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"El reconocimiento internacional de Cristóbal Colón", por Pedro Cuesta Escudero, autor de “Mallorca, patria de Colón”

'El reconocimiento internacional de Cristóbal Colón', por Pedro Cuesta Escudero, autor de “Mallorca, patria de Colón”
sábado 10 de julio de 2021, 09:25h
'El reconocimiento internacional de Cristóbal Colón', por Pedro Cuesta Escudero, autor de “Mallorca, patria de Colón”
'El reconocimiento internacional de Cristóbal Colón', por Pedro Cuesta Escudero, autor de “Mallorca, patria de Colón”
Colón cayó en el olvido por interés de la monarquía hispánica que veía difícil poder cumplir las obligaciones contraídas con el Descubridor. No hubo exceso de celo, ni por parte de los gobiernos de España, ni por nadie, de conservar los autógrafos, libros, memorias y reflexiones del Descubridor, llevándolo todo al abandono. La mayoría de los países guardan en sus museos como reliquias los objetos usados por sus grandes hombres, pero del primer Almirante de la Mar océano de España casi todo ha desaparecido o se ha falsificado. A Colón no se le memorizó con estatuas o retratos ni se le escribió ningún poema. Colón no posó ante ningún pintor, por lo que todos los cuadros que tenemos que lo representan son pintados en fechas posteriores. Toda la iconografía que ahora tenemos de Cristóbal Colón se inventó en el siglo XIX. Colón no recibió en la España de los Austrias nada más que desprecios y docenas de litigios. Lo único que se decía de Colón es que había puesto un huevo derecho sobre una mesa.
'El reconocimiento internacional de Cristóbal Colón', por Pedro Cuesta Escudero, autor de “Mallorca, patria de Colón”
'El reconocimiento internacional de Cristóbal Colón', por Pedro Cuesta Escudero, autor de “Mallorca, patria de Colón”

La figura de Cristóbal Colón resurge con fuerza

Tras varias centurias de olvido, la figura de Cristóbal Colón resurge con fuerza. Su reconocimiento internacional nace con la independencia de los Estado Unidos. Los colonos norteamericanos fueron los principales valedores de su estudio y conmemoración. Es que la joven república estadounidense necesitaba desarrollar una historia nacional sin conexión con Gran Bretaña y escritores como Robertson, Barlow, Philips Morín encuentran en Colón un héroe del pasado lejano, libre de asociación con los poderes coloniales europeos, con el deseo de establecer su propio rumbo y con la noble intención de llevar la civilización a los nativos. Fue la revolución americana la que creó el mito de “Columbus”. O sea, a finales del siglo XVIII y siglo XIX se ensalza la figura de Cristóbal Colón coincidiendo con la época del imperialismo y del esplendor historicista con pléyade de mitos y héroes. A Colón lo recuperan del olvido los escritores de la modernidad ilustrada frente a la intolerancia española. En esos escritos Colón aparece como estadista, maestro de las ciencias y la tecnología. Joel Barlow, ardiente patriota en la revolución norteamericana, como todos los miembros de la ilustración norteamericana, hace de Colón una alternativa al “ancien régimen”.

El nombre de Columbia prolifera en calles, parques, ciudades, territorios de la nueva nación. En 1790 se fundó la capital de EE.UU. y se la denominó District of Columbia (DC) en recuerdo del Descubridor y donde se situó la ciudad de Washington en honor al primer presidente. Y en esta ciudad se erigió en 1792 el primer monumento a Colón. En honor a Colón en 1858 se organizó la Columbia Británica, que es una de las provincias que constituyen la confederación del Canadá.

La mitología americana requiere a Colón heroico

Este es el Colón que heredaron los patriotas hispanoamericanos, porque la mitología americana requiere a Colón heroico, como el navegante solitario, como el personaje independiente. El venezolano Francisco Miranda participó en la guerra de la Independencia de Estados Unidos y en la Revolución francesa. Hizo amistad con Barlow y, tras leer sus poemas, incorpora en su imaginario la figura de Colón. Al elaborar su proyecto de independencia de la América española piensa en la creación de un estado continental independiente, al estilo de Estados Unidos, al que llamaría Colombia y con capital en Panamá. Simón Bolívar se inspiró en este programa y también miró a Colón como lo hizo Barlow, como un avatar de modernidad liberal antihispana. Y sueña con crear una sola entidad continental, la Gran Colombia, que uniera política y militarmente todos los territorios sudamericanos en forma de confederación con el objetivo de establecer un gobierno fuerte que pudiera competir con el coloso del norte y las potencias europeas. Pero las ambiciones locales solo le permitieron crear la confederación de las repúblicas de Venezuela, Granada y Ecuador, que en 1863 se escinden y la República de Granada es la única que conserva el nombre de Colombia.

Colón es encumbrado en la leyenda

En España Martín Fernández de Navarrete, Presidente de la Real Academia de la Historia trabaja por orden del rey en la colección de documentos relativos a la historia de América y a los progresos de la marina. Con un incansable trabajo de investigación en los archivos de España y Portugal llegó a recopilar a finales del siglo XVIII los legajos que dan cuenta de los cuatro viajes de Colón al continente americano. Y el estadounidense Washington Irving, que vivía en Madrid y bien relacionado con los bibliotecarios, publica en 1828 una genial obra sobre la vida y viajes de Cristóbal Colón, “Historia de la vida y viajes de Cristóbal Colón”, que fue un éxito, se tradujo a todas las lenguas cultas, desencadenando gran fascinación por toda Europa y América del Norte. Esta obra se tradujo al italiano en Génova aumentándola con notas. Humboldt comenta los descubrimientos de Colón en cinco tomos con el título “Examen crítico de la historia y geografía del nuevo continente”. Este naturalista alemán dijo que Colón sirvió al género humano “ofreciéndole de una vez objetos nuevos al estudio y a la reflexión, engrandeció el campo de las ideas e hizo progresar el pensamiento humano”. Otras mentes lúcidas como Carlos Marx y John Elliot señalaron con precisión el significado histórico universal de la expedición colombina y su importancia para la configuración del mundo moderno.La fiebre colombina provocó un aluvión de nuevos títulos entre monografías, edición de documentos, crónicas, reediciones, opúsculos, novelas, cuentos, carteles teatrales, etc. Hasta ser encumbrado en la leyenda. La acuñación romántica recrea un Cristóbal Colón heroico y caballeresco. Los errores y las inexactitudes históricas se multiplican en aras de agradar y sorprender. En el Ateneo de Méjico se cursan peticiones encaminadas a que el continente abandone el nombre de América y adopte el de Colombia. La primera Conferencia Panamericana que se celebró en Washington en 1889 adoptó la siguiente resolución: “En homenaje a la memoria del inmortal descubridor de América y en gratitud de los inmensos servicios prestados a la civilización y a la humanidad la Conferencia se asocia a las manifestaciones que se hagan en su honor con motivo del IV Centenario del descubrimiento de América”.

Se quiso canonizar a Colón

Se sugiere, incluso, su canonización, pues diversos círculos se esforzaron en lograr la beatificación y santificación a quien descubriendo el Nuevo Mundo había ganado para el catolicismo a millones de almas. León XIII redactó la encíclica “Quarto obnente saeculo” donde ensalza la figura de Colón y la importancia del descubrimiento de América. El Papa Pio IX en el Breve dado el 24 de Abril de 1836 escribe: “Cristóbal Colón, inflamado por su celo hacia la Fe Católica, resolvió al emprender la más audaz de las navegaciones, descubrir un Nuevo Mundo, no para añadir nuevos territorios a la soberanía de España, sino con el fin de colocar nuevas tierras en el seno del reinado de Cristo, es decir, de la Iglesia”. La publicación en 1843 del libro titulado La cruz de los dos mundos revela la misión providencial de Cristóbal Colón y afirma su casi santidad. Pero el Santo Oficio denegó la canonización de Colón alegando ciertas máculas en su vida privada. Hay quien asegura que el motivo principal es que la madre de Colón fue relajada (quemada viva) por judaizante. El caso es que el Vaticano guarda documentación de Cristóbal Colón que no permite que sea analizada por los historiadores.

Génova identifica a Cristóforo Colombo con Cristóbal Colón

Como varias ciudades italianas (Savona, Pradello, Nervi, Cugureo, Bugiasco) empiezan a disputar la cuna de Colón, Génova reclama sus derechos identificando a Cristóforo Colombo con Cristóbal Colón y la Academia de Ciencias, Literatura y Bellas Artes de Génova nombra una comisión con el encargo de averiguar lo que había de cierto en lo concerniente a la patria del Almirante. En 1819 el bibliógrafo Spotorno publica en Génova su obra titulada “Del origen y de la patria de Cristóbal Colón”. En 1823 en Génova se imprimen todos los documentos de Cristóforo Colombo en un volumen titulado Códice diplomático Colombo Americano. Todo apunta que en Génova se falsificaron documentos para hacer creíble lo de que ese Cristóforo Colombo era Colón. Es muy extraño que aparezcan en los archivos de Génova más de doscientos documentos notariales relativos a Cristóforo Colombo, teniendo en cuenta que éste era de familia más bien humilde. No levantaría la cabeza esa familia si tenía que estar pagando continuamente actas notariales.

El Conde de Roselly de Lorgues en su obra Historia de Colombo y sus descubrimientos coloca al italiano Colombo como único protagonista del descubrimiento, relegando a España a un papel secundario cuando no de estorbo. El último miembro que se cree de la familia Colombo, monseñor Luigi Colombo, prelado doméstico del Papa Pio IX y secretario de la Congragación de Indulgencias, hizo en 1853 una biografía del que cree su inmortal predecesor y toda Italia lo recibió con aplauso. Es que la joven nación italiana necesita contar con mitos y héroes. El Rey Carlos Alberto, gran entusiasta de Colombo, dispuso en 1847 que Génova levantara a costa del tesoro un monumento en su memoria. Muchos gobiernos extranjeros (entre ellos el francés) juntaron sus ofrendas al tributo que Génova disponía pagar al culto de este cristiano perfecto. Las repúblicas americanas también manifiestan su aprecio al varón ilustre. En 1852 el Conde Tullio Dandolo publica en Milán “Los siglos de Dante y de Colombo”. En el año 1854 el Rey Víctor Manuel, con su augusta familia, los ministros, los embajadores y las comisiones de las Cámaras, inaugura el ferrocarril que une Génova con Turín y el Arzobispo de Génova Andrea Charvaz, quien, después de haber referido a la inmensa asamblea todos los antiguos títulos de gloria de la soberbia Génova corona el trofeo de sus brillantes recuerdos con la imagen de Cristóforo Colombo, como el navegante cristiano, el misionero del progreso que plantó el primero en el nuevo mundo la cruz, símbolo inmortal de civilización de los pueblos.

Se homenajea a Colón con monumentos

Obeliscos, retratos, estatuas, esculturas… son muchos los homenajes que se han rendido al Almirante para recordar que el 12 de Octubre de 1492 llegó a América. Famoso de ambos mundos muchas ciudades le consagran monumentos. El primer monumento que se erigió en honor del navegante fue en Baltimore (EE.UU) en 1792. La Comisión neoyorquina para los festejos del IV Centenario del descubrimiento de América encargó una estatua del Almirante que se fundió en bronce de la de Madrid y se colocó en el Central Park (Manhattan) Después se han levantado otros monumentos más a Colón en EE.UU. (Ohio, Connecticut, Pittsburg, San Francisco) En 1850 el gobierno peruano le hizo erigir una estatua colosal en la Plaza Mayor de Lima. El monumento a Colón en Bremerhaven (Alemania) se inauguró de 1897, pero en 1918, al necesitar Alemania bronce por el estallido de la Primera Guerra mundial, se fundió la estatua. En 1978 se erigió una copia ya que se conservaba el modelo en yeso. En 1921 patrocinó el empresario italiano Antonio Devoto un monumento a Colón en Buenos Aires. Hoy hay más de quinientos monumentos dedicados al Descubridor de América, siendo el erigido en Arecibo (Puerto Rico) el mayor del mundo (135 metros), tres veces más alto que la estatua de la Libertad de Nueva York. Colombia cuenta con tres, (en Cartagena de Indias, en Barranquilla, en el aeropuerto de El Dorado), Cuba tenía tres, Bolivia (en La Paz), Chile (en Valparaíso), República Dominicana (en Sto. Domingo) España donó a Londres otro monumento a Colón que se instala en Belgrave Square. En España hay catorce (en Granada, en Palos, en Moguer de la Frontera, en Huelva, dos en Sevilla, en Barcelona, dos en Canarias (en Palmas de Gran Canarias y en Maspalomas), en Valladolid, en Salamanca, en Pontevedra, en Cartagena y en Madrid). En Italia se han erigido en Génova y en Milán. Portugal los tiene en Islas Azores y en Madeira.

Reencuentro entre la Corona española y Colón

El reencuentro entre la Corona española y Colón se vio en los esponsales de Alfonso XII con Doña María de las Mercedes de Orleans en que la nobleza española obsequia a los consortes una estatua del Almirante, obra de Arturo Mélida y que fue instalada en el Paseo de la Castellana. En las cuatro caras del basamento hay distintos bajorrelieves con los principales episodios del proceso descubridor: en la cara oeste vemos a la Reina Isabel ofreciendo sus joyas y encima dos carteles con los nombres de Luis de Santángel y Luis de Quintana; en la sur la Virgen del Pilar con el Niño entre dos ángeles y debajo el nombre de las carabelas y más abajo el de los Pinzones, Juan de la Cosa y los ochenta y un tripulantes de la expedición; en la cara este Colón está exponiendo su proyecto a fray Diego Deza y dos carteles superiores con los nombres de fray Juan Pérez y fray Antonio de Marchena; y en la cara norte una carabela con el globo terráqueo y la leyenda “A Castilla y a León Nuevo Mundo dio Colón”. La estatua de Colón de tres metros de altura, tallada en mármol blanco, en la mano derecha porta una bandera de Castilla que apoya en un globo terráqueo al tiempo que tiende la mano izquierda en ademán de oferta.

En 1970 se inauguran los Jardines del Descubrimiento en la Plaza donde está ubicado el monumento a Colón. En 1977 se le añaden cuatro grandes bloques de hormigón en cuyas caras hay relieves y leyendas que aluden al Descubrimiento. También se ha colocado en la plaza un monumento dedicado a Jorge Juan, quien a mitad del siglo XVIII midió la longitud del meridiano demostrando que la Tierra está achatada por los polos. Y también una estatua dedicada a Blas de Lezo en homenaje a este ilustre marino. Desde el día de la fiesta nacional de España de 2001 (12 de Octubre) ondea en la plaza de Colón la bandera de España más grande del mundo: mide 294 metros cuadrados (21X14) con un peso de 35 Kg.; el mástil que la sostiene mide 50 metros de altura y pesa 20 toneladas; posee un eje que gira en la dirección del viento, por lo que se evita que se enrolle.

Últimamente esta plaza de Colón es utilizada por las derechas españolas para sus encuentros y mítines. De esta manera la figura del Descubridor ha llegado a ser asociada a lo que se ha denominado “el trío de Colón” (Partido Popular, Ciudadanos y Vox). Y es que el olvidado e ignorado litigante de los Austrias se convirtió en el símbolo del hispanismo de los Borbones y del franquismo. El culto de lo hispánico fue la piedra angular de la construcción de un imaginario nacionalismo al servicio del franquismo, que se prolonga durante la dictadura e impregna al Partido Popular. La Historia no se libra del uso político de sus conclusiones. Durante el franquismo se vio en el acontecimiento del descubrimiento de América el relato perfecto para enaltecer el mito de nación imbatible y el paralelismo entre la épica del descubrimiento en 1492 y el alzamiento militar de 1936. Es la pretensión de hacer política de acontecimientos acaecidos hace ya varios siglos.

El monumento de Colón en Barcelona

Durante la I República española, cuando Cataluña envía sus jóvenes políticos a Madrid a fin de modernizar España, es cuando surge la idea de construir un monumento a Colón en Barcelona. Es que muchos catalanes tienen negocios en ultramar,esencialmente en Cuba, por lo que la problemática americana entra dentro de sus intereses. Pero el cambio de régimen retrasa el proyecto. En 1881 el plan es impulsado por Antoni Fages i Ferrer, quien, con ocasión de la próxima celebración de la Exposición Universal de 1888, convence al Consistorio barcelonés, presidido por Rius i Taulet, de la conveniencia de que Barcelona tuviera un monumento de Colón. El Consistorio de Barcelona y los impulsores de la Exposición universal prefirieron este monumento a Colón en lugar de la torre de estructura de hierro pudelado que les ofrece Eiffiel para dicha Exposición universal. Se aprueba el proyecto de Gaetà Buigas (su hijo Carles Buigas, como se sabe, será el diseñador de la Fuente Mágica de Montjuic para la Exposición de 1929) Es un conjunto monumental donde se combina perfectamente ingeniería, arquitectura y escultura. El programa simbólico del monumento muestra la intención de reivindicar la presencia de Cataluña en el descubrimiento y colonización de América. Su lema era “Honrando a Colom Catalunya honra a sus hijos”.

El monumento mide en total 57 metros de altura. La estatua de Colón de siete metros corona el monumento. Presenta al descubridor con el brazo derecho señalando al horizonte, mientras que con la mano izquierda sostiene una carta de navegación. En el capitel de la columna se hallan cuatro relieves con alegorías de Europa, África, Asia y América. En el pedestal del monumento se encuentran cuatro estatuas alegóricas de los reinos medievales de España (Aragón, Castilla, León, Cataluña) Se trata de cuatro figuras femeninas en actitud sedente, con los atributos de la realeza, como la corona y el cetro. La más fácilmente identificable es la de Cataluña, por el escudo con las cuatro barras. En la base de la columna figuran cuatro grupos de carabelas con dos grifos cada uno, que sostienen el escudo de Barcelona, y cuatro semiesferas con gaviotas sobre las que se alzan cuatro Famas aladas, que ofrendan coronas de la inmortalidad al personaje homenajeado, Cristóbal Colón. En el pedestal se sitúan ocho medallones en relieve dedicados a diversos personajes relacionados con el descubridor de América. Están representados: Fernando el Católico, Isabel la Católica, Martín Alonso Pinzón, Vicente Yáñez Pinzón, Andrés de Cabrera, marqués de Moya, Beatriz de Bobadilla, marquesa de Moya, fray Juan Pérez y fray Antonio de Marchena.
En el pedestal, entre las figuras alegóricas de los reinos de España, se hallan cuatro estatuas dedicadas a personajes vinculados con la historia de Colón. El dedicado a Luis de Santángel, consejero y escribano de ración de los Reyes Católicos, que financió buena parte de los gastos de la expedición americana, es una figura ataviada con suntuosos ropajes, con un cofre en la mano y una bolsa de dinero sujeta al cinto, en virtud de inversor de la empresa colombina. Bernat Boïl fue un ermitaño de Montserrat, diplomático y vicario apostólico de las Indias Occidentales. Acompañó a Colón en su segundo viaje a América: está representado de pie, vestido con sotana y con la tonsura capilar de los monjes y junto a él se arrodilla un indio americano, que le besa la mano. Jaume Ferrer de Blanes, que era diplomático, cosmógrafo y escritor, y elaboró un nuevo mapa del mundo después del descubrimiento de América; aparece de pie vestido con los ropajes de la época, con unos pergaminos en la mano izquierda, mientras que con la derecha señala un globo terráqueo que sostiene un paje a su lado.
Pere de Margarit fue un militar catalán que acompañó a Colón en su segundo viaje a América; está vestido con uniforme de capitán, y junto a él se halla un indígena americano que se arrodilla en señal de sumisión. En la base del monumento se hallan ocho relieves rectangulares de bronce con escenas de la historia de Colom. Están representados: Colón solicita alojamiento en el monasterio de La Rábida; Colón explica su proyecto a fray Juan Pérez de Marchena, Prior del monasterio de La Rábida; presentación de Colón en la corte de los Reyes Católicos en Córdoba; Colón ante el Consejo reunido en el convento de San Esteban de Salamanca; Los Reyes Católicos prometen ayuda a Colón en Santa Fe; salida de Colón de Palos de la Frontera; Desembarco en la isla de Huanahaní el 12 de Octubre de 1492; y los Reyes Católicos reciben a Colón en Barcelona después del primer viaje. En el pedestal se hallan ocho escudos de localidades españolas y países americanos relacionados con Colón: Huelva, Córdoba, Salamanca, Santa Fe, Palos de Moguer, Puerto Rico, Cuba y Barcelona. En el capitel se encuentra también el escudo de Colón. En la base del monumento se emplazan ocho figuras de leones dispuestos de forma perimetral.

En su inauguración el 1 de Junio de 1888, presidida por la Reina regente María Cristina y el jefe de gobierno Sagasta, son invitados el rey de Italia Humberto I y el Alcalde de Génova y el Presidente de EE.UU. Cleveland. Nadie pensaba que Colón fuera catalán.



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