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'La Enseñanza General Superior y los estudios universitarios', por Pedro Cuesta Escudero, autor de “Por una escuela pública de calidad. Bases para una educación íntegra”
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"La Enseñanza General Superior y los estudios universitarios", por Pedro Cuesta Escudero, autor de “Por una escuela pública de calidad. Bases para una educación íntegra”

miércoles 09 de diciembre de 2020, 09:57h
'La Enseñanza General Superior y los estudios universitarios', por Pedro Cuesta Escudero, autor de “Por una escuela pública de calidad. Bases para una educación íntegra”
Dentro de la Secundaria, además de la ESO, están englobados lo que ahora denominamos bachillerato y los ciclos formativos. El Bachillerato era el ciclo menor que conferían las facultades cuando las Universidades fueron creadas en la Baja Edad Media. Pero hace ya tiempo que esos estudios secundarios se realizan fuera y al margen de la Universidad, por lo que no tiene sentido que se les continúe denominando bachillerato y, máxime, si no hay que estructurarlos en función de la enseñanza universitaria. En los anteriores planes de estudio se perfilaba el último curso de Secundaria como preparatorios para la Universidad, los famosos Preu o el COU (Curso de Orientación Universitaria) de la Ley de 1970.
'La Enseñanza General Superior y los estudios universitarios', por Pedro Cuesta Escudero, autor de “Por una escuela pública de calidad. Bases para una educación íntegra”

Enseñanza General Superior

Sin embargo ahora, son solo dos años de estos estudios secundarios, y habiendo muchos alumnos/as que los cursan y luego no pasan por las aulas universitarias, no hay razón para seguir vinculándolos a la Universidad. Incluso si pensamos en los que van a pasar por las aulas universitarias, lo que se necesita es que lo hagan ya dotados de una amplia cultura general, pues, como se sabe, la dedicación de la Universidad solo se orienta en la investigación y en la preparación para la alta especialización. Y si esta etapa de la secundaria se centra en la trasmisión de una amplia cultura, creemos que la denominación que mejor le cuadra es la de Enseñanza General Superior (EGS).

Ni Ciencias ni Letras

Con la ESO se finaliza el proceso netamente educativo, el cultivo de las potencialidades de cada uno de los alumnos/as, su desarrollo, pero ahora hay que vestirlos, o sea formarles culturalmente a través de la enseñanza. Pero no consiste en vestir a unos de cintura para arriba y a otros de cintura para abajo. En vez de la clásica agrupación en alumnos/as de ciencias y alumnos/as de letras, que era la preparación para ingresar en las diferentes facultades universitarias (a lo que ahora se pormenoriza aún más con los bachilleratos humanístico, artístico y tecnológico), lo que hay que hacer es dotar al alumnado por igual de una cultura general y superior. Hay personas muy científicas y que son muy versadas en una materia determinada, pero son completamente ignorantes e inhábiles para tratar de otros asuntos que no sean de su exclusiva profesión, con evidente perjuicio del bien social, que exige cierta cooperación y cierta comunidad de ideas e intereses. Como soy de ciencias no entiendo de arte, o como soy de letras no entiendo de números, se suele oír con cierta frecuencia. Verdaderas barbaridades, que solo ponen de manifiesto la insuficiencia del sistema educativo. Lo que se necesita es una formación sólida y básica que dé el tono cultural del país y la maduración suficiente para poder enfrentarse a los retos y dificultades de los estudios posteriores. Ya vendrá después la especialización, hay tiempo.

Asignaturas troncales

En todo caso, y en atención a las distintas aptitudes, se debe ofertar en el segundo curso una serie de asignaturas troncales para que los alumnos/as elijan la que les cuadre mejor, según los estudios que desean continuar. Y no haría falta ni reválida, ni selectividad para ingresar en la Universidad. Esa asignatura troncal sería el puente para los estudios superiores, cuyo primer año sería un curso inicial y selectivo que abarcaría las materias básicas y comunes a diferentes profesiones afines: Ciencias Humanas y Sociales, Ciencias Jurídicas, Económicas y Sociales, Ciencias Experimentales y Matemáticas, Ciencias de la Salud, Ciencias de la Educación… En cursos sucesivos se iría perfilando la especialización. Sin la aprobación de esa asignatura troncal o alguna materia específica de los ciclos formativos superiores no se podría obtener el título de EGS (Enseñanza General Superior) No encontramos ninguna razón que explique, en una sociedad no elitista, que se pongan trabas, como reválidas o cualquier otra prueba selectiva, para acceder a la Enseñanza superior. En todo caso la selección se haría en el curso inicial de la Enseñanza superior.

Como la sociedad no se puede permitir el lujo de correr con los gastos de los alumnos/as que no aprovechan adecuadamente los estudios postobligatorios, se debe establecer una clara normativa que evite el eterno estudiante que arrastra asignaturas suspendidas año tras año, aunque habría que contemplar a los que compaginan los estudios con la vida laboral y alguna otra circunstancia.

Una Enseñanza Superior que dé más posibilidades de trabajo

Muchos estudiantes cuando llegan a la Universidad lo único que buscan son una enseñanza especializada postsecundaria, una enseñanza superior que dé más posibilidades de trabajo, por lo que necesitan profesores/as que les orienten básicamente en su preparación profesional y no profesores/as que hagan investigación. La causa principal del fracaso universitario está en muchos profesores/as universitarios que pretenden formar titulados a su imagen y semejanza, aunque más del noventa por ciento de los estudiantes universitarios, ni quieren, ni van a ser profesores/as o investigadores/as, sino que desean ser buenos profesionales y expertos en materias concretas que demandan las empresas y las Administraciones públicas. Y, como se sabe, la Universidad es una institución cultivadora de la ciencia, integradora de la actividad científica, donde los profesores/as se dedican básicamente a la investigación y a la docencia de la alta especialidad.

Las Universidades nacieron para poca gente y gente selecta, por lo que era relativamente fácil organizar la vida universitaria. Pero al popularizarse y masificarse, muchos de los alumnos/as se matriculan sin ninguna vocación investigadora, sino con la idea de obtener un título para trabajar, lo que produce una dislocación, que se traduce en ir desembarazándose a lo largo de los cursos de esa masificación en tal porcentaje que en otros niveles del sistema educativo sería tildado de escandaloso fracaso escolar.

Ante este fenómeno de la masificación se han arbitrado dos sistemas, al cual peor, establecer numerus clausus que obliga a la selección antes de empezar a estudiar, o llegar al cinismo de establecer un segmento de enseñanza universitaria de primera clase, privada y elitista, frente a otra enseñanza universitaria masificada y tildada de ineficaz desde criterios de rentabilidad y desde un balance de la función social.

Escuelas Superiores

Para atender a todos los que aspiran a un enseñanza especializada postobligatoria y, también para descongestionar la Universidad y pueda dedicarse a su objetivo principal, la investigación y la docencia de la alta especialidad, se hace necesario que cada centro universitario cuente con varias Escuelas Superiores ubicadas en diferentes poblaciones donde se imparta una enseñanza superior de orientación profesional con unos buenos resultados académicos y, también, donde haya una preocupación por las salidas profesionales y una preparación para conseguirlas. Unos centros que, en vez de establecer la selección como elemento decisivo, ponga el énfasis en preocuparse por las posibilidades de sus alumnos/as a fin de ofrecerles aquello que más les interesa.

Significa, pues, un nuevo planteamiento de todas las salidas profesionales que requieren una preparación superior por un periodo de tres o cuatro años (cursos) Y para los que quieran o necesiten licenciarse, doctorarse o hacer algún máster lo harían en una Universidad descongestionada y con una autonomía que se centrara básicamente en las libertades de cátedra, de investigación y de estudio.

Para el profesorado de esas Escuelas Superiores habría una plantilla fija de docentes especializados para estos cometidos, que se complementarían con profesores/as universitarios y profesores/as de secundaria. Las Escuelas Superiores tendrían dos funciones básicas, la trasmisión de conocimientos y la reproducción de fuerza de trabajo cualificado.

Misión de la Universidad

Por su parte la Universidad no sólo ha de trasmitir conocimientos, sino que lo ha de ir creando continuamente, pues su nota fundamental es la investigación. Toda la investigación tiene que ir unida a la Universidad, porque aquella es una carrera primordial dentro de la Universidad, es lo que permite realmente el avance del conocimiento. Para ello hay que desburocratizar lo más posible, tanto la Universidad, como la misma investigación. Mientras ello no se consiga se seguirán enseñando e investigando regiones de la realidad alejadas de las necesidades e intereses colectivos. Es necesario que la Universidad flexione sus estructuras para que de verdad las empresas puedan tener relaciones con ella en materia de investigación. Creemos que a través de Patronatos las empresas podrían participar activamente cerca de la Universidad, principalmente para invertir y participar en las investigaciones.

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