de Lares de la Orden de Caballería Dalcantara tome residencia a frey Francisco de Bobadilla (...)” venía a decir —sintetizado, y en grafía moderna—: “Que supiese cómo Bobadilla había usado y ejercitado el oficio de gobernador [...]. Que él y sus oficiales hiciesen residencia [...] según la ley de Toledo. Que fuese a la isla Española y a las otras de las Indias donde el comendador frey Francisco de Bobadilla había usado su oficio (…) Que tomase él las varas de justicia y alcaldía (...) Que recibiese de Bobadilla y sus oficiales la residencia, por término de 30 días (...) Que se informase de cómo y de qué manera Bobadilla y sus oficiales habían usado y ejercido el oficio de gobernación y ejecutado la real justicia. Que hiciese pregón que si alguno tenía queja (...) agravios (...) que lo fuesen a demandar ante él. Que hiciese justicia a los querellosos (...)” (Archivo General de Indias, leg. 418, t. 1º, fol. 25). Y por Real Cédula de 17 de septiembre de 1501 (Archivo General de Indias, leg. 418, t. 1º, fol. 46) dirigida al comendador Bobadilla, se le ordena que vuelva en los navíos que van a la isla Española a llevar al nuevo gobernador.

A fines de junio de 1502 llegó de nuevo Colom a Santo Domingo, y Ovando no le permitió refugiarse en el puerto ante la tempestad que preveía el almirante. Pese a las advertencias meteorológicas de Colom salió la flota en que iba Bobadilla y desencadenándose un horrible huracán, la destruyó en su totalidad, naufragando todas las naos y pereciendo Bobadilla y toda la gente que le acompañaba. Serían los primeros días del mes de julio de 1502. En Carta Real, firmada por la Reina (Alcalá de Henares, 20 de marzo de 1503) y por el Rey (Zaragoza, 29 de marzo), informan a Ovando “que no ha venido la capitana en que venía el Comendador Bobadilla, ni otras carabelas que venían en su compañía” ni “los presos, ni el cacique, ni los memoriales y otras cosas” (Archivo General de Indias, leg. 418, t. 1º, fols. 100-102v.).

Bobadilla es un personaje controvertido en la historiografía, se ganó en los primeros siglos la execración general por su odiosa conducta. Por los ataques a España y a los Reyes Católicos que, por elevación, esta conducta acarreó, por historiadores extranjeros, a partir del siglo XIX algunos españoles —Vidart, Castelar, Pardo Bazán y el padre Mir— se apoyaron en indicios de algunos predecesores —Oviedo, Bernáldez y pocos más— para justificar la conducta de Bobadilla, pues la mayoría de los españoles de la isla Española estaban en contra de Colom.

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