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El conocimiento de uno mismo, por Pedro Cuesta Escudero autor de Atrapado bajo los escombros

El conocimiento de uno mismo, por Pedro Cuesta Escudero autor de Atrapado bajo los escombros
sábado 08 de mayo de 2021, 11:13h
El conocimiento de uno mismo, por Pedro Cuesta Escudero autor de Atrapado bajo los escombros
El confinamiento prolongado ha hecho que estemos solos con nosotros mismos muchas horas. Hemos tenido reacciones que en situación normal ni las sospechábamos. Creemos que nos conocemos y resulta que somos unos grandes desconocidos para nosotros mismos. Es muy difícil llegar a conocernos. Sospecho que es algo imposible. Y necesitamos conocernos para poder controlar todas nuestras reacciones. Por ello otra vez recurro al libro “Atrapado bajo los escombros”, donde en la absoluta soledad, al límite de la locura, se fragua un personaje, del que podremos extraer provechosas consecuencias.
El conocimiento de uno mismo, por Pedro Cuesta Escudero autor de Atrapado bajo los escombros

Una de las labores más difíciles

“Yo creo que una de las tareas más difíciles es llegar a conocer la esencialidad humana, el comportamiento, las reacciones, la forma de ser de cada uno de nosotros, lo que en realidad somos.

Hay muchas incógnitas, muchos problemas que para la razón son irresolubles. Uno de ellos es, por ejemplo, la misma razón. ¿Por qué razonamos? ¿Dónde está la razón? ¿Qué es la razón? ¿Y la libertad? ¿Dónde se localiza la libertad en nosotros? ¿De dónde nos viene la libertad? En fin, hay tal gama de incógnitas que aprehender al ser humano en su individualidad es prácticamente imposible.

Aunque no nos podamos conocer racionalmente del todo no quiere decir que debamos inhibirnos en el empeño de saber más de nosotros mismos. Las ciencias que estudian al ser humano avanzan. La Psicología se ha adentrado sobremanera en la intimidad humana. El descubrimiento del subconsciente y del inconsciente, aparte de dejar patente la limitación de la consciencia, ha supuesto un paso gigantesco para la captación del hombre. Nos anima a pensar que podemos recorrer un largo camino.

El hombre compuesto de cuerpo y alma

La clásica concepción del hombre compuesto de cuerpo y alma nos conduce a una errónea interpretación del ser humano. Nos hace ver el profundo abismo entre cuerpo, materia, y alma, espíritu, ya que la correspondencia entre alma y cuerpo es tal, que un estudio separado rompe esa unidad que es el ser humano. Además hay que tener en cuenta que el ser humano no vive solo. Tiene una relación íntima con la especie, que evoluciona imperceptiblemente, y con el medio en que se desenvuelve. Es insuficiente hacer un estudio del hombre en general, sin tener en cuenta los factores que lo determinan, pues la intimidad entre la mismicidad del hombre y sus relaciones con la exterioridad van más allá de lo que a veces se piensa.

El ser humano es una combinación de diversos factores

Al ser humano se podría definir como una combinación de diversos factores. Y esos factores se localizan en los genes, en la cultura y en las circunstancias que lo rodean. Esas combinaciones se efectúan casualmente o por poderes desconocidos y en una pequeña proporción por nuestra libertad.

Empezamos que el emparejamiento de nuestros progenitores y el acto de procreación del que nacemos es el resultado de muchas posibilidades. Lo mismo que el que un espermatozoide entre miles de millones sea el que fecunde a uno entre muchos óvulos.

Por otra parte, yo mismo, si hubiera vivido en otra época, ¿sería el mismo que el que soy ahora? Si en vez de vivir en el medio en que me desenvuelvo, lo hiciera en otro, ¿sería el mismo? ¿Seré el mismo después de la terrible experiencia que estoy viviendo? ¿Soy el mismo de antes conforme voy viviendo? ¿Soy el mismo de cuando tenía cinco años? ¿Filosofaría Aristóteles de la misma manera si viviera en esta época?

Mi forma de ser, de actuar, de pensar, de comportarme, mi aspecto físico, mi todo, es una consecuencia de combinar muchos factores. Los factores físicos o biológicos y ambientales y los factores, llamémosles espirituales o cognoscitivos y culturales, están en tan estrecha relación que unos influyen en los otros, y viceversa, de una manera notable. El hecho de que los factores físicos del ser humano vayan evolucionando paulatinamente se debe a que el caudal racional va en aumento, o que las formas de pensar cambian, como también las actividades.

Somos únicos e irrepetibles

Por Matemáticas sabemos que con pocos elementos las combinaciones posibles son muchas. ¿Qué diríamos si todos esos factores son incontables? No hay, por ello, dos seres humanos idénticos. Aunque hubiera dos gemelos genéticamente iguales, cosa que es improbable, y tuvieran exactamente la misma educación, cosa que es altamente difícil, siempre habría una experiencia, un aprovechamiento que los diferenciaría. Lo que algunos aventuran de que la Genética podría “engendrar” un ser humano exactamente igual a un personaje histórico es enteramente falso e imposible. Se podrían clonar seres humanos, pero su ubicación en el espacio y en el tiempo los haría diferentes.

Además, tenemos libertad. Podemos escoger esto o aquello y, según por lo que nos decidamos, repercute en nuestra personalidad de una manera u otra. Si yo, en vez de venir a ejercer a Barcelona, me hubiera decidido por otra comunidad, seguro que no pensaría exactamente igual que lo hago ahora, luego no sería el mismo.

El ser humano continuamente se hace y se puede hacer algo a sí mismo. Aunque es ilusorio creernos que nos podemos hacer completamente a nosotros mismos. El poder de la libertad humana es muy limitado. La mayor parte de nuestra vida transcurre de una manera, dijéramos, automática, sin que nosotros intervengamos conscientemente

¿Se podría hacer más consciente nuestra vida?

Posiblemente teniendo un mayor conocimiento de nosotros mismos con detenimiento podríamos prever mejor nuestras reacciones. Por eso necesito estudiarme concienzudamente, pues en mi situación de absoluta soledad, al no tener a nadie que pueda prevenirme, los errores que cometa los pago muy caros. Después ya no sirven las lamentaciones. He de hacer, pues, de mi vida lo más conscientemente que pueda y dejarla transcurrir lo menos posible con automatismo y al azar.

Los seres humanos tampoco somos totalmente distintos unos de otros

Aunque no haya dos personas iguales, no quiere decir que todos los humanos seamos completamente distintos. En tal caso no habría ni sociabilidad. Hay ciertas combinaciones que son constantes en el ser humano en cuanto ser humano. Es decir, desde que el ser humano ya fue ser humano hasta que se acabe el género humano, hay unas constantes que son las que en general lo definen. Después hay otros factores que son privativos de una comunidad o de una cultura. También hay otros que son característicos de una época, de un medio geográfico, del medio ambiente, etc. Luego están los de las familias y, por último, las combinaciones que puede realizar cada individuo. Los factores que combinamos cada uno de nosotros son determinantes en la evolución del género humano. Y puede que el final del género humano sea responsabilidad nuestra, aunque es indemostrable, pues no habrá nadie para contarlo. Lo que quiero decir es que el devenir del género humano está en nuestras propias manos.

Qué se puede analizar y sintetizar del ser humano

Las características generales del ser humano, tanto en su aspecto fisiológico como en el psíquico se pueden analizar y sintetizar. No significa que después de ese estudio pueda deducir cómo soy yo exactamente, pero, al menos, se llega a una cierta aproximación.

Por otra parte, el conocimiento que podamos tener de los demás está en razón de cómo nos conozcamos a nosotros mismos. Ocurre que tenemos la tendencia de escudriñar a los demás antes que a nosotros mismos. Y eso que el conocimiento de uno mismo lo tenemos más cercano. Nos atrevemos a condenar a los otros, lo que no hacemos de nosotros mismos, porque siempre encontramos justificación a nuestro proceder. Ya se dice, que es más fácil ver la paja en el ojo ajeno que la viga en el nuestro. Por tanto una biografía es más sugestiva que una autobiografía. A muchos les da por escribir sus memorias, pero no hay que confundirlas con las autobiografías, ya que en las memorias generalmente se habla más de los demás que de uno mismo.

Pero para profundizar en una autobiografía hay que conocer y analizar todos los factores que rodean a la persona estudiada. Si esto ya resulta ser una tarea ardua, conocer las intenciones y las posibilidades de su libertad para combinar sus factores personales es rayano en lo imposible. Además, aunque se pretenda ser objetivo, hay muchas veces que, sin intentarlo siquiera, se falsea la realidad creando aspectos que están más de acorde con los criterios del biógrafo.

Da mejor resultado bucear en los personajes creados. Se pueden deducir de los personajes de las buenas novelas más peculiaridades que puedan enriquecer el conocimiento de nosotros mismos. ¿Cuántas veces al leer una novela nos sentimos identificados en algún momento con alguno de los personajes? ¿Por qué nos impactan muchas lecturas o la visión de películas o de obras de teatro? Porque se conecta con algún aspecto que lo es de nuestra forma de ser. En las buenas novelas, películas u obras de teatro se combinan situaciones `por las que bien podríamos pasar nosotros mismos.

Partiendo de situaciones y factores que bien pueden ser reales y combinándolos se crean personajes con vida propia. Un buen novelista permite que sus personajes marquen su propio derrotero y no el que desea el autor. Que D. Quijote no existió, no importa, pero tiene su propia vida. El hecho que no tuviera forma real no significa que no sea personal. Es el resultado de unas posibles combinaciones, como cada uno de los que vivimos de carne y hueso. ¿Por qué la segunda parte escrita por Avellaneda es distinta a la de Cervantes? Porque Cervantes y Avellaneda combinaron diferentes factores. Y el Príncipe de los Ingenios, al conocer con detenimiento la personalidad de D. Quijote, supo enfilar al hidalgo de la Mancha por el sendero en que había empezado a caminar en la primera parte. O sea, el análisis de una buena novela sirve para conocernos mejor.

La Regenta

Estos días he estado leyendo La Regenta de Clarín. A mi juicio es una de las mejores novelas de habla castellana. Y, lo que más me interesa ahora, me ha servido enormemente para profundizar en el conocimiento de mi mismicidad, pues se describe con mucho realismo a un variado surtido de tipología humana. No cabe duda que el personaje más atractivo por su riqueza interna y por la forma que lo ha tratado el autor es Ana Ozores, “La Regenta”. Un análisis de cómo ha ido gestándose la personalidad de Ana Ozores es el que más elementos me ha proporcionado para conocer mejor mi propia intimidad. No es cierto que para el conocimiento íntimo de un hombre no sirva el análisis psicológico de una mujer. No hay tantas diferencias entre uno y otro sexo como a simple vista parece haberla. A excepción de unas características muy específicas, hay más analogías que la interesada cultura machista ha querido ocultar, Tampoco hay ningún inconveniente que la educación de un chico pueda confiarse a la mujer. O viceversa, porque la sexualidad es una característica, no una esencialidad.”

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