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 La catedral de Almería abarrotada para despedir a Gabriel.
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La catedral de Almería abarrotada para despedir a Gabriel.

martes 13 de marzo de 2018, 13:16h

La autopsia revela que Gabriel murió estrangulado el día de su desaparición. Fuentes de la investigación destacan que el cuerpo tenía restos de tierra.

Hasta la Catedral de Almería ha llegado el feretro de Gabriel Cruz, el niño de 8 años desaparecido el 27 de febrero en Las Hortichuelas de Níjar (Almería) cuyo cadáver fue localizado este sábado en el maletero del vehículo de la pareja de su padre, Ana Julia Quezada, en Vícar (Almería), donde la mujer fue detenida.

La capilla ardiente del niño ha permanecido desde este lunes instalada en el Patio de Luces del Palacio Provincial de la Diputación de Almería y este martes por la mañana ha sido trasladado a la catedral.

Más de 5.000 personas han pasado por la capilla ardiente en el Patio de Luces de la Diputación Provincial de Almería

El Palacio Provincial cambió de aroma gradualmente a lo largo de la tarde ante los centenares de ramos de flores blancas y coronas que los ciudadanos llevaron a los familiares con mensajes de afecto y dolor y que se han ido depositando en torno al pequeño y pálido féretro, rodeado de banderas a media asta machadas con un crespón negro y de dos fotos de Gabriel: una, la empleada en los carteles que anunciaban su desaparición, y otra, enmarcada en dorado en la que parece con su bufanda celeste, la misma que su madre, Patricia Ramírez, no se ha quitado desde que se perdiera la pista del menor.

El tapiz azul sobre el que se asentaba el féretro de Gabriel se convirtió en un profundo mar azul tras quedar cubierto por completo por las decenas de peces, en dibujos, peluches, pegatinas y demás adornos y entretenimientos infantiles, que les han ofrecido como obsequio tanto adultos como niños de su misma edad, quienes también lenaron un gran mural ubicado a la salida con mensajes llenos de amor y donde lo más bochornoso es el rédito mediático que ha pretendido sacar el PP pareciendo desde el ministro Zoido, hasta Gabriel Amat, pasando por Matarí, juanma Moreno o Rafa Hernando unos dolientes más.

Ha quedado patente como el PP utiliza al pequeño Gabriel para hacer campaña por la prisión permanente revisable. Rafaél Hernando ha aprovechado para reclamar “reflexión” a PSOE y Podemos para que la “asesina” sea castigada. Lo hizo en la capilla ardiente del pequeño Gabriel. Que mejor sitio para hacer campaña a favor de la prisión permanente revisable, que se debate esta semana en el Congreso. Hernando pidió a los partidos que respaldan su derogación una “reflexión” para que "caiga con toda la fuerza con la que tiene que caer sobre personas como la asesina de Gabriel Cruz". Posteriormente insistió a través de su cuenta de Twitter. Pero Hernando tampoco dudó en utilizar los casos de Diana Quer, Marta del Castillo o Jeremy. En este sentido, recordó que sus padres acudirán al debate para buscar una rectificación de los grupos que se oponen al mantenimiento de la prisión permanente. Las familias han presentado tres millones de firmas.

Desverguenza absoluta, indecencia en grado sumo que retrata la catadura moral de los que aprovechándose de la buena fe de los padres del niño, han utilizado la muerte del pequeño para hacer política. Un espectáculo nauseabundo que es de obligado cumplimiento denunciar, despues de que ayer viéramos como la Guardia Civil llevaba a Ana Julia hasta el lugar donde ocultó el cadaver de Gabriel.

Fría, muy fría, así se mostró Ana Julia Quezada cuando la Guardia Civil la llevó ayer lunes a los escenarios de Níjar (Almería) donde presuntamente asesinó al pequeño Gabriel Cruz, de ocho años, y ocultó su cuerpo. La autopsia reveló que el niño fue estrangulado el día de su desaparición, el 27 de febrero. Ella, dominicana de 43 años y pareja del padre de Gabriel, fue detenida el domingo cuando llevaba el cadáver del menor en el maletero de su coche para cambiarlo de sitio y evitar que lo encontraran los agentes. En 1996 una hija suya de cuatro años murió en Burgos en extrañas circunstancias.

Ana Julia Quezada pasó este lunes su primer día en un calabozo de la comandancia de la Guardia Civil de Almería acusada de la muerte del pequeño Gabriel Cruz y a la espera de que se le tome declaración un juez. Los investigadores de la Guardia Civil tienen un margen de 72 horas antes de ponerla a disposición judicial.

Pese a haber sido sorprendida in fraganti el domingo por la mañana con el cadáver del pequeño en el maletero de su coche dispuesta a cambiarlo de sitio para evitar que fuese encontrado, Ana Julia se mostró este lunes completamente hermética.

Frente a su mutismo, la autopsia del cuerpo del niño arrojó información sobre el terrible suceso. Según el informe preliminar realizado en el Instituto Anatómico Forense de Almería, Gabriel murió estrangulado el día que desapareció. Su pequeño cuerpo, de apenas 24 kilos, presentaba señales en el cuello y se encontraba “manchado de tierra”, según fuentes de la investigación.

La detenida no abrió la boca en los registros a los que fue acompañada por los investigadores para reconstruir lo ocurrido. De la mano de los agentes de la Policía Judicial de Almería, de los de la Unidad Central Operativa (UCO) y de los de la Sección de Análisis del Comportamiento Delictivo llegados de Madrid, recorrió los escenarios relacionados con el horrible crimen.

Primero la casa, el pozo y el depósito de agua de la finca de Rodalquilar, a cuatro kilómetros de la casa de la abuela paterna en Las Hortichuelas, donde desapareció el pequeño. La finca, de la familia del padre del chiquillo, Ángel Cruz, era el lugar elegido por la pareja para instalarse próximamente, cuando terminasen de arreglar la vivienda. Por ese motivo ella tenía las llaves.

La amplia finca fue inspeccionada por los familiares, “varias veces, con la idea de que el niño pudiese estar allí, vivo”. Tanto la casa como los pozos. Pero no encontraron nada, lo que lleva a pensar a los investigadores que lo pudo mover varias veces. La propiedad privada iba a ser rastreada por los agentes, que progresivamente centraron sus sospechas en Ana Julia. De hecho, le hicieron saber de manera indirecta que iban a acudir al lugar. Y que tenían los registros de unas cámaras de un hotel de Las Negras —a tres kilómetros de donde se le perdió la pista al pequeño— en los que supuestamente se la podía ver a ella. Todo ello hizo que se pusiera nerviosa y precipitara su actuación, tal y como esperaban los investigadores.

A falta de que declare, los agentes sospechan que la detenida intentó alejarles de ese punto colocando una camiseta del niño en la zona de la depuradora de Las Negras, donde ella dijo luego haberla encontrado, a los cuatro días de la desaparición del pequeño. Del mismo modo que insistía a los familiares en dar una recompensa de miles de euros, pese a que la Guardia Civil aconsejaba lo contrario porque las llamadas en ese sentido podían interferir, desviar y retrasar la investigación.
En los días previos al fatal desenlace, los padres de Gabriel actuaron como cómplices de los agentes de la Guardia Civil, evitando levantar sospechas que escamaran a la que ya era sospechosa número uno del caso. “Yo, aunque no podía decir nada para no interferir en la investigación y poner en riesgo la vida de mi pequeño, intentaba ablandarla con mis palabras”, reconoció la madre, Patricia Ramírez, en una entrevista radiofónica en Onda Cero.

Los registros también se llevaron a cabo en Puebla de Vícar, donde vivían Ana Julia y el padre del niño, Ángel Cruz. Fue el lugar donde la detuvieron al medio día del domingo, cuando iba a acceder al garaje de la vivienda. En ese momento incluso trató de exculparse: “Yo he cogido el coche esta mañana”, gritó. Aunque acto seguido,según relataron testigos, dijo: “Lo siento, te quiero”. Pasaron cerca de dos horas en la casa que compartía con Ángel Cruz en esa población, a más de 70 kilómetros de Rodalquilar, Las Hortichuelas y Las Negras, la zona que ella mejor conocía y adonde llegó hace cinco años junto a su anterior pareja. Ambos regentaron un pub en Las Negras.

La declaración de Ana Julia es clave para despejar las dudas sobre lo ocurrido: cómo, cuando, dónde y por qué mató al pequeño Gabriel. La hipótesis que gana peso según avanza la investigación es que el móvil sería emocional, por los celos y el estorbo que suponía para su vida con Ángel el pequeño Gabriel.

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