nuevodiario.es

SER DIGNOS Y A LA VEZ DECENTES (segunda parte). por Juan Saborido extrabajador de Metrología de VEIASA-ITV

SER DIGNOS Y A LA VEZ DECENTES (segunda parte). por Juan Saborido extrabajador de Metrología de VEIASA-ITV
Ampliar

"Como decíamos ayer", Fray Luis de León habría dicho esas palabras en su primera clase tras pasar cuatro años en la cárcel en Valladolid.

SER DIGNOS Y A LA VEZ DECENTES (segunda parte). por Juan Saborido extrabajador de Metrología de VEIASA-ITV

Nosotros, sin pasar por la “trena” aunque con seguridad algunos querrían que lo hubiésemos disfrutado, proseguiré en el desarrollo de estos dos términos tan importantes para todos/as, pero algunos en UGT VEIASA tienen olvidados, como son la dignidad y la decencia.

DIGNIDAD

¿Qué o quién nos otorga la dignidad? ¿el dinero la fama, la posición social, las leyes...?

Nada de eso, solo el hecho de haber nacido en este mundo.

La dignidad es una cualidad inherente al ser humano por el simple hecho de serlo. No se trata por tanto de una cualidad que alguien nos otorgue, sino que se encuentra implícita en nosotros mismos y esta no se encuentra condicionada por nada, ni por el tipo de sexo, ni por la condición social, ni de género, ni de ningún otro tipo. La idea de dignidad surge como origen en el cristianismo al considerar al ser humano como “creado a imagen y semejanza de Dios” y por lo tanto libre y responsable de nuestros actos.

La dignidad es pues un don propio, pero también es una tarea.

No basta con luchar para que se nos reconozca. De nuestra inteligencia, conciencia y libertad surge la responsabilidad de preocuparnos porque los demás también alcancen el respeto y la dignidad. Se trata, pues, de una responsabilidad hacia nosotros mismos, hacia los otros y hacia la propia Naturaleza.

En el ensayo sobre la ceguera que realiza José Saramago matiza de este modo la dignidad: “La dignidad no tiene precio, que una persona empieza por ceder en las pequeñas cosas y acaba por perder todo el sentido de la vida”, así encontramos infinidad de personas que por una u otra razón manda al traste su dignidad mirando por su único interés o por su supina ignorancia. La dignidad al ser, no sólo una tarea de responsabilidad, y al no cumplirla entramos en contradicción, por ello perdemos nuestra dignidad, cuando la persona se deja esclavizar por sus deseos o intereses tanto personales como de otros, pierde de este modo los derechos de ser auténticamente libres, permitiendo que lo pisoteen.

LA DECENCIA.

El otro aspecto a tener en cuenta es el ser decente, que se define, en una de sus acepciones como: “Dignidad en los actos y en las palabras, conforme al estado o calidad de la persona.”. Por tanto, un comportamiento decente, es aquel que en sus actos refleja la riqueza como persona y el respeto a los demás. Por lo que se encuentra muy ligada al termino de digno ya que sostiene en sí mismo el ser una persona integra, congruente, que tiene unidad de vida, es decir que dice lo que piensa, y actúa de acuerdo con aquello que dice, y que se comporta ante el mundo tal cual es, teniendo en cuenta el respeto hacia los demás.

Como comprenderéis esto, en los tiempos que vivimos es como “encontrar una aguja en un pajar”, sobre todo para nuestra sociedad, tal y como se encuentra estructurada. Por la sencilla razón que para sobrevivir normalmente nos “disfrazamos para representar un papel” construimos personalidades que en nada tiene que ver con aquello que somos. Y esto sería perdonable cuando en un momento dado nos reconocemos que somos personas débiles.

La pérdida paulatina de derechos consolidados por el esfuerzo de todos, determina la disminución del poder adquisitivo de los trabajadores.

La crítica sobre esta actitud puede convertirse en más grave, sobre todo, cuando estos representantes, tienen conocimiento, o supuestos conocimientos, de que el interés de la actual política del gobierno PP, Cs y Vox en Andalucía es el de la privatización del sector público Andaluz. Por ello el interés de la dirección de esta empresa es tener bajo su auspicio a sindicalistas que defiendan sus intereses, y no les pongan trabas, ni supongan un incordio.

La necesidad estar formado.

Por último, quiero fundamentar que tanto los representantes sindicales como los responsables en las coordinadoras, tanto locales como regionales, deberían pasar por una educación en valores, esto es muy importante para esta nueva realidad social a la que nos enfrentamos, ya que tenemos personas con muy buena voluntad, pero con escasa o nula formación sindical, al menos esto es lo que yo me he ido encontrando.

En este sentido quiero traer a colación la importancia que antaño se le daba a la formación para ello quiero hacer referencia al filósofo español Emilio Lledó, miembro de la Real Academia Española y excatedrático de las Universidades de Heildelberg y de Barcelona. Lledó es muy crítico sobre algunos de los aspectos del momento actual, como la divinización del dinero, la falta de formación de los líderes y las profundas desigualdades en el mundo.

Para Emilio Lledó las tres raíces del mal en estos momentos que corren son: la ignorancia, la codicia y el egoísmo. Brevemente indicare lo que piensa sobre estos tres términos:

  • La ignorancia señala “El ser humano es lo que la educación hace de él”. En este sentido, la educación no sería una instrucción, sino un proceso de formación de conciencia, o sea, un camino hacia la libertad y autonomía de pensamiento. Piensa que parte de los políticos actuales solo representan a la ignorancia; un desconocimiento similar al que primaria en su electorado. “Se ponen arriba y lo hunden todo”, indica comenzando por la educación libre y universal.
  • La codicia, piensa Emilio que la obsesión por el dinero es la desgracia de la sociedad actual. Quienes no se lucran pasan por tontos, porque muchos no pueden desligar el bienestar del dinero. La auténtica riqueza, personal y social, está en la cultura. Esta es la que permite comprender y vivir principios esenciales como la justicia, el bien, la verdad y la belleza. El dinero, en cambio, vuelve miserables a las personas, desata la codicia, corrompe y degenera, según él “constituye la vuelta a la caverna en el sentido más siniestro de la palabra”. la codicia lleva a que actualmente estemos en un mundo que espera mucho de la tecnología y de la economía, pero se encuentra lleno de personas desesperanzadas.
  • El egoísmo, por último, para Lledó el mayor de todos los males es la ignorancia, que no es sólo intelectual, sino que también incluye la sensibilidad. Esto le lleva a la tercer de las tres raíces del mal: el egoísmo, ese impulso que lleva a promover o sostener las dictaduras globales o las pequeñas dictaduras. Señala que se ha impuesto la matriz de pensamiento dominada por el pragmatismo, y lo que él llama “practiconería”. esto conduce al utilitarismo burdo que corrompe. Se más en las figuras de poder, a quienes califica de “degenerados con todas sus letras”.

Por último, hay cosas que son necesarias mantener y debemos luchar porque sean así no me gustaría que parasemos por la vida como miserables.

“Ningún legado es tan rico como la honestidad” (Willian Shakespeare).

Estamos viviendo esos momentos de terrible incertidumbre y es en sí mismo una prueba porque nos obliga a “tomar una dirección concreta” sin tener certeza alguna. Pero, si estamos convencidos de que somos honestos, ¿por qué mentimos?

Finalmente, todos sabemos que las organizaciones las hacen las personas y donde hay buenos lideres hay bueno equipos, y donde no, a la espera del “sorpasso” más pronto que tarde, ya que tirar por tierra lo logrado por aquellos ahora denostados y que fuego amigo pretenda eliminar la libertad en favor del poder empresarial, poco dice de una organización que no defiende a los suyos, pero seguro que en estos pasaran, pero el daño realizado será difícilmente rectificable.

¿Te ha parecido interesante esta noticia?    Si (0)    No(0)

+
0 comentarios